capitulo 4

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Fue Dillon quien habló, dirigiéndose a él:

–¿Entonces no crees que un centro comercial allí sea buena idea
ahora mismo?

–"No, no lo es. South Beach es una zona estupenda, pero hay serios problemas laborales y los costes de construcción están por las nubes.
Una empresa monopoliza el mercado y está subiendo los precios deliberadamente, de modo que no es una situación que nos interese ahora mismo. Además, hay montones de centros comerciales por allí.

Sabía que eso no era lo que los miembros del consejo querían escuchar. Durante años, Blue Ridge había jugado con la idea de crear un enorme centro comercial en South Beach, pero no habían encontrado el momento y seguían sin encontrarlo.

–Hay un lucrativo sustituto en Florida que me gustaría tomar en consideración.

–¿Dónde estaría? –preguntó Riley–. ¿En West Palm Beach?

–No –respondió Mile–, más al norte. Es una de las islas que hay entre Carolina del Sur y Florida, Amelia Island.

Dillon ebozó una sonrisa.

–Estuve allí una vez en una reunión, Me llevé a Pam y nos quedamos una semana. Es un sitio pequeño, agradable, muy relajante, Además, tiene seis o siete campos de golf.

–Y mientras tú jugabas al golf, ¿qué hacía Pam? –le preguntó Mile.

Dillon arrugó la frente, intentando recordar.

–Creo que estuvo en un spa.

–Piensa en todas las cosas que podría haber hecho si hubiera un centro comercial en la isla. Los clientes que pueden permitirse un jet privado cenan en restaurantes exclusivos, compran grandes marcas...
Mile se dio cuenta de que estaban interesados.

–¿Y el coste de la mano de obra y la construcción? –preguntó Stern.

–Es aceptable. El único problema que podríamos encontrar es que a algunos de los lugareños no les guste la idea de tener un centro comercial en su isla, pero la persona con la que he hablado, que vive allí, dice que
ese segmento de población es cada día más pequeño y los más jóvenes quieren que Amelia Island se convierta en un sitio de vacaciones de lujo.

Canyon ebozó una sonrisa.

–Sugiero que hagamos un estudio de mercado para ver si es viable, pero en principio me parece buena idea.
Una hora después, Mile estaba de vuelta en su despacho. Como la reunión había empezado a las diez, había tenido tiempo de ir a buscar a Apo, llevarlo a su casa y volver a la oficina. Lo había dejado en el jacuzzi, pero en aquel momento estaría durmiendo, que era lo que necesitaba.
Y como la señora de la limpieza había ido el día anterior, la casa estaba en perfecto estado de revista, con la nevera llena.

Tenía una reunión esa tarde, pero estaba deseando volver a casa… para ver si Apo había descansado. Solo eso, se dijo a sí mismo. Nada más. No era su primer invitado y no sería el último ni la ultima, pero había estado
pensando en el durante días. ¿Por qué?
Estaba guardando unos documentos cuando le sonó el móvil y tuvo que sonreír al ver que era su hermano mellizo.

–Dígame, Doctor Romsaithong.

–Suena bien, ¿verdad? –su hermano soltó una carcajada.

–Estupendamente. ¿Cómo va todo? Le Pregunto Mile.

–Bien. ¿Cuándo vas a venir a verme? _Dijo su gemelo.

Mile se echó hacia atrás en el sillón.

–Pensaba ir a Charlotte este mes, pero…

Un Hombre Auténtico Y UnicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora