Mahnoor condujo a los hermanos por los amplios pasillos hasta una bifurcación, pero no los hizo doblar, se quedó allí parada, mirando la única decoración de la pared blanca, el escudo de armas familiar. Luego, con un movimiento fluido, agarró la mano de Hermione —quién era la más cercana a ella— y la obligó a tirar hacia abajo uno de los cuernos del ciervo.
Una agradable galería vidriada, con techos pintados a mano y columnas griegas como paredes, que llegaba hasta una gigantesca cúpula de piedra situada sobre el palacio.
El ama de llaves atravesó el pasillo con rapidez, seguida de cerca por los gemelos, pero a diferencia de ellos no se vio afectada por las resplandecientes vistas del pueblo bajo ellos bañado por la tenue luz del ocaso. Y cruzó la siguiente puerta sin siquiera pensarlo.
Antes de que los hermanos la alcanzaran, Mahnoor tocó uno de los apliques en la pared tras la puerta y dejo que los atascados mecanismos mágicos con cientos de años empezaran a trabajar, otra vez.
Un tercio del domo empezó a plegarse hacia los lados, como si en lugar de tratarse de piedra fueran de papel, abriéndose a un ventanal del piso al techo que iluminó parte de la habitación. Con otro suave movimiento sobre los apliques, piedras mágicas iguales a las de Gringotts también se encendieron, despertando a los montones de cuadros colgados en los muros.
—¿Mahnoor? —cuestionó una melodiosa voz y el ama de llaves se acercó casi corriendo a ella. Los ojos de Harry y Hermione, que ingresaban a la sala, se centraron en el cuadro atraídos por la suavidad de la voz.
Era una pareja.
Una hermosa mujer de cabello negro y ojos grises, con su hermoso cabello rizado recogido en una elegante cola alta y dos mechones enmarcando su elegante rostro, se encontraba sentada en un cómodo divan chaise longue junto a un hombre muy guapo y esbelto, que posaba su mano posesivamente sobre la cintura de ella.
Él también tenía el cabello negro, pero a diferencia de ella, se encontraba desordenado, tal como el de Harry, sus ojos eran de un vívido color marrón claro y una creciente barba cubría su rostro.
—Lady Dorea —saludó el ama de llaves con la mano en el pecho y una reverencia. A los hermanos les brillaron los ojos, esa era su abuela, recordaban el nombre de la prueba, y quien estaba a su lado seguro era su abuelo, Charlus.
—No tienes permitido entrar a esta habitación —se cruzó de brazos su abuela con una expresión firme. En el fondo, los otros cuadros susurraban sin cesar, notando a los hermanos parados incómodamente cerca de la puerta—solo los miembros de la familia principal pueden ingresar aquí, lo sabes Mahnoor, ¿qué te ha hecho siquiera pensar en venir?
—Mi Lady, mi Lord, pido disculpas por este atrevimiento —se inclinó Mahnoor — traigo noticias mis señores... sobre el maestro James y su esposa.
—¿Qué pasó con mi hijo Mahnoor? —preguntó ahora la voz gruesa de Charlus. Harry pensó que debería darle miedo, voces tan gruesas como la de su abuelo nunca auguraban cosas buenas para él, pero por algún motivo, esta vez le resultó calmante y lo hizo sentir seguro.
Los ojos de Dorea, mientras tanto, se dirigieron al par de hermanos, analizándolos. Estaban demacrados, el cansancio nublaba sus ojos, tenían sus brazos y manos vendados, y la ropa que usaban estaba arrugada y manchada con tierra y ¿sangre?
Eran unos niños, y apenas podían mantenerse en pie. Eso destruyó el corazón de Dorea. Tardó años en tener su propio hijo, a su pequeño James, y siempre quiso darle al menos un hermano, adoraba a los niños, pero nunca fue posible para ella y Charlus embarazarse otra vez.
Ver a esos pequeños tan agotados... no fue bueno para ella.
Además, uno de ellos era claramente su nieto. Su cabello estaba tan enredado como lo fueron el de su esposo e hijo a esa edad —¿doce, tal vez? no se veía mucho más grande que eso — y sus brillantes ojos verdes le recordaron tanto a su inteligente nuera. ¡Y los anteojos!, eran tan característicos tanto de James como de Charlus, aunque su esposo corrigió su visión apenas terminaron Hogwarts.
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Manual de supervivencia en el mundo mágico para tontos y novatos.
Fanfiction|Manual de supervivencia en el mundo mágico para tontos y novatos| Harry Potter no podía esperar a pasar sus últimas cuatro semanas de verano paseando por todo el Callejón Diagon, disfrutando del mundo mágico al que pertenecía pero del que solo habí...