Gravedad

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Dieron las 4 de la mañana y ya no sentíamos ni sueño. Me sentía como una muñeca, me encantaba ver cómo me podía hacer todo lo que quisiera, y cómo lo hacía. Me ayudó a levantarme. Me empezó a empotrar, no sacaba la polla, solo la metía más hasta el fondo. Sentía que me volvía loca en ocasiones. Cada vez el climax lo notaba más intenso y todo me parecía irreal, como una especie de ensoñación. Ni siquiera me mantenía en pie, me temblaban las piernas, y toda la habitación olía a sexo.

Nos dio una visita Tom, probablemente porque percibiese una fuerte energía desde donde quiera que hubiese estado escondido. Rick le vio y le saludó sin darme tregua. Tom me miraba juzgándome con la mirada y me causó risa mientras me agarraba fuertemente de los muslos de Rick y continuaban brotandome lágrimas de los ojos. Sentía su miembro durísimo dentro de mi, y de alguna manera continuaba encontrando el punto de más placer, y parecía que lo notaba porque seguía dándome justo ahí, por lo que no dejaba de correrme una y otra vez. Sabía que nunca olvidaría ese momento, en mi vida. De hecho me sentía locamente enamorada de él y eso me asustaba, pero lo encontraba lógico. Deseaba que me dejase preñada, cosa más animal que esa no había. Al terminar y descansar como era debido probablemente ya no lo sintiera.

—Necesito un poco de tregua, Rick —supliqué con un hilo de voz—. Te juro que si vuelvo a correrme me voy a desquiciar.

Sin dudar dos segundos la sacó. Se quedó mirándome completamente encharcado en sudor. Me puse de rodillas con su ayuda y comencé a chuparsela hasta que se corrió. Entonces me ayudó a levantarme y le dimos uso a la toalla. Me miré en el espejo y me percaté de que tenía mordidos los labios con heridas. Nos tumbamos y nos abrazamos como si nada de eso hubiera pasado.

—Mañana te va a hacer falta llevar mascarilla —bromeó—. Lo bueno es que en Dedsec no te van a interrogar por ello.

—Ahora se me hace raro no sentirte dentro —reí—. Me has dejado completamente seca.

—Tronca, me vuelves loco —me confesó con una mirada sincera.

Volvió Tom y se tumbó ronroneando a mi lado, cosa que nunca hacía. Cuando se cansó se fue hacia Rick, restregando su cabeza contra su pecho mientras él le acariciaba.

—Eso sí que me sorprende —dije.

—Le debo caer bien.

—Debe ser la energía que desprendemos ahora mismo.

—¿Te hace una ducha? Creo que la necesitamos.

—Me la pide el cuerpo. Luego cambiamos las sábanas. No me apetece dormir en un charco.

Nos duchamos juntos con agua extra caliente. Nos ayudó a relajar los músculos y cualquier tensión.

—Lo tengo hecho trizas —dijo tocándose el pene. Me hizo reír—. Me escuece. Hacía tiempo que no le daba una batalla de esta escala. Estás hecha toda una guerrera Sara.

Salimos de la ducha después de unas cuantas risas flojas y le dimos la vuelta al colchón y cambiamos las sábanas rápidamente.

—Aquí no ha pasado nada —dije.

—Si quieres llamo a algún colega, que entre y a ver si el nos dice lo mismo.

[...]

—Anda, el Mago de la Montaña vuelve acompañado de una nueva maga. Cómo lo sabía —dijo Trevor levantándose para saludarnos. Había intentado maquillarme las heridas de los labios pero al parecer le puso bastante atención. Eso sí, no dijo nada, solo me lanzó una mirada muy desapercibida que capté como un "ya lo pillo"—. ¿Qué tal la ruta, os quedasteis dormidos por ahí?

Rick se giró para mirarle una vez llegó a la mesa donde se iba a sentar a trabajar, y le lanzó una mirada fulminante para que dejase de hacer preguntas. Ninguno de los dos queríamos que nadie supiera nada. Si se lo imaginaban, no era cosa nuestra. Al final solo el nos había visto llegar juntos.

Punk's Not Dead | DedsecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora