Capítulo XXIX

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...Días después...

Había pasado casi cinco días desde que Rydel se marchó.

No podría explicar lo que sentí al no verla a la mañana siguiente y saber que yo era el culpable. Podía entender su enojo y respetaría la distancia que ella necesitaba. Yo le había mentido; aun así siempre diría: «podríamos no llevar la misma sangre, pero era mi hermana» y así sería, no importaba si en estos momentos ella me odiaba.

Deseaba con todas mis fuerzas borrar aquél acontecimiento de su vida. Lamentablemente no siempre puedes obtener lo que quieres. Jodida vida.

No podía pensar en otra cosa que no fuera destruir a Zack. El imbécil aún no hacía otro movimiento, pero no tardaría, y volvería por mí. Para ese momento yo estaría preparado. No dejaría que me quitara a otro a ser importante.

Mis padres habían vuelto de su viaje de negocios en cuanto supieron del repentino viaje de Rydel. Logré escuchar la conversación telefónica que tuvieron con ella. Rydel solo había dicho que necesitaba tiempo de independencia, dudaron al principio pero le cedieron su deseo (estaba seguro que las convenció diciéndoles que había roto con Ellington y eso la había devastado) con la condición de que se quedara con unos parientes que teníamos en San Diego, aunque sabía que no se quedaría ahí, sería el primer lugar en donde la buscaría.

Intenté contactarla, pero simplemente me evadía; lo único que había dejado eran dos pequeñas cartas, una para mí y a otra a Ellington, que básicamente decían lo mismo: «no me busquen» o «no volveré».

Ese día le entregué la nota a Ellington cuando lo vi. Sus ojos estaban llenos de confusión y dolor. Yo sabía que amaba a mi hermana.

«— ¿A dónde fue?—había preguntado.»

En su cara vi reflejada la súplica.

«—No lo sé—fue todo lo que respondí.»

Me dolía por Ellington; en todo este tiempo se había convertido en mi único amigo.

El sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos. Era un mensaje de Laura.

*Trataré de hablar con él otra vez, necesita tiempo. Te veo en clase ;)*

Tomé mi chaqueta y me despedí de Stormie. Luego de encender la moto me dirigí a la escuela. Por alguna extraña razón tenía una sonrisa en mi cara.

Mientras conducía recordé ese día...


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Llevé a Laura a su casa, su madre y padrastro no se encontraban. George seguía sin darme confianza, algo me decía que no era de fiar. Mis recuerdos de la noche en la que Kate murió no eran del todo verdaderos.

Hubo un silencio que parecía eterno hasta que ella habló:

—Menuda noche—me encogí de hombros mientras ella jugaba con el borde de su blusa. Sus claros ojos pidiéndome que dijera algo.

—Vaya que sí—le había dicho.

—Yo...Tú...—tartamudeó— ¿Lo que dijiste...era cierto?

Metí mis manos dentro de los bolsillos de mis pantalones. Sabía a qué se refería. Le había dicho que la amaba. Sin pensar las palabras ya habían salido de mi boca.

¿La amaba? ¡Joder, sí que lo hacía! ¿Era correcto hablarlo ahora? Ni idea.

Laura negó con la cabeza.

—Debería darme una ducha—dijo posteriormente. Yo solo asentí— ¡Auch!—se quejó al tocarse el antebrazo. Me acerqué y lo revisé, tenía una cortada y pequeños raspones—. Estoy bien...—me apartó y se mordió el labio inferior.

FULL MOON {Raura/Rydellington}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora