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NOODLE LOS MIRO A AMBOS Y LES RESPONDIÓ con un leve asentimiento.
—Tengo una idea— les dijo, mientras emocionado comía su chocolate—, ¿Puedes traerlo?—
—Ujum— contestó Noodle saliendo de la habitación. Ambos jóvenes quedaron en completo silencio mirando hacia la puerta, pero rápidamente se observaron para contemplarse de nuevo.
—Y dígame Señor Wonka ¿Sabe dibujar?— cuestionó dirigiendo su vista al maletín de Willy. Le ponía nerviosa verlo fijamente.
—Ah, si— respondió saliendo de su trance, sus ojos la seguían, la joven podía sentir la mirada de Willy—, Y usted ¿Sabe dibujar?—Le preguntó de vuelta a Christine.
—Si, era mi pasatiempo de niña. Mi padre solía comprarme lienzos y pintura, me pasaba horas pintando cualquier cosa que me llegara a la mente— respondió aún observando la pequeña fábrica de Willy, recordando sus días de felicidad—, También suelo dibujar con Noodle—
—¿Y como era su vida antes de llegar aquí señorita Christine?— interrogó Willy curioso, entre tanto se recargaba en la pared escuchándola.
—Antes de llegar aquí, solía recorrer el mundo en busca de nuevas aventuras, siempre fue mi sueño visitar los lugares más pequeños que la tierra guardaba— le relataba con euforia—, No tenía nada que perder, nada que ganar, nada que pudiera desear, excepto hacer mi vida una obra de arte, como lo hizo mi padre—
—¿Y qué le pasó a su padre?— le preguntó ahora mirándola atentamente.
—Hace unos años, enfermo y cuando levante la vista, ya no estaba conmigo— le respondió Christine.
—Listo, aquí está todo— dijo Noodle llegando de nuevo a la habitación y entregándole las cosas a Willy—, Ya me voy a dormir—
—¿Aún quieres ver mis escritos?—le preguntó a Noodle antes de que esta saliera.
—Si, te espero en tu habitación, buenas noches Willy— contestó Noodle y se despidió de Willy.
—Buenas noches Noodle— Y sin más Noodle nuevamente se fue.
—¿También es escritora?— le preguntó de nuevo Willy.
—Tenía que buscar un pasatiempo para no morir de aburrimiento. Y empecé a escribir, me di cuenta que soy buena escribiendo— le respondió con simpleza, a duras penas podían entablar conversaciones por qué la vergüenza les ganaba a ambos—, Bueno señor Wonka— camino hasta la puerta y antes de cerrarla continuó—, Linda noche— se despidió y cuando iba a cerrar la puerta, Willy la detuvo, agarrándola de la muñeca.
Ambos quedaron en silencio absoluto, nadie decía nada, solamente ellos.
—¿Ocurre algo señor Wonka?— preguntó mirándolo a los ojos.
Willy quien aún mantenía el agarre, hasta el mismo se sorprendió por la repentina acción.
—¿Me puedes ayudar a dibujar?— le pregunto en voz baja, avergonzado.
Christine asintió levemente—, Solo déjeme avisarle a Noodle— expresó en voz baja igual. Willy quien aún apenado, no dijo nada, sólidamente la soltó.
Christine salió y caminó hasta su habitación, donde Noodle la esperaba.
—Hasta que llegas, ¿Qué tanto hacían?— preguntó levantándose de la cama y caminando hacia ella.
—Ah, no solamente me pidió que lo ayudara a dibujar, es todo. Ve a descansar— le dijo sonriéndole.
—Está bien, solamente con que me entere de algo— le advirtió saliendo de la habitación. Apuntándola con el dedo.
—Te aseguro que no va a pasar nada—le respondió con una leve risa.
—¿Está segura de que no va a pasar nada señorita Christine?—
A Christine se le había ido el alma del cuerpo, quedó inmóvil al escuchar la voz masculina detrás de ella. Su mente no procesaba nada, literalmente estaba en blanco.
Noodle quién observaba, rio al ver la reacción de su amiga. Se despidió sonriendo y se fue dejándolo a los dos jóvenes por segunda vez solos.
—¿Está bien señorita Christine?— le preguntó con burla, jugando, pensaba que aparecer detrás de ella la había asustado.
—Todo bien Señor Wonka— se giró y lo miró y, de un movimiento involuntario, Christine agarró de mano de Willy caminando hacia la habitación de este. No sabía de dónde había encontrado las agallas de hacer tal acto. Willy por su parte agarró la mano de Christine caminando los dos como si nada.
Llegaron después de unos segundos caminando, Willy como todo un caballero, dejó pasar primero a la joven.
—¿Y a quien piensa dibujar?— interrogó la chica, al recordar el por qué estaba ahí.
—Estaba pensando en hacer el dibujo del Señor Lejía, podríamos hacerlo con un traje y bien peinado— propuso Willy, posando para la idea, o dando una mejor explicación.
—Y abajo poner como una descripción de quien es— propuso ahora Christine.
—Me parece una buena idea— habló Willy, quien frunció el ceño después de pensar en algo—, Solo hay una silla—
—Puedo estar en el piso— respondió sus palabras con sencillez, restándole importancia.
—Claro que no—
Y así comenzaron, debatiendo quién usaría la silla para tener más comodidad. Hasta después de un tiempo acordaron que uno estaría en la cama y uno en el escritorio. Christine en la cama y Willy en el escritorio.
Primero inició Willy haciendo un boceto y enseñándoselo a Christine, quien a su vez le enseñó uno, ambos concordaron en juntar sus ideas y terminar el dibujo.
Christine ahora estaba en el escritorio dibujando, mientras que Willy a su lado le decía las ideas que se le venían a la cabeza, o cualquier otra cosa que se le ocurriera.
Al ya ser muy tarde, el sueño estaba matando a Christine, cansada, se acomodó en el escritorio recargado su cabeza en sus brazos, igual que fue cerrando sus ojos lentamente, lo cual fue peor al escuchar la voz tranquila de Willy, el cual estaba sentado en el suelo recargado en la pared hablando ya al parecer solo.
Al no encontrar respuesta de sus preguntas levantó su mirada, encontrándose que la joven había caído en las manos de Morfeo. Sonrió al ver tal escena.
Con sumo cuidado y delicadeza, Willy tomó a la joven en sus brazos y la recostó en su cama. No podía dejarla descansando ahí. No la llevó a su habitación por que le quedaba lejos, aunque no era cierto, no quería llevarla por alguna extraña razón.
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QUEEN OF DISASTER- WILLY WONKA
Hayran Kurgu"¡Ladies and gentlemen, for the very first time!"