Cuando Hermione despertó, horas después, se encontraba en una habitación completamente diferente y acostada en un simple e incómodo catre.
Su cabeza palpitaba de manera infernal y lo único que registraban sus oídos era un agudo pitido como los de las máquinas del hospital, por lo que tuvo que obligarse a regular su respiración y permanecer acostada cuando todo lo que quería era agarrar a su amigo y asegurarse de que estaba bien.
—Estás despierta, bien —escuchó que alguien hablaba en un tono bajo y ronco, ¿un goblin tal vez?, recordaba estar en Gringotts antes de desmayarse. Hermione gruñó — ¿cómo te sientes? —le preguntó la voz —quédese cómo está señorita Potter, se golpeó muy fuerte en la cabeza cuando esa gran ola de magia negra fue expulsada de la piedra de genealogía...
Hermione se sintió confundida, ¿qué señorita Potter? Ella era Hermione Granger, y él único Potter que conocía era su amigo Harry, además, ¿de que estaban hablando? ¿magia negra? ¿era eso otro tipo de magia oscura? ¿qué había pasado en la habitación con la piedra?
—¿Qué...? —preguntó intentando levantarse, pero las manos del goblin lo impidieron.
—Quédese acostada señorita Potter, lo digo en serio —repitió frunciendo el ceño.
—¿Qué señorita Potter? —preguntó con voz rasposa y cansada —soy... me llamo Hermione Granger— explicó insistente Hermione mirando directamente a los ojos negros del goblin, que ahora sabia era mujer. Intentó levantarse nuevamente, pero volvieron a impedírselo duramente —¿dónde está Harry?
—Su hermano se encuentra bien, todavía está descansando, usted es la primera en despertar.
—¡¿Qué hermano?!¡¿de qué está hablando?! ¡¿dónde está Harry?!—preguntó nuevamente Hermione, la histeria brotando de sus labios —¡Harry! —llamó a gritos a su amigo, completamente levantada del catre —¡Harry!
—Baja la voz Mione —gruñó su amigo, a unos cuantos metros de ella. Hermione suspiró aliviada, volteando la cabeza para verlo y gimiendo cuando un fuerte dolor la martilleó por ese movimiento.
—¿Estás bien Harry? / ¿Se encuentra bien señor Potter? —preguntaron la bruja castaña y la goblin al mismo tiempo.
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó el muchacho. Cubriendo sus ojos con uno de sus brazos, por suerte para la curandera, el joven no se había movido ni un centímetro, mucho mejor que Hermione.
—¿Cómo se siente señor Potter? —lo ignoró la curandera, aún al lado de Hermione, evitando que la imprudente muchacha saltara de su catre ante los gemidos de dolor de su amigo.
—Como si un elefante bailara en mi cabeza —murmuró Harry, su experiencia con Madame Pomfrey asegurándole que no obtendría respuesta alguna si él no contestaba las preguntas de la sanadora primero.
La curandera asintió —no que el muchacho se diera cuenta— y se movió para quedar a su lado, levitando el catre de la bruja para que esta no se moviera más de lo necesario y acomodándolo junto al de Harry. Hermione no perdió el tiempo y agarró la mano libre de Harry apretándola en señal de cariño y protección, uno que Harry respondió. La goblin, mientras tanto y sin que los jóvenes le prestaran atención, realizaba un pequeño hechizo curativo para librarlos del dolor de cabeza.
—Gracias —dijo después de un rato Hermione, ahora sentada en su catre y acariciando el cabello de Harry, pero mirando a la goblin —lamento mi comportamiento, ¿cómo te llamas?
La goblin no pudo responder, pues en ese momento otro duende entró en la habitación, rompiendo el silencio con el estrepitoso cierre de la puerta. Este era claramente mucho mayor que la curandera que los estaba cuidando, y también definitivamente un hombre; vestía una preciosa y muy arreglada túnica granate con líneas y bordados dorados pálidos. En su pecho izquierdo llevaba dos preciosas insignias una encima de la otra, la primera era del banco hecha de oro y rubíes, pero ni Hermione ni Harry pudieron reconocer la otra.
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Manual de supervivencia en el mundo mágico para tontos y novatos.
Fanfiction|Manual de supervivencia en el mundo mágico para tontos y novatos| Harry Potter no podía esperar a pasar sus últimas cuatro semanas de verano paseando por todo el Callejón Diagon, disfrutando del mundo mágico al que pertenecía pero del que solo habí...