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𖦹Un volcán submarino𖦹

Los volcanes submarinos se crean cuando hay una fisura en el fondo del océano, permitiendo que el magma pueda entrar en erupción. Lo curioso es que todo eso es una gran contradicción natural: agua y fuego juntos.

Así me sentía yo, como un volcán submarino de emociones a punto de estallar. Excepto que, en mi caso, no era una maravilla de la naturaleza, sino más bien un desastre social.

El resto del día transcurrió de manera relativamente tranquila. Aún llegaba bastante gente, aunque mucho menos que en un principio, pero el peculiar encuentro que había tenido horas antes había hecho que mi jornada no se hiciera tan dura como lo había sido hasta ese momento. Aún había cosas que me molestaban, de todas formas. ¿Por qué hablar ya significaba un esfuerzo sobrehumano para mí?

Eso no importaba. En mi mente ahora sólo había un pensamiento, y no, no era el hecho de que las medusas son en un 95% agua y que si se quedan mucho tiempo al sol se evaporan (aunque sí es algo muy interesante), sino que era cierto chico que había capturado mi atención lo que ahora rondaba por mi cabeza y no daba indicios de querer dejarla, no por lo pronto.

Cuando finalmente mi jornada terminó, alisté mis cosas y me retiré del acuario. Revisé mi teléfono para corroborar que me hubieran transferido mi paga correspondiente y, al asegurarme de que estuviera hecha, comencé a caminar hacia la estación de metro. No tuve que esperar mucho a que llegara, aunque debo mencionar que el exceso de gente que había a esa hora no me agradó en lo absoluto. Me autoconvencí de que podía ser peor, que había días más calurosos y que algo de gente no era para tanto. Encendí mis audífonos y subí el volumen hasta que el ruido de la gente no me pareció tan insoportable, y cerré los ojos.

Vi unos ojos dorados.

Abrí los ojos de golpe y sacudí la cabeza. Tenía que obligarme a pensar en otra cosa. Intenté recordar la revista que había ojeado durante el trabajo, pensando en los datos que había en ella.

"Las ballenas duermen mientras nadan. Los peces pueden tener sed. Los atunes son bioluminiscentes..."

Bioluminiscentes.

Tienen luz propia.

Como el chico que vi en el acuario.

Mierda.

Suspiré fuertemente, ganándome algunas miradas curiosas de los demás pasajeros del metro. Ahora sí que había hecho las cosas incómodas. Pero tampoco podía culparme, es que Kyojuro de verdad tenía algo que me cautivó. No sabía lo que era, pero había algo en él que hacía que mis pensamientos no se pudieran alejar de él ni un instante desde el momento en que mis ojos se cruzaron con los suyos.

Llegué tarde a mi casa, pues ya estaba oscuro. No medí bien mi fuerza y, sin querer, azoté la puerta al cerrarla. Tsutako, que estaba en el sillón, dio un pequeño salto al escuchar el golpe.

— Perdón — me disculpé mientras le ponía llave a la puerta. Ella suspiró y no dijo nada por algunos segundos.

— ¿Qué tal tu día? — preguntó suavemente, como si no quisiera molestarme o algo así. Tal vez me veía algo irritado.

— Bien — murmuré —. Los peces son bonitos.

Tsutako frunció el ceño, como si no me creyera del todo. — ¿Estás seguro? Te siento algo distante. Más de lo normal, al menos.

Donde cantan las ballenas || Kimetsu no Yaiba Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora