XVI

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Me siento más tranquilo desde que Evan vino a visitarnos.

Después de hablar con él y aclarar toda la situación, decidimos intentarlo. Sé que será difícil y espero que algún día podamos estar los tres juntos en confianza, abandonando lo ocurrido en el pasado. Eso luce lejano ahora, sin embargo, mi esperanza está puesta allí, en el trabajo que tendremos que hacer los tres para que sea posible.

Mi hermano me acompañó a casa y me dejó algunos regalos que mi padre me había enviado con él. También se disculpó directamente con Ambuj y conoció a Odiseo. Al principio fue incómodo, pero logramos acoplarnos. Al día siguiente, partió de nuevo a Galaxidi.

Una semana después, esperé a Ambuj en el hospital porque tenía programada una consulta con la doctora Nana para proseguir con sus terapias. Acompañado de Odiseo, hizo todo el trayecto solo. Su nivel de independencia me enorgullece y me hace sentir más confiado. Cuando su reunión acaba, yo le pido un tiempo a Nana para también hablar con ella. Lo que ha ocurrido estos días ha sido bastante y necesito sacar toda esta amalgama de pensamientos que conviven en mi cabeza. Nana me escucha y atiende. Me mira con una cordialidad que me envuelve.

—Han sido unas semanas bastante movidas. Me alegra que todo haya salido bien en el viaje, pero debes controlar esa inseguridad, Alexander —me dice con franqueza. Asiento a sus palabras.

—A veces tengo miedo de que haya respondido a mis sentimientos por lo que ha pasado, por agradecimiento... o cualquier cosa.

—¿Aún ahora?

—Ahora menos que antes —admito—. Quiero seguir provocándole muchos tipos de felicidad... y temo que algún día pierda la capacidad de hacerlo.

—Confía en él y confía en ti. Él siente más que agradecimiento, Alexander.

*

El circo del que hablaron Thiago y los demás en el viaje ya ha llegado aquí, lo he notado por los anuncios que están en las calles invitando a la comunidad a visitarlos. Yo no pienso ir, mucho menos llevarlo.

Al llegar a casa, después de enviar los documentos para la residencia, Odiseo me ha recibido con ladridos emocionados como si hubiera durado días afuera. Me inclino para saludar a nuestra mascota mientras Ambuj espera su turno. Se ha vuelto tan natural dejar un beso en sus labios.

—Te estaba esperando...

—¿Sí? —Retiro el suéter mientras lo veo caminar hacia el piano vertical, cuya tapa se encuentra arriba.

—Sí, quería enseñarte algo. Lo he estado practicando desde hace semanas y por fin pude hacerlo. En la radio suena mucho... Se llama «Nocturne» en mi mayor.

Él inicia la melodía en el piano con una soltura y precisión que me impresiona. Disfruta de la música como si la acariciara, toca con sus ojos cerrados y una sonrisa dibujada en sus labios moviéndose al son de sus manos. En sus párpados vibra la felicidad y mi corazón se infla sobrecogido.

Mientras las teclas se mueven con sus dedos y la música nos envuelve, puedo tener un recuento de nuestros pasajes en este año. De cuando llegó con sus ropas viejas y sucias, cuando lo bañé esa primera vez y me entretuve con su cabello lleno de nudos. Las veces que comimos juntos al inicio, la forma en que se embarraba con la mantequilla en el rostro o cuando resbaló con uno de los zapatos que dejé mal ubicados.

Ha pasado tanto tiempo que me siento pequeño. Mis ojos se llenan de humedad mientras recojo el aire comprimido en mis pulmones y Ambuj continúa concentrado, embebido en la mágica misión de presionar las teclas de aquel piano para recrear la más hermosa de las melodías. Mi garganta vibra. La noche en que vi las luciérnagas volar con sus recuerdos vuelve a mí. Este es el hijo de payasos que muchos creyeron que estaba aquí solo para hacernos reír con sus caídas, mostrándonos cuán equivocados estábamos. Este es Ambuj vertiendo su pasión en el piano, que le hace el amor al instrumento porque es capaz de lograr mil cosas más. Qué maravilloso es amarle...

Hijo de Payasos (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora