6- Las sombras también escuchan

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Hacia las tres de la tarde Maurice dejaba el hotel que donde se alojaba con los dos angeles de momento. Encontró a Kaller apoyado en su mustang esperándolo.

-volviste- dijo Maurice sorprendido.

Su amigo se despegó del auto para acercarse.

-pide al gobierno que no dejen que se apaguen las plantas de energia, eres de la cia. Habla con tus jefes..

-la luz? La electricidad?- preguntó confundido Maurice.

-si, no dejen que se apague. Que protejan esos sitios y sus trabajadores...los terrores se alejan de las zonas iluminadas. Diselo a todos, di que informen a otros gobiernos..

-que harás tu?- quiso saber Maurice pasándose una mano por el cabello  con impaciencia.

Al no responder su amigo, Mauirce lo escudriñó con la mirada- planeas hacer algo a los terrores?
Kaller  jugó con las llaves del deportivo negro.

-si cierro la puerta, solo sera necesario lidiar con los que estén aquí, al menos ya no vendrán más..-adujo Kaller.

-sabes que el poder de Eligia tiene un límite..ya la usaste una vez. Cerrar la puerta, eliminar a los hijos de la sangre y a los likans...vas a tener que elegir  y eso sin contar a Lorraine.-le dijo con suavidad Maurice.

-lo se...-dijo Kaller y miró a su amigo- dame tu mano.

Maurice obedecio de inmediato tendiendo la palma hacia el y Kaller le tocó ligeramente el dorso de la mano con dos dedos, una marca pequeña que parecia un arbol ramificado naciendo del dedo corazon aparecio. Maurice hizo un gesto de incomodidad, le ardía ligeramente.

-te protegerá de los terrores.- le indicó Kaller y se dio la vuelta para regresar a su gt negro. Antes de cerrar la puerta, ya sentado le sonrio con cierta picardía a su amigo que miraba la marca con gesto incrédulo.

-Maurice, no toques a Eligia de nuevo..con Ariel puedes hacer lo que quieras.- agregó con un ligero tono burlón cerró la puerta y prendio el motor que sobresaltó a Maurice sin darle tiempo a responder.

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Dylan estaba en su oficina, con vista al atardecer. El cielo se iba tiñendo de naranja y tomaba el café más cargado que encontró. No es que haya dormido mucho, no lo necesitaba, pero tenía que estar alerta.
Habia advertido a los de mantenimiento que cuidasen la central de emergencia que estaba en el sótano, no podía apagarse o todos ahi podrían morir.
Escuchó la puerta abrirse y se volvió para encontrarse al hijo de la sangre que entraba y cerraba la puerta tras de si.

-que estás haciendo aquí?- preguntó Dylan, sin hostilidad pero preocupado.

-ya se, no soy bienvenido en el hospital- masculló en respuesta Kaller sentándose en uno de los sillones.

-no eso..que haces aquí en mi oficina..cómo sabías que estaría aquí?- quiso saber Dylan.

Nunca le dijo que era uno de los directores del hospital, ni que tenía una oficina en el noveno piso.

-un elfo no se conformaría con ser empleado..ustedes  son..orgullosos, orgullosos- comentó Kaller con jovialidad.

Dylan dejó la taza en la mesa y se sentó ante el escritorio.

-eso no es verdad. Yo sólo pensé que el hospital necesitaba mejoras y como no me querían escuchar lo compré- declaró con suavidad.

Kaller y él cruzaron una mirada divertida.

-porqué has venido a verme? Necesitas algo? - preguntó por tercera vez Dylan tomando varios sorbos de su café.

-Eres imparcial..quería saber, yo tengo la oportunidad de eliminar a los mi raza y a los hijos de luna, también creo que puedo cerrar la puerta a estas "criaturas".- comenzo a contar Kaller.

Medianoche 5- EligiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora