cap 21: el principio del fin

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Kagome camino hacia lo que quedaba del altar del templo, deteniéndose frente a Kiyoshi que la miraba sin siquiera parpadear. Kagome cerró los ojos cuando sintió un fuerte dolor en el corazón y la los gritos de Inuyasha en su cabeza, llamándola. Kiyoshi se acercó a ella elevando su aura maligna y extendiendo su brazo hacia ella, creando una oscura bola de energía. Ella imitó su acción y creó una bola de luz, pero la voz de Inuyasha la distraía y causaba que su corazón doliera más y más.

—debiste haber dejado que lo matara desde el comienzo —le dijo Kiyoshi con el ceño fruncido y un gruñido.

—nadie hiere a Inuyasha —le dijo ella furiosa.

—Salvo tú —Kagome sintió el golpe que sus palabras provocaban dentro de ella—. Admítelo, pequeña sacerdotisa, eres tú quien se llevará al hanyou a la tumba… recuerda que al hacerte su compañera uniste tu fuerza vital con él…

—Él vivirá —fue todo lo que dijo mientras elevaba su fuerza espiritual.

—morirá, sacerdotisa. Sobre todo ahora que sabe que tú lo harás… él va a seguirte… pero al quitar su marca… te has asegurado que no se reúnan en el más allá… —Kiyoshi sonrió con engreimiento y Kagome lo miró fijamente, pensando si sería bueno que ella le dijera la verdad, pero al recordar que de todas formas ambos iban a morir, le confesó la verdad:

—Lo haremos —le dijo con seguridad— Inuyasha me marcaba cada vez que estábamos juntos, reafirmando el vínculo cada vez con más fuerza. Es por eso que no morí en el momento en que me la quité… Inuyasha era demasiado posesivo y se aseguró de que nuestra unión fuera indestructible… pero él no morirá conmigo… yo voy a asegurarme que viva… en cambio tú que te uniste a mí para poder vivir fusionando nuestras fuerzas vitales… voy a morir ahora… y el vínculo que has hecho conmigo ha liberado a Inuyasha de la muerte. Si yo muero, tú lo harás conmigo… así que… —Kagome dejó de aumentar su poder y se acercó paso a paso a Kiyoshi— podemos hacer esto de forma fácil o de la difícil… luchar hasta que estemos agotados o solo esperar a que mi hora llegué e irnos ambos en paz…

— ¿estás dispuesta a irte conmigo? —preguntó él mirándola con extrañeza, imitando la acción de ella y quedándose frente a frente.

—aunque no lo creas de alguna forma estoy agradecida… —Kagome acercó su mano a la mejilla de Kiyoshi y le dio una pequeña sonrisa— a pesar de todo lo que has hecho, has cuidado de mí y trataste de darme una vida… mientras me hacías olvidar lo que me causaba dolor…

—eres una humana muy extraña… mujer de otro tiempo —Kagome cerró los ojos y sonrió tristemente— dices esto pero solo quieres eliminarme como otros antes de ti…

—quieres acabar con el mundo en el que vive la gente que amo…—Kagome apoyó su frente contra Kiyoshi un momento y se separó de él— aunque puedo entender tus razones… no puedo permitirlo… es por eso que solo hay dos caminos para nuestro destino…

—No me iré sin luchar —le advirtió Kiyoshi aumentando su tamaño y volviendo su apariencia aún más terrorífica.

—Que así sea —le dijo Kagome suspirando y entrecerrando los ojos— esto acaba con nosotros, ahora…

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La guerra se había desatado completamente. Inuyasha y su grupo estaban atestados de monstruos, que escapaban desde el templo en todas direcciones y que no dudaban en atacarlos. El cansancio ya estaba haciendo mella en Miroku y Sango, a los que les corrían gotas de sudor por las sienes. Los movimientos de ambos poco a poco se hacían más lentos. De no ser por la espada de Sesshomaru y la de Inuyasha que acababan con la gran mayoría de un golpe, todos estarían muertos.

olvidó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora