20. capítulo

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Breena y Alyan caminaron juntos hasta el acogedor salón de la casa de los vampiros. Allí, la chica se dejó caer en el sofá con aire cansado.
-¿Estás bien?-preguntó su hermano.
-En realidad no. Tengo contracciones desde esta mañana. Pero si se lo cuento a André, enloquecerá antes de tiempo.
Alyan se sentó junto a ella y puso las piernas de la chica en su regazo. Le quitó las sandalias y se puso a masajearle los pies.
Breena suspiró de placer.
-Siempre se te dio bien esto, Alyan. Me pregunto si Anjana ya lo ha descubierto.
Él chico frunció el ceño sin parar en lo que estaba haciendo.
-No hemos tenido muchos momentos de calma, Bree.
-¿Quién es Zuria, hermano?
Él apretó los labios.
-No es mi amante.
-No me estás respondiendo, Alyan. Siempre nos hemos contado todo.
-No puedo decírtelo. Prometí no hacerlo.
-Tienes que decírselo a Jana. No habrá paz entre vosotros hasta entonces. Ella no se va a someter si cree que hay otra mujer.
-No la hay.
Breena bajó los pies al suelo y se incorporó para mirar a su hermano muy seria.
-Anjana tiene continuamente detrás la sombra de su hermana. Sólo el tiempo hará que pueda quitársela de encima. No la obligues a tener la de otra mujer también, Alyan.
-No es tan fácil.
-Te dije que no permitiría que la hicieras daño. Eso sigue en pie. Si tengo que protegerla de ti, lo haré, hermano. Aunque tenga que refugiarla en mi propia casa.
Él sonrió.
-Siempre habéis sido algo más que amigas.
-Por eso mismo. Cuídala, Alyan. O lo haré yo. Y ahora, será mejor que vayas a buscar a mi marido. Creo que he roto aguas.
El chico miró sorprendido el charco en el sofá. Luego corrió al jardín en busca de André.

Tres horas más tarde, Breena estaba de parto. La chica, junto con André, Elise y un sanador, estaba en su habitación. Alyan paseaba de un lado a otro en el salón.
-¿Por qué diablos no salen para decir algo?
Damon, que estaba sentado en el sofá, con Alexia apoyada contra él y su hijo en las rodillas, resopló.
-Siéntate hada-ordenó con un gruñido-vas a hacer un surco en mi alfombra.
Jared y Alexia sonrieron al ver al rey de las hadas mirar furioso al vampiro y luego salir de la casa.
-Será mejor que vayas con él, Anjana-sugirió el vamp que estaba leyendo un libro a la pequeña Ada- antes de que destroce el jardín.
La chica dudó un momento antes de salir detrás de su marido. Le vio apoyado contra un árbol, con los ojos cerrados.
-Breena estará bien-aseguró cuando llegó hasta él.
-Es difícil parir un vampiro. La reina Alexia estuvo a punto de morir. Tuvieron que convertirla para salvarle la vida. Y a las hadas no se les puede convertir.
-Alexia era humana, Alyan. Breena es un hada. Somos seres mágicos. Estará bien.
Él la miró un momento antes de cogerla una muñeca y acercarla a él. La besó con pasión, hundiendo su lengua en la boca de la chica. Jana respondió al beso sin reservas.
-Necesito distraerme, esposa-murmuró el rey bajándole los tirantes de la túnica.
Cambió de posición con ella, apretándola contra el árbol mientras la besaba. Deslizó la mano por sus piernas para tomarla de los glúteos y levantarla. La chica le rodeó la cintura con las piernas inmediatamente y él enterró la cara entre sus pechos.
-Me has vuelto loco con esa cosa que llevabas puesta-aseguró él contra su boca.
-Vamos dentro, Alyan-pidió ella con un jadeo.
Él negó con la cabeza.
-No puedo esperar-aseguró.
Le sintió apartar la tela de su pantalón y luego su ropa interior. En un momento, él se deslizaba en su interior. Se movieron uno contra otro con rapidez, buscando la liberación. Anjana fue la primera y, enseguida, Alyan la siguió con un rugido de placer. Luego, los dos se deslizaron hasta el suelo. El chico la abrazó y la besó con ternura.
-¿Estás bien?-la preguntó.
-Sí-respondió la chica-¿y tú? ¿Te has distraído lo suficiente?
Él sonrió y se levantó.
-Sí, esposa. Al menos por un rato. Vamos a ver cómo van las cosas.
Ella cogió la mano que la tendía para ayudarla a ponerse de pie y apretarla contra él.
-Si vuelves a ponerte un bikini delante de otros hombres, te encerraré, Anjana-aseguró.
Ella puso los ojos en blanco mientras le seguía hacia la casa.

Llegaron al salón de la casa justo cuando André bajaba las escaleras con un pequeño bulto en brazos. El vampiro, muy satisfecho, le tendió el bebé a Alyan.
-Esta es tu sobrina Sheely, rey de las hadas.
El hada cogió a la pequeña con cuidado.
-¿Breena?-preguntó sin dejar de mirar a la niña.
-Está bien. Descansará un rato y luego puedes ir a verla.
-Es preciosa, André-afirmó Alexia.
El vampiro recuperó a su hija de los brazos de Anjana, a quien Alyan se la había pasado. Al hacerlo frunció el ceño y olfateó.
-No puedo creerlo-dijo-¿de verdad habéis estado follando mientras mi hija nacía?
Jana se ruborizó y Alyan le miró ceñudo. Jared, Alex y Damon se rieron a carcajadas. André, negando con la cabeza, subió de vuelta a su habitación.

Anjana (Saga hadas 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora