11. guardando el sufriendo dentro del bolsillo.
Sentí la mano de Agustín sobándome la espalda y vi como se ponía de cuclillas en frente mío para mirarme.
—Me duele Agus, no puedo más y recién acaba de empezar—informé con la respiración entrecortada y las mejillas húmedas de tanto llorar,—No quiero volver a recordar esa época.
Estaba hecha bosta.
Me dolía todo el cuerpo; tenía hormigueo en los brazos, me estallaba la cabeza de tanto llorar y me daban mareos y nauseas, pero lo peor de todo era que casi no podía ni respirar, tenía demasiada presión en el pecho, por lo tanto, cada vez que inhalaba sentía un pinchazo en medio de este.—Ya sé que es difícil Gre, pero tenés que tranquilizarte porque sabes que eso te pasa una mala jugaba con tu salud mental, como ahora.
Y era verdad hacia cómo media hora que estabamos encerrados adentro del baño porque me había agarrado un ataque de ansiedad y había tenido que recurrir a una pastilla para que me calmara totalmente y yo sabía lo que conllevaba ahora eso.
—¿Querés que vayamos a tu casa?—cuestionó el pasando su dedo pulgar por mi cachete para eliminar las lágrimas que seguían deslizándose por mis mejillas,—Le decimos a los chicos que te sentís mal porque te vino y listo.
Escuché como tocaron la puerta y levanté la vista mientras que Agustín se giró para mirar también.
—Gre, ¿estás bien reina?—cuestionó Kuku del otro lado de la puerta, sabía que el se había quedado bastante preocupado porque vio toda la secuencia,—¿Puedo pasar o querés estar sola con Agustín?
El ojiverde me miró buscando alguna aprobación para saber si quería que le abría la puerta a Esteban o no.
Finalmente asentí.
Agustín se levantó y abrió la puerta despacio incluso más lento que la primera vez, de a poquito pude ver cómo se asomaba la cara de Kuku por el marco de la puerta.
—Eu, ¿que pasó? ¿estás bien?—formuló preocupado mientras se acercaba y me daba un abrazo,—¿Tuviste un ataque?
Asentí.
La mayoría de los chicos,—en concreto Matías, Agustín, Esteban y Valentino—sabían que yo había pasado por una época muy mala en la que mi salud mental me jugaba en contra muchas veces, demasiadas para mi gusto. Hubo un punto en que podía controlar este tipo de cosas, pero de vez en cuando me daba alguna recaída y solía ser por cosas como la de hoy.
Sin embargo, el único que sabía el por qué era Agustín.
—¿Tomaste la pastilla?
—Sí ya la tomo. Yo me voy abajo para ir preparando las hamburguesas—explicó y después centró sus ojos en los míos para formar contacto visual,—Avísame de lo otro después, ¿si?
—Si Agus, yo te aviso. Gracias—respondí con una sonrisa forzada para intentar tranquilizarlo.
En estos momentos no sentía las extremidades de mi cuerpo, por no hablar de que en mi cabeza estaba en un cumpleañito, pero si me seguía doliendo el pecho y tenía el corazón roto después de haber visto todo lo que había pasado.
Estuve diez minutos más en el baño con Kuku y cuando me vi preparada, me levanté dispuesta a lavarme la cara y bajar como si no hubiera pasado nada.
A medida que empecé a bajar las escaleras, sentí todas las miradas clavadas en mi, menos la de Agustín y Valentino ya que estaban en la cocina.
Miré un par de segundos a Enzo, quien me miraba con pena, confusión y preocupación al mismo tiempo.
—Quédate tranqui ahora ¿si? cualquier cosa ya sabes—murmuró Kuku mientras dejaba un beso en mi cabeza.
Ni bien terminé de bajar, Matías ya estaba al lado mío y sin pensarlo pasó uno de sus brazos por encima de mi hombros.
—¿Qué te pasó? ¿estás bien?
—Nada, no quiero hablar—respondí cortante sacando su brazo de encima mío y empezando a caminar para sentarme al lado de Kuku y de Pipe.
En el trayecto cruce miradas con Malena y aunque no había ningún tipo de expresión en su cara sabía que estaba disfrutando esta situación.
Apreté los puños para contenerme y no decirle alguna que otra puteada, ni escupirla porque lo único que me causaba esa chica era asco y bronca.
Parecía que lo había hecho a propósito, el hecho de ponerse de novia con una de las personas más importantes en mi vida, Matías. Ella lo sabía y sabía el daño que me iba a suponer todo esto, porque yo la conocía y era consciente de que quería hundirme después de todo lo que había pasado.
Me senté al lado de los chicos y vi como Enzo hizo un falso amague para levantarse mientras me miraba y me hacía señas para que fuera a hablar con el.
Lo ignoré.
Hoy el horno no estaba para bollos.No estaba dispuesta a tener una charla con el después de no contestarme los mensajes por una semana y media y menos en la situación que estaba ahora mismo.
No quería saber ningún tipo de explicación por parte de él, ya sea el por qué no habló conmigo o porque estaba acompañado hoy, no me interesaba ni lo más mínimo.
Salí de mi ensoñación cuando escuché el grito de Felipe.
—¡Gol, la puta madre, vamos todavía carajo!—exclamó el ojiazul mientras saltaba de su sitio y seguidamente la ponía la mano en la cabeza a Blas para sacudirle los rulos.
Polidori le sacó la mano y sin mirarlo supe que lo había fulminado con lan mirada. No podía ver sus expresiones porque estaba sentado en el piso, concretamente abajo mío.
—Déjate de joder Felipe—lo retó Matías con cara de pocos amigos mientras le hacía una seña para que se sentara y se quedara quieto.
Pipe se volvió a sentar y pasó uno de sus brazos por encima de mis hombros para luego atraerme hacia el y susurrarme;—No tenés que estar mal amiga, hoy gana el millonario.
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pipe como siempre en un cumpleaños, igual lo queremos
prepárense para el prox cap porque hay drama
perdon pero no puedo hacer mis fics sin que haya quilombo, sorry not sorry