11- No fallaremos

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Eligia guardó silencio mientras el conducía por las calles, evitó los retenes de militares con pericia, pero notaba la forma en que apretaba la palanca de cambios que estaba  adolorido, su igual era superficial apenas. Eligia habia cogido el tahali con la espada que dejó caer él al momento del ataque de Hage y ahora descansaba en detrás de los asientos.

El sol se levantaba y ante la desaparición de los terrores de la zona, los retenes militares daban por finalizado el horario de toque de queda, se ponían en movimiento. Una calle estaba cerrada y por la otra iban a doblar dos camionetas militares. Kaller maniobro el gt para meterlo en reversa en un callejon y apagó las luces y motor.
Eligia esperó a ver si los habian visto, pero las dos camionetas pasaron por la calle lentamente y ellos no se movieron. Cuando se hubieron ido de largo, lo escuchó suspirar y volteó hacia él.
Kaller habia apoyado los brazos sobre la guia y se hallaba descansando apoyado en ellos, dejando la espalda al descubierto. Eligia hechó una mirada a su muñeca enrojecida y luego se movió para mirar su espalda. Habia dejado el saco tirado cerca de la cabaña en la playa, pero la camisa estaba rota en algunos lugares, chamuscada la piel bajo ella tenia areas enrojecidas, blanquesinas y en algunas zonas casi negras, reseca y podía ver en cada respiración que la piel se tensaba.

-Michael...-llamó en tono angustiado.
El se sentó muy tieso haciendo un gesto de dolor.

-voy a salir un rato..-dijo

-no puedes salir así, estás muy mal. Deja que te ayude, Maurice dijo que no te habías alimentado..

-buscaré algo ahora- replico él a la ligera.

-estás herido por mi, si Hage no hubiera cortado el flujo del fuego habrias muerto, Mike! Iba a matarme a mí, no a ti..me salvaste. Deja que te de mi sangre- pidio ella y Kaller la volteó a mirar con expresión seria medio segundo.

-no- dijo tajante.

Eligia negó con la cabeza. Todavía no podía creer que él la hubiera protegido de esa forma y que ademas fuera tan terco. Debía alimentarse, no podia salir a hacer lo que fuera que quisiera hacer en ese estado, en un impulso abrió la guantera y encontró ahi algunos lapices y una cuchilla la tomó con sus dedos y la dirigio a su muñeca, sin pensarlo porque se habria detenido se hizo un corte en la misma.
Ahogó un chillido a ver lo que había hecho, el dolor y la sangre que se derramaron con calidez y Kaller le tomó del antebrazo mirandola con gesto sorprendido.

-que haces?? Estás loca?...

-debes..tomar- dijo ella en tono tembloroso, habia sido mordida por Maurice, no tenía miedo, se convencia a ella misma. Era necesario, por el bien de ambos.-por favor. - pidió ella y notó el cambio en su mirada, en como se oscureció y su respiración se ralentizó.

Eligia apartó la mirada temiendo el dolor cuando el acercó su muñeca a sus labios, pero éste no llegó de inmediato, el corte que se hizo aun sangraba y sentía que se estaba curando, creyó que la iba a soltar entonces pero le agarró el brazo con más seguridad y la mordió. Se le escapó un sollozo ante el dolor agudo que le provoco la mordida y luego se sintió cálida y somnolienta. Parpadeó una vez para hundirse en la oscuridad de inmediato.

Kaller la dejó dormida al sentir el temor de la chica. No pudo evitar recordar que era la tercera vez que se alimentaba de un alado..una vez habia matado a uno al hacerlo, pero estaba lleno de ira y no lo..disfrutó, o no podia recordar que sintió. Después lo obligaron a hacerlo con otro y también lo mató, ahí aunque estuvo fuera de su control sintió que era un regalo y por lo tanto fue tan consiliador, esa vez fue especial y sólo podia pensar en el poder de aquel regalo. Y Eligia, era dulce como la miel, como su ingenuidad y sus arrebatos de emociones, su energía era brillante y llena de tonos naranjas, como un atardecer.
Se apartó de ella al ver algo en su sangre, fugaz, pero lo apartó de sus propios recuerdos.

Medianoche 5- EligiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora