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"Espero que estés en tu casa, Lix voy para allá" Leí el mensaje de Changbin, el cual me llegó unos cinco minutos después de que entrara a mi apartamento, encontrándose vacío.

Era algo curioso el cuán rápido nos hemos acercado, supongo que tenemos muchas cosas en común como para ignorarlas.

"Si, pero espero que hayas cenado, yo ya lo he hecho, aunque si quieres preparamos algo para esta noche los dos juntos" Le respondí por mensaje, solo esperaba que no estuviera conduciendo solo para no haber ningún accidente.

Me quede pensando en el salon, aun con mi ropa de salir puesta, que habría sido de mí si hubiera sido Changkyun el enviado a un orfanato, o Chan o Hwasa, aunque en el fondo sabía que yo era el pequeño de los cuatro y entendía el porque fuí elegido yo, por descarte, eso lo tenía claro. Siempre me imaginé teniendo hermanos, pero no sabia que en realidad tendría tres, de sangre.

Seguía siendo raro pensar "Voy a conocer a mis padres." siempre lo fue, imaginarlo, fantasear, pero se acercaba la fecha y no sabía cómo reaccionar, era muy extraño, e impactante.

Escuché el timbre sonar y me levanté. Caminé sigilosamente hacia la entrada, últimamente era un hábito desde que me enteré de que Chan antes me vigilaba y de mi ex como pizzero. Acerqué mi ojo al mirador, y claro, era Changbin.

Abrí la puerta y lo encontré sonriendo, le devolví la sonrisa y besé sus labios, antes de dejarle entrar.

-Leí tu mensaje, quieres que preparemos algo o tienes la barriguita llena-Dice haciendo puchero, imitando un bebé.

Me reí, él siempre me anima el humor.

-Nah, venga a hacer algo de comer, seguro que hoy no has comido lo suficiente, tienes cara de haber estado toda la tarde ocupado, además, tus músculos necesitan energía, Binnie.-Dije sonriendo coqueto, posicionando detrás suya y abrazandolo por los hombros.-¿Tienes pijama? o ¿te presto uno?, tengo uno que me queda un poco más grande, a lo mejor te queda mejor a tí.

-Cute.-Me halagó Changbin doblando un poco sus rodillas para alcanzar mis muslos y agarrarme los par, subiéndome a su espalda.

-¡A quién llamas cute!-Exclamé ofendido, dando pequeños manotazos en sus hombros.

-Admitelo Lixie, eres como un lindo pollito.-Dijo, pude notar su pequeña sonrisa agrandar sus mofletes.-Escogeré la opción de usar tu pijama.-Empezó a caminar hacia mi cuarto.

[...]

Mi puerta fue abierta por un Changbin con un bonito pijama rojo, haciéndolo ver más jóven y menos amenazante.

-Te ves muy mono.-Dije yendo a abrazarlo y apretarlo contra mí.-Ya casi no pareces un jefe de una mafia.-Dije riendo

Changbin se río divertido.

Después de intercambiar risas y halagos, Changbin y yo nos dirigimos a la cocina para preparar algo de comer.

-¿Qué te parece hacer pizza?-propuse, mientras extendía la masa sobre la encimera.

Changbin asintió con entusiasmo, y comenzamos a crear nuestra obra maestra culinaria juntos. Entre risas, ingredientes esparcidos y una que otra discusión sobre la cantidad de queso que debíamos agregar, el ambiente se volvía cada vez más ligero.

Después de colocar la pizza en el horno, decidimos tomarnos un breve descanso y relajarnos en el sofá del salón. Changbin se recostó, y yo me acurruque a su lado.

¿Has pensado más en lo de conocer a tus padres? - preguntó Changbin, tocando un tema más serio.

Suspiré antes de responder, admitiendo la mezcla de emociones que me invadían.

-Es extraño, Binnie. Siempre he imaginado este momento, pero ahora que se acerca, no sé qué esperar. ¿Y si no cumplen con mis expectativas? ¿Y si no les agrado?

Changbin acarició suavemente mi cabello, brindándome consuelo.

-Lix, no tienes que preocuparte por eso. Eres increíble tal como eres, y si no les gustas, será su pérdida. Pero estoy seguro de que te amarán tanto como yo lo hago.

Su dulce respuesta me reconfortó ruborizándome, y decidí no pensar demasiado en aquello por ahora.

La pizza estaba lista, y mientras disfrutábamos de nuestra creación, la atmósfera se tornaba más íntima. Changbin me miraba con una mezcla de deseo y cariño, y supe que la noche daría un giro diferente.

Después de la cena, recogimos los platos y nos dirigimos al dormitorio. La tensión sexual entre nosotros era evidente, y ambos sabíamos que no podríamos resistirnos más.

Changbin me atrapó suavemente contra la pared, sus labios encontraron los míos con pasión. La atmósfera se llenó de gemidos y susurros mientras nos entregamos al deseo que había estado ardiendo entre nosotros.

Nos perdimos juntos en la oscuridad, explorando los rincones más íntimos de nuestras almas, fusionándose en un lazo que trascendía el tiempo y el espacio.

En traje. Changlix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora