Capítulo V

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Llegamos a las 7:30 pm al cine. Escogimos ver una de acción. No pensé que está chica fuera de esos gustos y me parecía genial. Nos volvimos amigos el primer día de clases; nos tocó Literatura juntos, platicamos durante el almuerzo y la invité a salir. Creí haber ido muy rápido pero por suerte ella aceptó. Tenía el cabello rubio y le llegaba hasta la mitad de la espalda, sus ojos eran simplemente hermosos.

Rydel llevaba unos jeans a la moda con una blusa sencilla rosa y una chaqueta. Estaba preciosa. Y era la primera vez que conocía a una chica así—además de Laura y Raini pero ellas solo eran amigas—, que me hiciera sentir millones de cosas.

— ¿Te ha gustado la película?—pregunté cuando los créditos aparecieron, las personas iban salieron del cine.

—Me encantó—sonrió—. Hacía mucho que no iba al cine...con eso de la mudanza...

Asentí y salimos del cinema.

— ¿Un helado?—propuse, ella aceptó encantada.





Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, ella pidió un helado de chocolate y fresa, yo simplemente un batido de plátano.

—Entonces...—dejó de comer y me miró— ¿Qué puedo saber de ti?

—No hay mucho que contar. Llevo casi toda mi vida viviendo aquí.

—Seguro que consigues citas muy seguido con esa forma tan inusual de hablar con una chica—rió y yo le sonreí.

—No realmente. Eres la primera. —El humor parecía seguir ahí— ¿Es la primera vez que te mudas a Portland?—ella negó.

—Cuando era pequeña vivíamos aquí—respondió.

— ¿Por qué te fuiste?—vi como paso su mirada hacia su copa de helado. Me golpeé mentalmente. Ellington lo has arruinado—. Lo siento...yo no...

—Está bien—sonrió tímidamente haciéndome sentir aún peor— La verdad es...mi familia se mudó a causa de mi hermano, bueno no es mi hermano de sangre en realidad...tenía algunos problemas...—suspiró.

—No tienes que contarme nada—la detuve. Ella enarcó una ceja.

— ¿Está delicioso tu batido?—dijo de nuevo con voz divertida. Le pasé el vaso y ella bebió un sorbo.

Ambos nos reímos.






Estacioné a las 10:45 pm frente a su casa. Vivía unos kilómetros del bosque. Le abrí la puerta.

—Gracias—salió de mi auto. Ya tenía diecisiete años y podía conducir—por llevarme al cine y por el helado—se acercó y me besó en la mejilla.

—Hasta el lunes—me despedí. Ella asintió y entró a su casa.

Regresé a mi auto con una sonrisa en mi rostro. Encendí el motor, y pise el acelerador.

Sentí un escalofrío cuando pasé cerca del bosque. Nadie iba ahí desde años atrás según me contó mi papá. Yo en ese entonces tenía dos años.

Escuché un golpe en el maletero del auto. ¿Qué demonios...?

Detuve el coche inmediatamente y salí para revisar que todo estuviera correcto. Me acerqué cautelosamente en la parte trasera de mi auto. No había ningún rayón. Miré incrédulo. Podría jurar que escuché algo.

FULL MOON {Raura/Rydellington}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora