Atid

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Pov de Becky.

-¿Dos semanas? -Preguntó en cuanto llegamos a su casa. -No puedo estar lejos del orfanato tanto tiempo.

-No tenemos que ir. -Respondí. -Podemos quedarnos.

-Deberías ir tú, si quieres. -Sugirió. -Es tu familia, deberías pasar tiempo con ellos.

La miré atentamente.

-No quiero tener que extrañarte. -Agregué.

Ella me miró con ternura.

-Puedo ir un par de días y luego regresar. -Comentó.

Sonreí.

-Eso estaría bien. -Acepté.

-¿Cuándo tendríamos que irnos? -Preguntó.

-En un par de horas si queremos llegar no tan tarde. -Contesté.

Ella asintió y se fue a su cuarto. Enseguida noté que sacó una maleta para empezar a empacar.

La notaba rara, ¿O solo eran ideas mías?

-Babe... -La llamé. -¿Todo bien?

Ella se detuvo un momento.

-Tu papá sabe que estamos juntas. -Dijo. -Alice se lo dijo.

La miré confundida.

-¿Él te lo dijo? -Cuestioné.

-Sí. -Afirmó. -Dijo que quería que yo fuera a sus vacaciones para que tu mamá me conociera mejor antes de decirselo.

-¿Por qué no me lo dijo a mí primero? -Me pregunté a mí misma en voz alta.

-No lo sé. -Respondió.

-Bueno, no importa. -Agregué. -Lo importante es que ya lo sabe y se lo tomó bien.

Ella asintió y siguió con su maleta.

Después de un tiempo tomamos nuestras cosas, las subimos al carro y nos dirigimos al lugar en donde estaban las cabañas.

Ellos ya estarían allá cuando nosotras llegaramos.

Fuimos escuchando música y cantando durante todo el camino hasta que volví a notar a Freen preocupada cuando ya estábamos a punto de llegar.

-¿Qué pasa? -Pregunté preocupada.

-En realidad no lo sé, Beck. -Admitió. -Tal vez solo estoy pensando de más.

-Compártelo conmigo y te digo. -Sugerí.

Ella me miró y suspiró.

-¿Tus papás ya sabían que te gustaban las mujeres? -Preguntó.

-Sí. -Confirmé. -Desde hace bastante tiempo. Siempre se lo tomaron bien.

-No quiero sonar paranóica, pero noté un poco rara la conevrsación con tu papá. -Agregó.

-¿Rara en qué sentido? -Cuestioné.

-Eso es lo que no logro descifrar. -Contestó.

-Mi papá es un hombre honesto. -Aseguré. -No creo que te haya dicho nada con dobles intenciones.

Ella asintió.

-Lo siento. -Dijo. -No quería hacer un drama de algo tan sencillo.

-No te disculpes. -Respondí. -Puedes hablar conmigo de lo que sea, siempre.

Sonrió.

Cuando llegamos, bajamos nuestras cosas del maletero y enseguida nos recibió mi hermano.

-Cabañas separadas para que no sea obvio. -Comentó.

Almas Reencontradas - FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora