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—¿Qué hay de tu vida?—pregunta Stefan y respiro profundo—. Ya hemos hablado suficiente de la mía.

—Bueno... ¿qué tal si traes el postre? Necesitaremos algo dulce.

Sonríe, levantándose para apresurarse dentro.

Respiro profundo de nuevo, mirando a mi alrededor con una pequeña sonrisa. «Es lindo. Todo se ve como si él hubiera pensado en todos los detalles, puesto que hay un par de mantas cerca»

Hace un tiempo que no venía aquí, parece que los trabajadores que vienen una vez al mes a limpiar la mansión lo mantienen bien.

—Escuché de los niños que las oreos son tus favoritas. —Stefan sale de nuevo, acercándose con una charola—. Así que... tarta de oreo.

—Mmm, pusiste atención a todo. —Sonrío, viéndolo cortar dos pedazos que deja en los pequeños platos de cristal.

Tomo una cuchara y me acerco un bocado, inhalando profundamente ante el sabor dulce y delicioso combinado con el chocolate de las oreos.

»Está increíble, Stefan. —Le ofrezco una sonrisa y sus ojos brillan con un orgullo que me enternece—. ¿Puedes cocinar siempre? Joder, es de lo más increíble que he probado.

—Con gusto cocinaría para ti, pero tengo una condición. —Me acerca otro bocado y lo tomo, levantando las cejas.

Tomo mi copa para refrescar mi garganta.

—¿Qué condición?—pregunto después de tomar un sorbo del vino.

—Mi paga serás tú. —Se inclina y me roba un beso, haciéndome sonreír sobre sus labios—. Tus besos.

Mi corazón salta ante su petición y es algo extraño, pero que no me disgusta en lo absoluto.

—Suena como un trato beneficioso para ambas partes—llevo una de mis manos a su nuca, acercándolo a mi para besarlo.

Gimo cuando su lengua se adentra a mi boca, acariciando la mía con una lentitud exquisita, permitiéndome sentir y disfrutar cada momento del beso.

—Entonces... tu vida—murmura y me quejo. Él ríe—. Quiero saberlo. Quiero conocer más de ti, Lena.

—Mhm. —Suspiro, apartándome para tomar la copa y beber un sorbo de vino—. Bueno... mi padre es ruso, mi madre es Irlandesa. Se conocieron en Londres, en una misión de mi padre.

»Mi padre es un manipulador nato, y al fijarse en mi madre, dándose cuenta que a ella no le interesaba él... comenzó a acercarse. —Ruedo los ojos—. Con el tiempo se la ganó, con manipulaciones que le hacían creer que él iba a darle la luna y las estrellas. Y se casaron un año después; yo nací nueve meses después de eso.

—Eso fue... rápido.

Demasiado. Pero qué puedo decir, mi padre es un maldito imbécil que siempre se sale con la suya. «Bastardo»

—Lo fue. —Asiento—. Mi padre le fue infiel el día que nací, ¿sabes por qué?—Lo miro y niega—. Porque no le dió un niño.

—Eso es horrible. —Frunce el ceño—. Tu padre es un imbécil. Sin ofender.

—No me ofende. —Resoplo—. Embarazó a más de una de sus amantes pero... ninguna llegó a dar a luz. Siempre perdían los bebés. —Me lamo los labios—. Después de años de infidelidades, obligado a ponerme como heredera porque ninguna de sus amantes le daba un hijo... me puso como su heredera. —Río secamente—. Como si quisiera la maldita KGB.

La KGB es una gran organización; pero tengo mi propio imperio. Y aunque no lo tuviera, no quiero nada que me relacione con ese hombre.

»Mamá escapó conmigo a Irlanda y le ofreció información de la KGB al líder de la mafia irlandesa a cambio de protección. —Tomo otro bocado de la tarta y trago antes de seguir hablando—. Él se enamoró de mi madre y ella... ¿has visto imágenes de Hunter? Joder, por supuesto que se enamoró de él también. —Río—. Tuvieron a mi hermano, él era un gran padre y padrastro. Ella... bueno, mi madre no tiene un gran instinto maternal.

Take My Soul [Stefan Gelcem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora