Vacile

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Ya estábamos de vuelta en el bullicio de la ciudad. Hacía un día soleado y en el asfalto hacía siempre más calor.

—Imagino que ya se habrán enterado sobre la explosión —comentó Rick rompiendo el hielo—. Dedsec, digo.

Quería decirle que creía estar convencida sobre querer estar con el, pero algo en mí aún requería más tiempo. Y además creí que ese momento de apertura ya había pasado.

Llegamos a la base y nada más entrar estaban todos expectantes mirándonos entrar. En especial a Rick.

—Creo que estamos en su punto de mira pero no nos consideran rivales —explicó Rick.

—Hay muchísimos heridos y algunos inocentes muertos —dijo Clara nerviosa.

—Tranquilizate —dijo Paul—. Podemos conseguir mediar con ellos. Está claro que de malas con ellos no vamos a conseguir nada.

—Tenemos nuevos miembros, al menos temporalmente, nos vendrán bien —dijo Rick.

—¿Son de fiar? —preguntó una miembro desde su cómoda posición en un sofá.

—Imagino —respondió Rick—. No son hackers. Son anarquistas. Al menos uno de ellos. A Martha ya la conocéis. El otro es un hombre cincuentón que maneja el rollo. Sabe de qué van —prosiguió—. Un tal Diego.

—Diego... —pensó Jess desde su portátil—. ¿Qué más sabéis de él? Voy a buscarle en la base de datos.

—Pues es moreno, esbelto, canoso. Atractivo para su edad —añadí. Rick soltó una breve risa.

Mientras Jess buscaba información sobre Diego, el resto del grupo permanecía en silencio.

Después de unos momentos, Jess levantó la vista de su portátil con una expresión de sorpresa.

—Interesante... parece que Diego tiene un historial bastante activo en movimientos anarquistas. Ha estado involucrado en diversas protestas y acciones directas a lo largo de los años, pero no hay informes de actividad reciente. Parece que se ha mantenido más bien bajo perfil en los últimos tiempos —informó Jess, compartiendo los detalles que había encontrado.

—¿Y qué más? ¿Algún motivo para desconfiar? —preguntó Clara, con una mirada escéptica.

Jess frunció el ceño mientras revisaba más información en su portátil.

—No hay evidencia de actividades ilegales o violentas recientes. Parece que Diego ha mantenido una postura más pacífica en los últimos años. Aunque, por supuesto, eso no garantiza que no pueda haber algún motivo oculto detrás de su interés en unirse a Dedsec —explicó Jess, con cautela.

El grupo reflexionó sobre la información proporcionada, evaluando la confiabilidad y las posibles implicaciones de tener a Diego como parte del equipo. Aunque no había motivos claros para desconfiar de él, todos estaban conscientes de la necesidad de permanecer vigilantes y estar preparados para cualquier cosa.

—Deberíamos quedar con ellos en otra parte para juzgar. Busca a Álex, el otro anarquista de mi edad, a ver qué encuentras. Tiene los lados del pelo rapados y un mullet en medio. Piercings en la ceja derecha y orejas. Ojos azules. Llevaba una máscara así que no sé más de sus rasgos —dije.

—Dadme un segundo.

Jess continuó investigando y después de unos minutos levantó la mirada de su portátil con una expresión de satisfacción.

—¡Lo tengo! —anunció—. Álex es conocido en círculos anarquistas locales como Álex "El Furioso". Parece ser un activista comprometido con diversas causas sociales y ambientales. No tiene un historial criminal significativo, pero ha participado en protestas y acciones directas en el pasado.

El equipo escuchó atentamente la información proporcionada por Jess, reflexionando sobre cómo abordarían la próxima reunión con Álex y Diego.

—Me gusta como suena eso —comentó Rick.

Jess miró a Rick con una sonrisa de suficiencia y añadió con un toque de ironía:

—Bueno, Rick, si comparamos el historial de Álex con el tuyo, seguro que parece algo así como un picnic en el parque.

—Rick es todo un maluco —rió Trevor.

Rick levantó las cejas en respuesta, con una mezcla de diversión y complicidad.

—Bueno, supongo que cada uno tiene su propio camino —dijo con una sonrisa socarrona—. El mío ha tenido sus momentos interesantes —me lanzó una mirada rápida e insinuante—. Los sigue teniendo.

El comentario de Rick provocó risas entre el equipo, algunos incluso intercambiaron miradas cómplices al notar la chispa entre nosotros.

Me levanté la camiseta y le mostré a Clara cuando me estaba mirando el moratón horrorífico que me habían causado los antidisturbios.

Rick explicó cómo había sido el desarrollo de la redada policial en la manifestación.

—Desplegué el UI65H y lo lancé hacia los antidisturbios como distracción, eso nos permitió escapar sin ser detectados. Por desgracia alguna resultó herida pero al menos evitamos una confrontación directa con la policía —añadió con orgullo.

—Estupendo —comentó una chica que recién entraba y se unía al grupo, quien sonrió a Rick—. Oye, Trevor, intenta hacer menos ruido el próximo día, amigo. No me quiero meter con quien te acuestas pero... madre mía —comentó quejicosa.

—Vamos, Anabel, no te pongas celosa. ¿Quieres inscribirte en mi lista de espera, nena? —sonrió.

—No, gracias —dijo sarcásticamente.

—Deja al chaval, que para una vez que se tira a alguien... —se rió John de Trevor.

—Si me obligasen a acostarme con alguien de aquí no sería con ninguno de vosotros —bromeó Anabel.

—Eh, eh, no te pases. Trevor la tiene decente —rió Rick, ofreciéndole apoyo.

—¿Cómo que decente tío? No me seas gay —puso cara de desagrado.

—Es decisión tuya ir con la picha al aire en verano colega, yo habría pagado por ahorrarme la imagen —contestó Rick.

—Oye, y por curiosidad, no fue con aquella a la que escribiste en el cumpleaños de Rick, imagino —preguntó Esther con un tono travieso.

—Pues no. Esta estaba mejor.

—No deberías dejar entrar a cualquiera tan fácilmente, Trevor —objetó Jess.

—Me estáis dando por todos lados. Me piro de aquí. Que os den —contestó fingiendo molestia.

La conversación se tornaba cada vez más animada y traviesa, con bromas y comentarios sarcásticos volando de un lado a otro.

—Oh, vamos Trevor, sabes que lo decimos con cariño —dijo Anabel entre risas, intentando calmar la situación.

—Sí, sí, claro. A ti te encanta que te den —bromeó Trevor, recibiendo un golpe amistoso en el hombro por parte de Anabel.

—¡Eh, cuidado con las insinuaciones! —exclamó Rick con una amplia sonrisa—. A este ritmo vamos a necesitar un manual de comportamiento en la base.

—Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces —entré al trapo, intentando no reírme.

Trevor me miró de manera fulminante.

—Otra que está celosa de no estar en mi lista de espera.

Casi en unísono prácticamente todos nos reímos fuertemente. Trevor se levantó y se dirigió a hacerse un café, por distraerse y apartarse del acoso que estaba recibiendo.

Punk's Not Dead | DedsecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora