26. Capítulo

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Y por fin, el último capítulo de Anjana. Y la solución al gran misterio. Espero que os encante. 

Mañana, el epílogo. Y el domingo, espero poder publicar un adelanto de la próxima novela, "Zuria".

Gracias por leerme. Un abrazo para todas.


El dolor de la contracción la recorrió de arriba abajo poniendo su cuerpo en tensión. Gritó cuando se intensificó hasta el punto de no poderlo soportar.

-Vamos Jana, respira cariño. Pasará enseguida-animó Breena cogiéndole una mano.

La chica obedeció y jadeó en un intento de recuperar el control. Llevaba cinco horas de parto y no parecía terminar nunca.

Elise, Breena y el sanador estaban con ella. Elise y el sanador se miraban y en los dos parecía estar el mismo pensamiento. La vampira había estado en los suficientes partos para saber que algo estaba bloqueando éste. Con un gesto pidió al sanador que saliera. Bree la miró interrogante y Elise se sentó al lado de Anjana.

-Escucha Jana-ordenó la vampira-esto no está funcionando.

-No puedo hacer más-protestó el hada.

-Las últimas dos semanas has estado consumiéndote, hada-riñó Elise-compadeciéndote de ti misma y quedándote sin ninguna energía. Ha habido incluso que obligarte a salir al exterior. No puedes parir con esa actitud. No estás dejando que tu hijo nazca.

Anjana se tensó de nuevo ante otra contracción.

-Vamos, amiga-pidió Bree-puedes hacerlo.

La reina gimió y trató de relajar su dolorido cuerpo. Consiguió respirar con calma mientras se imaginaba la hermosa carita de su bebé.

-Eso es, mucho mejor así-felicitó Elise-usa tu magia, hada.

El parto empezó a progresar a partir de ahí. Aunque se prolongó mucho más de lo que Alyan, que esperaba abajo, podía soportar.

-Te pones pálido cada vez que ella grita, hada-señaló André-deberías tranquilizarte o morirás antes de que nazca tu hijo.

-Vete al infierno, vampiro-el hada le miró con furia-debería estar arriba con ella.

André le miró irónico.

-Tú sabrás qué has hecho para que tu esposa no quiera que estés con ella.

-No he hecho nada-Alyan maldijo entre dientes-maldita sea. No le sería infiel.

-Es curioso. Te creería aunque pudieras mentir. Me pregunto por qué Anjana no te cree.

-¿Qué quieres decir?

-Que a veces nos cuesta mucho ver lo evidente, cuñadito. Y mucho más decirlo en voz alta.

-Alyan-la voz de Breena a sus espaldas les interrumpió. El hada se dio la vuelta para ver a su hermana con un pequeño paquetito lleno de vida en brazos.

-Tu hijo. Es un niño.

Alyan ni siquiera se acercó a cogerlo. Siguió mirando a su hermana con la pregunta que no se atrevía a hacer en sus ojos.

-Está bien. Ha sido difícil y necesita descansar, pero está bien.

Alyan cogió al bebé y lo miró con amor.

-Es igual que Anjana-se asombró.

Breena sonrió.

-Sí. Pero tiene tu pelo y tus ojos. Otro hada de plata.

Anjana (Saga hadas 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora