10

1.1K 165 2
                                    

Stefan

—No debiste—Miriam habla en mi oído y giro mi cabeza en su dirección.

Sus ojos son pálidos, blancos. Sin vida. Su vestido tiene enormes manchones de sangre y su cabello se encuentra mojado de esta misma.

—¿Debí qué?—pregunto en un murmullo, mirando a todos lados para intentar descifrar donde estoy.

Parece el sótano de mi antigua casa. La casa de mis padres adoptivos.

—No debiste involucrarte con esa mujer—sus manos rodean mi cuello, apretando con tanta fuerza que comienzo a quedarme sin aire—. Nos mataste. ¡Tú nos mataste!

Sus uñas se clavan en mi garganta e intento gritar cuando siento que me desgarra, pero nada sale de mis labios.

—No...—jadeo— miriam, yo jamás...

—¡Es tu culpa!

Me levanto de golpe.

Respiro profundamente, me llevo la mano al cuello y me obligo a calmarme cuando no siento más que mi pulso acelerado bajo mi pulgar.

Otra pesadilla.

Pasa constantemente. Más constante de lo que me gustaría.

Suelo ver de nuevo esas imágenes de mis niños, de mi hermana, tirados en el suelo sangrando, masacrados.

Sino, entonces lo veo a alguno de ellos, los veo morir, intento llevar a ellos pero nunca es posible porque algo me retiene.

El de hoy es nuevo. Es nuevo y me perturba pensar que quizás sea un mensaje, que mi hermana verdaderamente me culpa de lo que pasó.

No sé qué hacer. Recé a dios y les pedí perdón tantas veces... pero creo que no podría culparlos si verdaderamente me odiaran. Es en parte mi culpa lo que les pasó.

El sonido de un chapoteo a lo lejos llama mi atención, y frunzo el ceño mirando en dirección a la ventana antes de levantarme de la cama y caminar hacia ella.

Mi habitación es la última en el pasillo del ala. Mis ventanas dan a la parte trasera de la casa, así que puedo ver abajo la piscina más grande y elegante donde ahora nada la general... Ayleen. Solo Ayleen.

Dios. Es... preciosa.

Nada lentamente, como si estuviera disfrutando todo lo posible de ello. Su cuerpo se refleja debido a las luces integradas de la piscina y quiero reprenderme por no poder apartar mis ojos de ella.

Su cabello rubio flota tras ella, largo, como si dejara una estela de luz por dónde ella nada. Su cuerpo es esbelto, pero tiene unas curvas bien marcadas. Una cintura pequeña, caderas grandes y piernas tonificadas.

Mi polla comienza a endurecerse y me alejo de la ventana inmediatamente. «No es correcto»

Me apresuro a salir de mi habitación para buscar algo de té que pueda calmar mi corazón y mi cabeza, porque sin duda debo comenzar a pensar con claridad.

Esa mujer es la más hermosa que he visto en mi vida, pero no es correcto que la aseche como un acosador, ni que me sienta de esa forma al verla.

Sin duda lo que pasó en el mediodía hizo estragos en mi pecho. Sus labios rozando mi mejilla aceleraron mi corazón de una forma antinatural y sus palabras tan suaves y seguras me envolvieron, calmaron un poco esa pesadez dentro de mi y no creí que eso fuera posible.

Fue... extraño, nunca esperé escuchar esas palabras de una mujer con su historia. Pero creo que ya es hora de que entienda que lo que se sabe y lo que es son dos cosas distintas.

Take My Soul [Stefan Gelcem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora