Alyssa [Massimo X Lectora] [365 Días] [En Pausa]

CAPITULO II

╰☆☆CAPITULO DOS☆☆╮

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lyssa

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Unos consistentes golpes en la puerta me despiertan de mi largo sueño mientras mi cabello está hecho nudo y en mi barbilla hay baba seca. Doy el pase y la misma señora que me trajo a esta habitación perteneciente a Massimo, entra y me mira con una sonrisa de ternura.

— Mi niña, ya casi es la cena — me avisa mientras camina hacia la cama y me ayuda con las sábanas negras que cubrían mi pequeño cuerpo —. Lávate esa cara y baja a cenar, no tardará en llegar el señorito Massimo y tienes que estar presentable.

Yo asiento mientras la miro marcharse con una sonrisa en su cara, esa señora es puro azúcar y golosinas al parecer. Me levanto con pesadez en mi cuerpo y abro con algo de esfuerzo la gran puerta de cristal del que es el baño, me miró al espejo, mi cabello hecho un nido de pájaros y mis ojos llenos de lagañas.

Mi mano abre la llave y veo como sale el agua cristalina de la misma, remojo mis manos y las llevo a mi cara levando la misma. Me seco mi rostro y cierro la llave del agua.

Salgo de la habitación mientras camino por el largo pasillo y bajo lentamente las escaleras para ir a la planta baja de este gran lugar.

Bajo mientras busco con la mirada algun indicio que me digo donde se encuentra el comedor y por mucha suerte la encuentro sin perderme completamente en este enorme lugar.

Abro las puertas del comedor y dos ojos marrones oscuros me reciben con una gran mirada intensa, miraban cada movimiento mío fijamente. Tragó en seco mientras me hace una señal de que me acerque a él. Camino dando mis pasos cortos por la enorme mesa del comedor.

Cuando llegó al lado izquierdo de el su mirada se pasa en mi cuerpo y me recorre con la misma y luego la posa sobre mis labios entre abiertos que sueltan un jadeo mudo; su ceño se frunce y sube su mirada a mis ojos.

— Toma asiento, Alyssa — me ordena mientras se levanta de su silla y señala la continúa a él y que se encontraba justo a mi lado. Massimo mueve la silla para que yo tomé asiento y apreciando su caballeroso gesto tomo asiento.

Después de cada uno estar en su respectivo lugar sentados y cómodos entran cuatro chicas y una de ellas con un carrito lleno de platillos. Empiezan a acomodar todo en la gran mesa y ordenadamente, dejan un plato frente mío que es lo que será mi cena y en mi lado derecho ponen una copa completamente vacía y a mi lado izquierdo un flan como postre.