Almas Reencontradas - Freenbecky

La jugada.

Pov de Freen.

Todo estaba muy raro. Habían cosas que no me convencían respecto a los informes de finanzas de la empresa de Becky.

Hoy Becky tenía cita con el fisioteraupeuta. Ya hacía un par de días desde que había logrado dar unos pasos. Aún tenía que sostenérse con fuerza del algo y podía caminar solo distancias pequeñas pero ya era un gran avance.

Ella era todo lo que me importaba en este momento, pero tenía que seguir manejando el orfanato y además ahora, revisar lo de su empresa.

Hace un tiempo, comencé a investigar para poder poner mis propiedades a nombre de Becky y de Atid. También quería que tuvieran mi compañía. No era por ningún motivo en específico, solo quería que ambos tuvieran su patrimonio asegurado. Sin importar que Atid tenga otra familia que lo proveerá.

También tenía en mis planes fundar una empresa pero con Becky. Quería que ella tuviera el cincuenta y uno por ciento para yo quedarme con el cuarenta y nueve.

¿Las razones?

Quería tener todo establecido para casarme con ella y poder empezar a formar una familia.

Sabía que no sería con Atid, tristemente pero tenía que seguir adelante. Podíamos construirla de igual manera.

Planeaba que algún día ella, mi esposa y la madre de mis hijos lo tuviera todo. Quería que todo lo mío fuera de ella y yo no quería nada a cambio, solo su bienestar y su felicidad.

Quería  algún día poder contarle a mis hijos que su madre significa todo para mí y que haría y daría todo por ella. Quería enseñarlos a respetarla y a amarla tanto como yo lo hago y quería que todos la priorizáramos.

Estaba loca de amor por ella.

Esta mañana, me levanté y la llevé a la clínica. Ella estaba a punto de pedirme que le ayudara a bajar cuando me entró una llamada al celular.

Número desconocido.

Le dije a Becky que me diera dos minutos y contesté.

-¿Freen? -Preguntó. -Soy Aynur.

Puse el celular en altavoz para que Becky escuchara.

-¿Cómo estás, Aynur? -Pregunté de vuelta. -¿Todo bien?

-Espero que no estés ocupada. -Comentó. -Quería invitarte a tomar un café.

-Sí estoy ocupada. -Admití -Traje a mi novia a su consulta y después tengo trabajo.

-¿No harías ni cinco minutos por mí? -Cuestionó.

Becky giró los ojos.

Ella se acercó a mi oído.

-Dile que sí. -Pidió. -Quiero saber qué te dice.

Hace unos días me había reencontrado con Aynur después de años y Becky aseguraba que ella me estaba coqueteando. Yo no lo sabía, no podía negarlo ni aceptarlo.

La verdad es que no importaba si lo estaba haciendo o si no, a Becky no le agradaba y yo no haría nada por incomodarla.

La miré confundida y ella asintió.

-De acuerdo. -Acepté. -Siempre tengo un poco de tiempo para viejos conocidos. Solo déjame avisarle a mi novia.

Becky trató de ocultar su sonrisa.

-No va a pasar nada por un día que salgas conmigo. -Comentó. -¿Ó sí?

-Para nada. -Respondí. -Ella sabe que solo somos conocidas.