Un corazón consumido por la oscuridad

La primera decisión de la reina consorte

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Rhaenyra comenzó a despertar tranquilamente sintiendo la calidez de un fuerte brazo presionando contra su estómago.

Sonrió para sí misma y se quedó quieta para no despertarlo. Su calidez la envolvía, ¿A qué hora había regresado él a la habitación?

No recordaba haberlo sentido llegar...

No lo recordaba...

Porque él no tenía como entrar por la puerta...

Rhaenyra levantó su mirada y vio que el mueble seguía en la puerta y cerró los ojos.

Los pasadizos secretos...su tío conocía cada uno de esos pasadizos y ella lo había olvidado como una estúpida.

Sintió el brazo que rodeaba su cintura apretarse y comenzó a respirar auténticamente agitada.

- Puedo explicarlo- dijo ella en un hilo de voz. Ahora si estaba asustada.

Sintió como la volteaban de forma brusca y antes de que pudiera saber lo que pasaba su tío se había cernido sobre ella, le había abierto las piernas y se había acomodado cómodamente entre ellas mientras la inmovilizaba tomando ambas muñecas por arriba de su cabeza con una mano.

- Comienza a explicar ahora- exigió él en tono serio mirándola con desafío.

Ella lo miró a los ojos y supo que ahora si estaba en problemas.

Sus ojos brillaron al ver lo molesto que él parecía y entonces rompió a llorar.

- Rhaenyra- gritó él y ella le apartó la mirada intentando soltarse- Habla ahora ¿Por qué tuve que hacer el ridículo frente a la guardia real y usar los pasadizos secretos para entrar a mí habitación?

- No quería dormir contigo- sollozó ella sabiendo que la única forma en que podía librarse de su molestia era haciéndolo sentir culpable- Quería estar sola- lloró ella pero él no parecía conmoverse.

- ¿Y te pareció buena idea humillarme frente a mi guardia real?- preguntó él en un tono de voz elevado.

- Tú me humillaste frente a todo el salón- lloró ella y tal vez sus lágrimas fueran falsas, pero el sentimiento real- Sé quién es ella, pero no dudaste en bailar con ella, en caminar con ella por el palacio, todos se burlarán de mi.

- ¿De qué estás hablando?- dijo él y cuando ella apartó la mirada usó su mano para tomarla del rostro y obligarla a mirarlo.

- De tú media hermana, de tú maldita amante, no sé lo que son- gritó Rhaenyera sin importarle si estaba jugando con fuego- ¿Ella te parece hermosa? ¿Por eso bailaste con ella y no conmigo? ¿Por eso paseaste del brazo con ella por todo el palacio? Si es así ¿Por qué no estás con ella en sú cama?- le gritó Rhaenyra y él la apretó con más fuerza.

- Tú misma dijiste que nuestro matrimonio no era real- dijo él duramente sin querer caer conmovido por sus lágrimas.

- Bien, entonces no tengo por qué dormir en tú misma cama, es más, me iré ahora mismo para dejarte tú cama y que la puedas compartir con ella- le gritó Rhaenyra hablando desde los celos- Tal vez yo también pueda buscarme un amante- dijo ella.

- No es mi amante- gritó Daemon apretando con más fuerza las muñecas de Rhaenyra- No te he sido infiel y espero, no enterarme de que tú has tenido algún amante en mi ausencia, porque si me entero de que alguien siquiera te ha mirado, voy a matarlo y tú aborrecerás el día que naciste si te has atrevido a engañarme- dijo Daemon y Rhaenyra se congeló ante sus duras palabras.