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12. ¿cómo es que ahora no te das cuenta? ella no es lo que aparenta, solo juega contigo.

Me levanté y fui a la cocina para ver si alguno de los chicos necesitaba ayuda con algo. No quería mirar más el partido y tampoco quería estar en el mismo lugar que Malena, Enzo y la chica que lo acompaña que por lo que había escuchado se llamaba Sofía.

—¿Necesitan ayuda?—pregunté al pasar la puerta de la cocina ganándome la mirada de los dos presentes.

—¿Estás mejor?—cuestionó Valentino lavándose las manos con una bayeta para después acercarse y abrazarme.

Tenía mucha suerte de los amigos que tenía.
Siempre se preocupaban por mi y estaban en los momentos que más los necesitaba, algunos más que otros, pero independientemente de eso, siempre estaban presentes.

—Sí Valen, gracias.

—Mirá Colo, si querés anda llevando los cubiertos, los platos y eso—sugirió el ojiverde, acepté y empecé a juntar todas las cosas para llevarlas al patio.

Pasé por el living para ir hasta el patio y una vez allí, apoyé todas las cosas para ir acomodándolas.

Escuché unos pasos atrás mío y ni me digné a mirar porque no tenía ganas de hablar con nadie.
Hasta que ví por el rabillo del ojo que se trataba de una presencia femenina.

Malena.

Antes de que ella pudiera acotar algún comentario, me adelanté.

—Mirá Malena, te la voy a hacer corta porque la verdad no me interesa tener ningún tipo de conversación, ni relación con vos por más que seas la novia de mi amigo, así que no vengas ahora de mosquita muerta como si nada hubiera pasado porque vos no sos ninguna tarada—determiné con la voz bastante fría sin tener ningún tipo de contacto visual, mientras iba colocando todos los platos—Así que tómatela porque no necesito ayuda y menos de la tuya.

Escuché como empezó a cortar las servilletas del rollo de papel para ir colocándolas en sus respectivos sitios.

—¿Cómo está tu papá? ¿y tu hermana sigue teniéndome esa bronca como la que me tenés vos?—habló por primera vez en todo el tiempo que llevaba ahí—Y obvio no me puedo olvidar de tu mamá, ¿cómo está ella, ya se separó de tu papá o sigue siendo una cornuda feliz?

Reí cínicamente y la miré por primera vez desde que había llegado al patio.

Me miraba con una ceja levantada y con una sonrisa victoriosa en su cara, que lo único que me daban ganas de hacer era de borrársela completamente, pero opté por otra opción;

—¿Y tu hermano, cómo está? Debió de ser duro verlo llorar por la chica que le rompió el corazón y solo lo usaba para coger por culpa de su hermana, ¿no Male?. Una lástima que esa chica haya sido yo.

Si ella quería que sacáramos los trapos sucios, yo lo hacía sin problema, a estas alturas no tenía nada que perder.

—Sos una hija de puta.

—¿Y justo vos me venís a decir eso? la cara de vergüenza se te tendría que caer, porque que yo sepa, yo no me cogí a medio Buenos Aires, ni le tiro onda a los amigos de mi novio. Para tener treinta y dos años sos bastante inmadura, ¿no?

Noté como sus mejillas empezaban a sonrojarse pero no era de la vergüenza, era de la calentura que manejaba.

—Tan inmadura no seré porque casi me cojo a tu viejo y a un así estuve a punto de romper toda tu familia.

Me mordí los labios para no reírme porque esta chica lo único que hacia era regalarse para el descanso.

—¿Y te sentís orgullosa de eso boluda? Posta te digo, ¿te sentís orgullosa?—volví a repetirle esperando una respuesta que sabía que no iba llegar—Vos antes de hablar de mi familia te tenés que lavar muy bien la boca porque vos sabes perfectamente el cariño que te teníamos todos y que siempre los ayudamos con todo porque sabíamos la situación que estaban pasando tanto vos como tu familia, pero aún así vos, te cagaste en todo. Así que haceme el favor de dejar de decir pavadas y de ir a consolar a tu hermano y de cuidar a tu papá que en cualquier momento pasa para el otro lado de toda la falopa que se mete.

Silencio.
No sabía que decir, aunque yo seguía teniendo veneno para escupirle que era lo que ella había hecho hacía unos años atrás con mi familia.

—Solamente te voy a decir una cosa y quiero que te quede bien clarita,—avisé después de minutos de silencio mientras la apuntaba con el dedo,—Vos llegas a lastimar a Matías o a hacerle algo solo para vengarte de mi y yo te juro que hago hasta lo imposible para hundirte la vida, sabes que soy capaz de hacerlo y que no me importa nada.

—¿Por que le decís eso?—anunció una voz a lo lejos y a medida que se iba a acercando divisé que era Matías.

—No sé Mati, solo vine a ayudarla a poner las cosas en la mesa y me empezó a decir de todo—se excusó Malena mientras hacía cara de pobrecita.

Me empecé a reir mientras negaba reiteradas veces y me pasaba la mano por la cara.

Estas cosas solo me pasaban a mi, era increíble.

—No sé de qué te reis Colombo, te estoy hablando en serio—dijo con un semblante bastante serio, se notaba que estaba enojado ya que el solo me decía por mi apellido cuando lo estaba—No sé cual te pinta diciéndole de todo a mi novia, si andas mal porque Enzo volvió con la ex, báncatela no es mi problema, pero no te la agarres con Malena porque no tiene nada que ver.

Lo miré asombrada y me acerqué hasta el para estar prácticamente a centímetros de su cara.

—Te vas a arrepentir de haberme dicho todo eso cuando te des cuenta del tipo de persona que tenés a tu lado, cuando te lastime más vale que no vengas llorando a mi casa, ¿estamos?


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SE RE PUDRIÓ

kilig ; enzo vogrincic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora