▪︎7▪︎

155 18 28
                                    

𖦹Un tiburón blanco𖦹

Oh.

Me quedé mirándolo de manera fija por varios segundos. No sabía qué responder a eso.

Tsutako me hizo un gesto con la cabeza, pero al percatarse de que me encontraba en un estado de shock, ella decidió hablar por mí. Miró a Kyojuro a los ojos, acariciando sus manos como si se tratara de su propio hermano.

— Está bien, tranquilo, Kyojuro. Lo que hizo tu padre está muy mal. Ser bisexual no tiene nada de malo y...

— Yo soy gay — interrumpí, a penas procesando lo que sucedía. Tsutako palmeó su rostro.

— Sí, Giyuu, eres gay. Pero eso no tiene nada que ver con Kyojuro. Espera a que se calme un poco para decir eso ¿Ya?

Y lo había hecho otra vez. Hablar sobre mí cuando alguien más lo estaba pasando mal. ¿Por qué siempre pensaba que eso funcionaría para hacer sentir mejor a alguien?

Miré avergonzado hacia mis pies, pensando en que ya había arruinado las cosas, pero Kyojuro levantó su mirada hacia mí.

— ¿En serio? ¿Eres gay? — preguntó por lo bajo. Asentí.

Sin pensarlo dos veces, Kyojuro se inclinó hacia adelante y me dio un abrazo apretado. Me quedé inmóvil durante los primeros cinco segundos, hasta que por fin, algo dudoso, devolví el abrazo.

Miré a Tsutako en busca de aprobación, mientras Kyojuro sollozaba suavemente en mi pecho, recibiendo una sonrisa por su parte. Sonreí un poco, para después volver a mi expresión neutral.

Pasados unos cinco minutos, cuando Kyojuro ya estuvo un poco más calmado, limpió su rostro con su manga, mirando hacia el suelo.

— Lo siento, me alteré demasiado. No quise asustarte, Giyuu.

Negué con la cabeza, mirándolo de forma intermitente. No podía mantener mucho la mirada bajo presión.

— Está bien, no pasa nada — dije, mirando hacia el suelo.

— Lo que importa es que estés bien, Kyojuro — dijo Tsutako, sosteniendo su mano nuevamente —. Si le importas a Giyuu, entonces me importas a mí.

La mirada de Kyojuro se iluminó un poco con esas palabras. Sorbió por la nariz y asintió débilmente, dirigiendo su mirada hacia abajo.

— Gracias — susurró.

No sabía bien qué hacer en esa situación, así que lo abracé una vez más, dejando que descansara su cabeza en mi hombro. Nos quedamos así un momento, hasta que sentí un peso muerto sobre mí. Me dí cuenta de que se había quedado dormido.

— Se durmió — le avisé a Tsutako.

— De eso ya me di cuenta. Habla más bajo para que no se despierte — me recomendó.

Asentí y acomodé a Kyojuro sobre mi regazo. Su labio partido y sus ojos hinchados por las lágrimas hacían que mi corazón se apretara de dolor, pero intenté mantenerme tranquilo.

— Creo que hoy voy a dormir en el sofá — avisé. La chica asintió.

— Les traeré otra manta para que no pasen frío.

Accedí y volteé a ver el rostro de Kyojuro. Pasé mis dedos suavemente por su mejilla, ésta ligeramente inflamada, probablemente por un golpe, y fijé mis ojos en sus pecas. Éstas eran muy claras, así que había que observarlo muy bien para darse cuenta de su presencia. En mi mente, sus pecas eran como la más suave arena, y sus ojos eran el más bello sol de una playa. Ese pensamiento me hizo sonreír.

Donde cantan las ballenas || Kimetsu no Yaiba Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora