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ERA INDESCRIPTIBLE LO QUE SENTÍA CHRISTINE en ese momento, después de haber regresado habían tenido un encuentro muy desagradable con la pareja. Ahora se encontraba metida en el nefasto armario. Estaba recargada en la pared de madera abrazada a sus piernas reflexionando sobre todo lo acontecido.Había pasado casi todo el día allí, con la esperanza de que la sacaran ese mismo día, aunque algo dentro de ella la hacía estremecer.
Sus manos temblaban y su cabeza no dejaba de dar vueltas. Al ser golpeada por Lejía y Fregoso para que tiempo después ser arrastrada al armario, hacía que su enojo incrementara aún más. Tenía que hacer algo para salir de ahí, pero su cuerpo no se movía.Tenía hambre, Fregoso solamente le había dejado poca avena de castigo, como si estar metida ahí no lo fuera. Sus cabellos desordenados caían sobre su rostro que ya hacía sollozando en el silencio. Cegada por el enojo empezó a golpear las viejas paredes de madera con frustración, el infierno parecía estar en sus manos por el ardor en ellas. Golpeaba las paredes como si eso solucionara todo.
Golpe tras golpe hacían que su llanto aumentara al igual que el dolor, sus manos rojas por la sangre que poco a poco iba saliendo de sus rotos nudillos. Después de unos fuertes golpes contra la vieja madera se derrumbó en el suelo, sollozando por lo bajo. Ya no sabía si lloraba por el enojo o por el dolor que sentía en sus destrozadas manos.
Por otro lado se encontraba ambos jóvenes inquietos junto a sus demás compañeros. Estaban en la lavandería y esta vez no habían salido por el incidente, prefiriendo quedarse por cualquier cosa. Willy se encontraba preocupado por la joven al igual que la adolescente.
—Joven Wonka...—el señor Ábaco lo llamó preocupado por su comportamiento, este se movía inquieto tratando de buscar una solución para la joven—, Trate de calmarse, la señorita Christine es una joven realmente fuerte— trató de calmar al joven hombre.
Willy no paraba de pensar, le daba temor pensar que probablemente la mujer estuviese herida—, Willy basta— Noodle le exclamó. Estaba igual que el pero sabía que de alguna forma la joven estaba bien. El ambiente se encontraba tenso entre todos y el silencio reinó durante un largo tiempo.
El día paso tortuosamente lento, la noche llenó el cielo trayendo consigo la desesperanza de la joven.
Al acabar la jornada de trabajo, al acabar el día se pasaba lista. Fue desagradable el escuchar la molesta voz de aquel hombre. Una vez que todos pasaron a sus respectivas habitaciones, Willy se dejó caer en la cama, su conciencia le carcomía por dentro de forma desesperante. Después de unos minutos tratando de conciliar el sueño, Willy decidió hacerle compañía a la mujer. No podía sacarla de ahí pero era lo menos que podía hacer.
A pasos lentos y arrastrados, caminó a la puerta de aquel armario donde la joven se encontraba. La iluminación era poca debido a los viejos focos.
El joven se sentó al lado de la puerta y la tocó suavemente.Por el otro lado de la puerta se encontraba Christine en una esquina derrumbada. Al escuchar el sonido, segundos después gateó cansada hacia la puerta recargándose aún lado de esta.
—Dime tus verdades Coraline, Coraline— murmullo Willy casi en susurro para Christine—, Dime tus verdades Coraline, Coraline. Dime tus verdades Coraline, Coraline. Dime tus verdades
Coraline, Coraline— la tranquila voz de Willy calmo a la joven desde lo más profundo de su ser.—Coraline, hermosa como el Sol, Guerrera de corazón celoso. Cabello como rosas rojas Preciosas tiras de cobre. Amore, portali da me—
—Si escuchas el cantar de las campanas
Verás a Coraline llorando
Quien quita el dolor de otras personas
Y luego lo lleva dentro de ella— tarareó tranquilo.La noche pasó en murmullos del joven y la suave respiración de la chica.
La mañana se abrió paso por el cielo claro, ambos jóvenes no habían podido dormir debido a su encuentro. Willy levantó la cabeza al escuchar los pasos rápidos de la desagradable mujer. Al llegar a la puerta del armario se encontró con la inesperada presencia del chico.
—¿Tú qué haces aquí?— su rostro demostraba la confusión pura.
—La acompañe— respondió sencillamente Willy, su mirada pesada caía sobre Fregoso.
Después de unas palabras molestas por parte de Fregoso, abrió la puerta de aquel armario dejando a la vista a la joven que ya hacía en el suelo abrazada a sus piernas con la mirada perdida.
Fregoso se fue de ahí notablemente molesta dejando a los dos nuevamente solos.
—Christine...— se levantó rápidamente Willy y entró con la mujer. Se arrodilló y la envolvió en brazos con alivio, esta se aferró al cuerpo del hombre como si su vida dependiera de ello. Después de unos segundos de estar así Willy la miro con más detenimiento. Su mejilla estaba levemente morada no tanto pero se podía apreciar la herida en ella, su cabello suelto y sus nudillos rotos.
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QUEEN OF DISASTER- WILLY WONKA
Fiksi Penggemar"¡Ladies and gentlemen, for the very first time!"