Hay cosas que no requieren de mayores explicaciones por lo evidente que son, nada diferente de lo que está frente a nuestros ojos. ¿Por qué la luna es redonda y no cuadrada? ¿Por qué el firmamento se colorea de rojo y amarillo al amanecer o al atardecer? Muchas de las cosas más hermosas no tienen una definición exacta que pueda comprender todo lo que significa; aun si hay razonamientos físicos y científicos, el verdadero valor está más allá de la lógica. Nosotros lo otorgamos.
Esa noche lo entendí. Tras una lluvia de colores y recuerdos, nos dormimos al amanecer: cansados, saturados y, al mismo tiempo, liberados de todo. No necesité del sexo para abrazar su entrega. Tampoco hubo explicación después de los besos, solo surgieron. Y así han permanecido sin necesidad de hablarlo.
Después de esa noche, él fue otro.
Conforme han pasado los días, su interés por aprender se incrementó como si estuviera ávido de conocimiento. Abrió las ventanas de su propio ser y dejó no solo escapar todo lo que había guardado, sino recoger más y más en su interior. Ambuj comenzó a soltarme el brazo para caminar chocando con la multitud y disfrutando de eso. Entendí lo que ocurría, comprendí lo que buscaba y lo aplaudí.
Inclusión. Él quiere convivir como un igual en el mundo. Quiere hablar con el panadero, conversar con la modista y comprar la prensa que luego leeré al despertar al mediodía. Quiere salir y encargarse de cosas. Quiere ser uno con la sociedad. Romper esa barrera que lo tuvo al otro lado de la frontera durante tanto tiempo, y yo quiero ayudarlo a hacerlo.
Para ello, necesita tener una identidad y la doctora Nana me ha ayudado con eso. No hay documento que lo represente como ciudadano y valide como parte de nuestro país; necesito solucionar este problema para que pueda ser capaz de realizar actividades por sí mismo. He hablado con el abogado quien me ha confirmado que la naturalización de Ambuj es casi un hecho.
Mientras el proceso legal se consolida, yo me enfoco en hacer lo demás posible.
—Me alegra que el trámite esté fluyendo —me comenta Thiago tras cerrar el casillero al dejar sus pertenencias allí. Yo también hago lo mismo, preparado para iniciar la nueva jornada—. No pensé que todo evolucionara de esta manera.
—Yo tampoco lo pensé, pero me siento más seguro de la decisión que tomé en septiembre. —Suspiro y aprieto la cola de mi cabello para mantenerlo sujeto—. Me siento feliz.
—¡Tienes razones para estarlo! —dice Thiago sacudiendo mi hombro y me hace reír—. ¿Te ha dicho qué quiere hacer? ¿Estará interesado en estudiar?
—No lo sé... no me ha dicho algo tan específico.
—¿Algún sueño?
—Manejar.
—¿Manejar? —La expresión de Thiago palidece. Sonrío comprensivo.
—Sí... me dijo que siempre deseó manejar el carro de los payasos.
—¡Cielos!
—No sé, quizá después, cuando conozca más cosas, se anime a aprender algo —respondo—. Mientras tanto, solo puedo dejarle espacio y apoyar su independencia.
Ahora, cuando hago las compras, dejo a Ambuj ir y venir por los pasillos, preguntando por las cosas y dónde ubicarlas. Lo dejo reconocer el lugar y que me llame desde la otra esquina para que lo siga. Le sonrío, me acerco a él y lo abrazo suavemente por su costado. Lo aprieto hacia mí porque así lo quiero y porque ya no importa si la gente avala o no mi comportamiento con su ceguera.
—¿Hoy qué vamos a cenar? —me pregunta mientras sostenemos nuestras manos unidas sobre el carro de compras. Esperamos que la fila de pago avance.
—Me provoca esa ensalada con aceitunas y pasas que hiciste el martes pasado —le hago saber y lo veo sonreír ante el comentario. Estuvo realmente buena.

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Hijo de Payasos (BL)
Narrativa generale¿Qué tanto puede cambiar el destino de un joven ciego que mendiga en las calles de Atenas cuando un idealista y gentil estudiante de medicina se cruza en su vida? Ambuj es ciego de nacimiento, pero no necesita de sus ojos para conocer la crueldad de...