Un corazón consumido por la oscuridad

Recuerdos de la infancia

Hola a todos! Acá un nuevo capítulo jeje

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El reencuentro de Daemon, Aegon el menor y Visenya fue dado por el destino.

Se juntaron los tres en Pozo de dragones, mientras volvían de la guerra.

Aemond y Aegon el mayor junto con Rhaenys, se mantuvieron alejados para darles privacidad.

Daemon caminó hacia sus hijos con rostro serio y el rostro manchado de sangre y cenizas. Solo eso había quedado en Antigua.

Sus hijos no estaban en mejores condiciones, incluso sus rostros seguían manchados de sangre a pesar de que ellos se habían limpiado antes de llegar al lugar.

Aegon y Visenya sonrieron y luego al acercarse al rey hicieron una reverencia.

Aegon el menor se irguió cuán alto era para mirar a su padre el rey.

Daemon sonrió al verlo actuar con tanto respeto y cortó la distancia para abrazarlo.

¿Cómo era posible que cada ves que miraba a sus hijos ellos hubieran crecido un poco más?

Parecía como si solo hubiera sido hace algunos años cuando él era despertado por sus hijos que tenían pesadillas.

Daemon tomó a su hijo de los hombros y sonrió. Palmeó sus hombros y lo tomó de ambos lados del rostro con sus manos para acercar su frente a su frente.

- Mi hijo, mi heredero- dijo Daemon con orgullo pues él había ganado una batalla que le dijeron era imposible de ganar.

- Padre- dijo Aegon con orgullo y Daemon lo soltó para mirar a Visenya.

Visenya se arregló el cabello para parecer un poco más decente frente al rey.

Sus cabellos estaban rojos por la sangre, sus ropas de jinete estropeadas, e incluso sus manos aún tenían la sangre de su enemigo.

Daemon le sonrió y Visenya se arrojó a sus brazos.

- Padre- dijo Visenya y Daemon la apretó con fuerza contra su cuerpo

- Mi dulce princesa- dijo él y ella sonrió ante la ironía.

Ella no tenía nada de dulce. Estaba bañada en sangre enemiga y a su padre aún le parecía una pequeña niña.

Daemon miró a sus niños. Sus pequeños príncipes. Su orgullo más grande.

Caminó hacia donde se mantenían apartados Rhaenys, Aemond y Aegon el mayor y abrazó a su prima para informarle que había recibido noticias de la serpiente marina que se recuperaba y estaba bien.

La sonrisa de alivio de Rhaenys le provocó nostalgia pero luego fijó su vista en sus sobrinos.

Aegon el mayor había vuelto del valle, luego de una victoria aplastante contra sus enemigos.

- No te fallé esta vez, mi rey- dijo Aegon y Daemon desordenó sus cabellos.

- Lo hiciste bien, Aegon- dijo el rey y Aegon sonrió levemente. Ya no era el muchacho feliz que un día fue.

No desde que la única mujer que amaba había muerto en sus brazos.

Aemond se mantuvo de pie y reportó sus victorias, aunque Daemon se mantuvo serio, mientras Aemond reportaba más la hazaña de Visenya que la de él mismo.

- Bien hecho, sobrino- dijo Daemon y apretó la mano de Aemond que hizo lo mismo.

Todos juntos, emprendieron el regreso al palacio, y sonrieron al ver como las personas los recibían como héroes.