5. En el banquete fúnebre

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¿Puede la Muerte estar dormida, si la vida es solo un sueño,

Y las escenas de dicha pasan como un fantasma?

Los efímeros placeres a visiones se asemejan,

Y aun creemos que el dolor más grande es morir.

("Sobre la muerte", John Keats)




―Quiero una cerveza...

Cisne... Acuario... Hyoga se quedó viendo con extrañeza a Shun.

―¿Que tú quieres qué?

Shun, vestido con jeans azules y camisa blanca, se le quedó viendo a su novio con cara adusta.

―Quiero una cer-ve-za ―remarcó enfáticamente las sílabas.

Hyoga... Acuario, reluciente en su armadura, revistió su expresión de asombro.

―Ah... ¿Aquí? ¿Ahora? ¿Cerveza de raíz? ¿Qué no tendrás guardia en un rato? ¿No preferirías un poco más de retsina?

Shun levantó la diestra y sin pena alguna le dio a su pareja un buen jalón de greñas, que el otro celebró con risitas bobas.

―No. No quiero cerveza de raíz, ni retsina. Quiero la cerveza más amarga y fría que pueda encontrar. Así, cuando vea a la Hidra esta noche, recordaré que hay cosas más amargas que su cara de energúmeno.

―¿La Hidra?

―¡El papá insoportable de Angelo!

―¡Ah! Tu maestro de Anatomía.

―¡Sí, sí! ¡El psicópata ese que siempre está de humor de perros! ¿Cómo puede Angelo tolerarlo?

―Pues es su papá...

―¡Adoptivo! ¿Por qué se dejó adoptar por ese cabrón?

―A ver... ¿Por qué el cabrón de Deathmask se dejaría adoptar por otro cabrón? No me hago con una respuesta para eso.

―¡Hyoga! ¡No me estás tomando en serio!

―¡Oye, no! De eso no me puedes acusar. Siempre te tomo en serio. Todo lo que dices. Pero te pido justo eso, que te pongas serio. ¿Qué problema tienes con el papá de Angelo? No me vengas ahora con que Mitsumasa fue un papá ejemplar...

―No te pongas extremista. Ya sé que Mitsumasa sólo fue buen padre con Saori...

―Y te diré. La mimaba muchísimo.

―Sí, sí. La malcrió mientras a nosotros nos mandó al paredón. Pero aún así, nunca nos "trató" mal de manera personal. Para eso estaba Tatsumi. El caso es que la Hidra sí que hace las cosas de modo personal. ¡Y es así con todos! No creas que a Angelo lo trata mucho mejor que a mí. De hecho, con él es especialmente severo.

―Por supuesto. Porque espera cosas grandes de él.

―¿Qué? ―cuestionó Shun, azorado.

―Sí. Espera cosas grandes de Angelo. Camus era muy duro con Isaac y conmigo, porque tenía expectativas altísimas sobre nosotros. No me vas a venir con la novedad de que Albiore no fue severo contigo y tus compañeros.

El Santo de Andrómeda se quedó pensativo y buscó a Saori con la mirada. Poseidón y Hades permanecían junto a ella, conversando. Frunció la boca al recordar que Hades lo había usado de recipiente y que, de no haber contado con su entrenamiento y su voluntad bien templada, tal vez no habría podido quitárselo de encima.

Nada sucede dos vecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora