FULL MOON {Raura/Rydellington}

Capítulo XXII

«Te extrañé»—dijo ella.

Santa Mierda. ¡Kate estaba viva!

¡Jodidos bebés lobos! ¡Kate estaba viva! ¡La novia «muerta» de Ross estaba viva!

La reconocí luego de que mi shock—no es que cada noche de brujas viera gente muerta—se fuera. Ross me platicó sobre ella.

Observé la escena. Ross estba inmóvil, y una creciente molestia apareció dentro de mí. No eran celos—un poco quizá—era más bien enojo. Ross ya lo sabía. Por eso actuaba raro y quería estar todo el santo día pegado a mí, no es que me quejara pero me resultó extraño, ya que Ross no era así.

— ¿K-Kate?—tartamudeó Ross, luego de que rompió el abrazo.

—Sí—asintió ella con una sonrisa—. Feliz cumpleaños—dijo. La expresión en la cara de Ross cambió a ¿confusión? ¿Alegría?... ¿...amor? No quería pensar en la última opción.

Mi subconsciente me ordenó correr de ahí pero mis piernas no respondían. Kate seguía sonriéndole con amor. Visualicé su atuendo—jeans, blusa beige y zapatillas blancas. Su cabello estaba recogido en una sencilla coleta—y no vi rasgos de un posible secuestro ni mucho menos que haya venido del más allá. Lucía como si su muerte no hubiera sido más que unas largas—y relajadoras—vacaciones.

— ¿Me echaste de menos?—preguntó ella. Ambos se miraron a los ojos y por un segundo me sentí como una intrusa, interrumpiendo su momento. Me miré las manos. Qué incómodo. « ¡Es tu novio!» Me gritó una vocecilla en mi cabeza. ¿La siguió extrañando? ¿La seguía esperando? ¿Aún...la amaba? Se me oprimió el corazón.

Esperé atenta su respuesta.

—Creí...creí... ¿Cómo es posible?—fue lo que Ross dijo.

Kate se encogió de hombros.

No podía seguir viendo eso. Retrocediendo un paso, mi brazo derecho golpeó la Harley haciendo que ambos rompieran el contacto visual y me prestaran atención.

Me mordí el interior de la mejilla. ¿Por qué estaba nerviosa? ¡Era mi novio, por todos los cielos!

«Sí...y ella es la novia que regresó de entre los muertos.» Mi subconsciente era demasiada molesta.

— ¿Quién es ella?—preguntó Kate con curiosidad. Ross me miró. La tensión aumentó tanto, era evidente.

Ross abrió la boca pero fui más rápida.

—Una amiga que ya se va—sentía algunas lágrimas a punto de romperme. No quería que me vieran llorar, no... ¿por qué siquiera quería llorar?

Actué por instinto, giré sobre mis talones y corrí todo lo que pude, lejos del estacionamiento. No escuchaba a nadie detrás de mí...Ross no me siguió...Ross no me siguió...Seguí corriendo. ¿A dónde se suponía que iría? ¿Regresar a la fiesta? Mala idea.

Sin darme cuenta estaba en el segundo piso. Entré al salón de artes. Me derrumbé en el suelo, y arrasté las rodillas hacia mi pecho, hundiendo mi cara entre ellas.

Las lágrimas no tardaron en aparecer. ¿Por qué estaba llorando? En el fondo sabía la respuesta. Y aunque me dolía, era la verdad.

No. Ross me amaba, lo sabía...«eso crees» discutió la odiosa voz en mi cabeza « ¿cuándo te ha dicho que te ama?»

Y eso me hizo llorar aún más.