19, capítulo

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Una semana más tarde, Alyan y Anjana llegaban a la casa de los reyes vampiros. Breena estaba a punto de tener a su bebé y Alyan había decidido quedarse allí hasta que eso ocurriera. Lyam y un par de hombres más les acompañaron, aunque se habían negado a alojarse en la casa y en su lugar se quedarían en el inmenso jardín de la mansión.
Cuando llegaron, Alyan salió del coche y abrió la puerta a Anjana. La chica salió y Alyan la sujetó por la cintura contra él.
-Pórtate bien mientras estemos aquí, Jana-advirtió serio-mi hermana y tú juntas siempre habéis sido un problema.
Ella le miró furiosa.
-¿Un problema para quién, Alyan? ¿Para los que no pueden aceptar que una mujer no quiera estar con ellos? ¿O para los que creen que tenemos que aceptar lo que vosotros dispongáis?
El rey la devolvió una mirada fría.
-No me provoques de nuevo, esposa. André no va a permitir que mi hermana se meta en nuestras peleas, te lo aseguro. No me desafíes. O te prometo que te arrepentirás. Y ni siquiera estar en la casa de mi hermana te salvará.
En cuanto se abrió la puerta, un torbellino de melena plateada abrazó a Anjana. O trató de hacerlo, más bien.
-Breena, Dios mío, estás enorme-rio la reina de las hadas-ni siquiera te dan los brazos para abrazarme.
-Deja de reírte de mí, mala amiga. Se supone que deberías consolarme.
Alyan se acercó a dar un beso a su hermana y ésta le miró acusadora.
-Tú y yo ya hablaremos, hermano. No entiendo qué diablos estás haciendo.
-Creo que será mejor que te preocupes de tu propio matrimonio, hermanita.
-La verdad es que no tiene mucho de lo que preocuparse últimamente-intervino André que había permanecido callado hasta ahora-con el embarazo se le han quitado las ganas de pelea.
El hada le miró echando chispas por los ojos y André rio con suavidad, abrazándola por la cintura.
-Bienvenidos-dijo alargando la mano para que Alyan la estrechara.
-Sí, bienvenidos a los dos-la voz del rey Damon estaba cargada de risa contenida.
-Ven, Anjana, te enseñaremos vuestra habitación-sugirió Alexia con una sonrisa-seguro que tienes ganas de un rato de chicas.
Alyan la lanzó una última mirada de advertencia antes de que Alex, Elise y Breena se llevaran a la chica arriba.
-Demasiadas mujeres juntas-murmuró.
Jared rio y le palmeó la espalda.
-Ven hada. Vamos a tratar de pasar el día lo mejor posible. No verás más a tu esposa hasta la noche.
-Contando con que no la hayan convencido de abandonarte para entonces-intervino André burlón.

Las chicas habían subido a la habitación que habían destinado a las hadas. Allí, las cuatro se sentaron cómodamente en la cama.
-¿Cómo van las cosas, Jana?-preguntó Breena.
-Todo está más estable-aseguró ella-la guerra no hizo tanto daño como podría haber sido. Las pérdidas han sido mínimas, tanto en hombres como en materiales. Gracias a vosotros, tengo que añadir. Sin los vampiros y los vamps, los demonios habrían acabado con nosotros.
Alexia hizo un gesto con la mano para quitarle importancia y Elise sonrió con dulzura.
-Los demonios se habían convertido en un problema para todos, Anjana-aseguró la reina de los vamps-y mis hermanos tenían ganas de quitárnoslos de encima, te lo aseguro.
-¿Y lo demás? ¿Cómo te trata mi hermano?
Anjana negó con la cabeza.
-No voy a hablar de eso, Bree.
-¿Alyan te lo ha prohibido?-el tono de Alexia era de curiosidad.
-No exactamente, pero...la verdad es que...me da un poco de vergüenza hablar de mi matrimonio.
Breena puso los ojos en blanco.
-Vamos, Jana. Todas hemos empezado de una manera un tanto atípica. Por Dios, André me ató a la cama y amenazó con seducirme para que comiera cuando me declaré en huelga de hambre.
-Damon me encerró en una celda y estuvo “visitándome” varias veces al día para castigarme por intentar escapar-aseguró Alex.
-Y a mí Jared me ató a la cama y me torturó con sexo hasta que me disculpé por haber puesto mi vida en peligro.
La chica les miró triste.
-El principal problema es que quiere convertirme en mi hermana. Y nunca seré como ella.
-Alyan acabará apreciándote por ti misma, ya lo verás-aseguró Breena.
-Da igual. No quiero que me aprecie. Solo quiero que me deje en paz.
Las tres chicas la miraron escépticas.
-¿Qué? ¿Qué ocurre? ¿Por qué me miráis así?
Alexia se encogió de hombros.
-Eres un hada y no puedes mentir. Así que supongo que de verdad te lo crees. Pero es gracioso que seas la única que lo cree.
-¿Qué quieres decir?
Las tres chicas se miraron.
-Quiere decir que, si de verdad te resultara tan insoportable estar casada con mi hermano, habrías escapado hace tiempo-Breena la miró con intensidad-igual que lo hice yo.
-Venga chicas, la estáis agobiando-advirtió Elise-¿porqué no vamos un rato a la piscina con los niños?
Las cuatro pasaron el día en la piscina junto a Ada, la hija de Jared y Louis, el bebé de Alexia y Damon. Anjana consiguió distraerse de sus problemas y pasárselo verdaderamente bien. Breena la había prestado un bikini minúsculo.
-A mí ya no me entra-se quejó el hada embarazada.
-Nunca me he puesto algo así.
La chica se había sentido incómoda al principio con tan poca ropa. Las hadas no exhibían sus cuerpos como lo hacían las humanas o las vampiras. Luego, viendo la naturalidad con que lo llevaban las demás chicas, dejó de pensar en ello. Hasta que aparecieron los chicos en el jardín. Cada uno saludó a su pareja y Jared y Elise fueron al agua a jugar con Ada. Alyan se acercó a su lado con expresión de enfado.
-¿Se puede saber qué diablos llevas puesto? O mejor dicho ¿por qué no llevas ropa puesta?
-Llevo ropa, Alyan. Se llama bikini. Y sirve para tomar el sol.
-Tápate inmediatamente, Anjana. Todos los vampiros de la casa están mirándote.
Ella miró a su alrededor sorprendida. Dos o tres vampiros les observaban de lejos, probablemente guardias destinados a proteger a la familia real.
-Nadie me está mirando, Alyan. Todas están vestidas igual que yo. ¿Qué diablos te ocurre?
-¿Dónde está tu túnica?-preguntó él sin dar señales de haberla escuchado.
-No quiero ponerme la túnica para estar al sol.
-Maldita sea, Jana. Obedece. Sabía que en cuanto te juntaras con Breena……
-¿Volvería a ser ella misma?-intervino Breena que se había acercado sin que lo notaran-¿he conseguido en unas horas destruir tu trabajo de dos semanas completas?-puso los ojos en blanco-gracias por el mérito, hermano.
André a su lado hacía verdaderos esfuerzos para controlar una sonrisa.
-Sería mejor que te divirtieras menos y controlaras un poco más a tu mujer, vampiro-gruñó el rey hada.
-Renuncié a controlar a Bree en el momento en que reconocí que estaba enamorado de ella, hada. De hecho, es ella la que tiene el control. Y más ahora. Con el embarazo su magia ha aumentado tanto que da miedo.
-De cualquier manera, Breena, no te metas en mi matrimonio-advirtió Alyan.
La chica se puso delante de su hermano con los brazos en jarras.
-Tú y yo tenemos una conversación pendiente, Alyan. Vamos dentro-exigió.
-No tengo nada que hablar contigo, Breena. Es con mi esposa con quien quiero hablar.
-Vamos a hablar, Alyan. Ahora.
-Será mejor que le hagas caso, hada. No quiero que Breena se disguste-intervino André-es más, me esfuerzo todo lo posible para que esté tranquila.
-¿Me estás amenazando, vampiro?
-No-aseguró André cogiendo a su esposa por la cintura-sólo advirtiéndote que si no vas voluntariamente a hablar con tu hermana, despertarás atado en una celda y no te soltaré hasta que Breena me lo diga.
El rey hizo un gesto de exasperación y caminó hacia la casa. Breena le siguió tras sonreír a su esposo.
André se sentó junto a Anjana que les miraba alejarse.
-Sonríe, cuñadita. Todo irá bien-aseguró el vampiro pasándole un brazo por encima de los hombros.
-Creo que no había visto a Breena tan feliz desde que éramos niñas y vivía su madre-dijo ella.
André le guiñó un ojo.
-Me gusta pensar que tengo algo que ver en eso. Y ahora vamos, hadita, ha llegado la hora de darse un remojón. Si te quemas esa preciosa piel, estoy seguro de que tu rey nos declarará la guerra.

Anjana (Saga hadas 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora