33. ya se rompió el contador de mentiras.
No tardamos ni quince minutos en llegar a la casa de Malena, cosa que agradecí porque necesitaba ver a la castaña urgentemente. Durante todo el camino había estado en silencio pensando milimétricamente cada palabra que pensaba decirle con tal de que no me picara la mano y terminara impactando esta sobre su cara.
Bajé del auto dando un portazo y sin esperar a ninguno de mis amigos, quienes me gritaban desde adentro de este que me tranquilizara y que los esperara para poder hablar, no hice caso omiso y simplemente alce la vista encontrándome en mi campo de visión a un Enzo discutiendo con Malena, la recién nombrada se encargaba simplemente de mirarlo y de vez en cuando soltaba alguna carcajada.
El se giró en mi dirección al darse cuenta de que Malena tenía la vista fija en la calle, y justamente en el preciso momento en el que nuestros ojos hicieron contacto visual, sentí como todo el enojo se esfumó, como volvía a sentir esas mariposas en la panza como la primera vez que lo vi y como las piernas me empezaban a flaquear dándome indicios de que en cualquier momento me iba a caer sino me sujetaba a algo o me ponía firme, pero ese semblante duró poco al acordarme de todo lo que había pasado con el uruguayo.
Apreté los dedos sobre la parte interior de mi mano dejándome las uñas marcadas en la piel y no dudé ni dos segundos en empezar a caminar hasta donde estaban Enzo y Malena.
Tenía la vista fija puesta en Malena porque sabía que si volvía a mirar a Enzo, no iba a poder decirle todo lo que tenía y quería decirle a la castaña. Básicamente porque era consciente de lo que era capaz de provocar sobre mi.
–¿Me podes explicar que necesidad tenés de hacer esto?—le recriminé a la mayor mientras le mostraba en el celular el video que me había mandado Antonella, su amiga—Me tenés podrida con estas giladas. Es la segunda vez que vengo a hablar con vos, espero que no haya una tercera porque sabes que yo no jodo.
—¡La que faltaba! ¡Anto pone la pava que nos vinieron a visitar!—gritó la castaña riéndose sarcásticamente mientras abría la puerta para que su amiga la pudiera escuchar mejor. Luego volvió a mirarme con una ceja alzada y con los brazos cruzados,—¿Te pensás que te tengo miedo? Conmigo no te vengas a hacer la picante y menos en mi casa querida, ¿Estamos?
Apreté la mandíbula y levanté la cabeza para mirar hacia el techo y contar hasta diez para armarme de paciencia y no romperle la cara delante de todos los presentes.
—¿Y te pensas que yo a vos sí?—contrapregunté
cínicamente mientras hacía montoncito con la mano y antes de que pudiera recibir una respuesta por su parte, añadí:—Ya te dije, no me rompas más las pelotas Malena, hace tu vida boluda. Parece que tenés cinco años haciendo estas pelotudeces, déjate de joder.—¿De qué pelotudeces me estás hablando cornuda?—retrucó con una sonrisa y haciendo montoncito, me pasé la lengua por los labios al escuchar lo último, esta vez escuché su risa y segundos más tarde se llevó la mano a la boca para hacerse la sorprendida,—Ay disculpa Gre...
Sentí como la sangre me hervía y subía por mis mejillas de la calentura que tenía y antes de que pudiera decirle algo, noté como me agarraban del brazo y me tironeaban hacia atrás.
Enzo.
—Solamente te voy a decir una cosa—empezó el morocho mientras le advertía con su dedo índice—Mira que yo nunca le deseo el mal a nadie, pero... ojalá el día de mañana te enamores una cuarta parte de lo que yo estoy enamorado de Grecia y que nunca te correspondan para que veas y sientas lo que es sufrir de verdad.
No la dejo contestar.
Simplemente me agarro de la mano para entrelazarla con la suya y empezó a caminar para salir de la casa de Malena.Los chicos miraban la escena tan asombrados como yo al ver escuchado a Enzo, nadie acotaba ninguna palabra, el único que lo hizo fue el para avisarles a mis amigos que nos íbamos juntos porque teníamos que hablar un par de cosas.
Durante todo el camino hasta la casa de Enzo fui en silencio pero escuchando atentamente cada detalle que decía el uruguayo sobre todo lo que había pasado.
—Es una amiga de la secundaria y se acercó hasta mi porque la estaban siguiendo y me pidió que simulara como si fuera el novio porque tenía miedo y estaba sin batería—explicó tranquilamente mientras gesticulaba y a continuación se tanteaba los bolsillos buscando algo, su celular. Lo desbloqueó y me mostró el chat donde aparecía la conversación que tenía con su amiga, en donde ella le agradecía unas mil veces por lo que el había hecho—Yo nunca sería capaz de ser infiel porque si estoy con vos es porque ninguna persona me aporta lo que me aportas vos sino estaría soltero, no sería capaz de lastimar a alguien así.
No sabía que decirle.
Básicamente porque todavía seguía asimilando lo que había dicho en la casa de Malena.¿El estaba enamorado de mí? ¿Desde cuando y por qué no me había enterado antes?
Salí de mi ensoñación cuando escuché el chasquido de los dedos de Enzo delante de mi cara, sacudí un par de veces la cabeza y lo miré para segundos más tarde hacerle un gesto con la cabeza para que siguiera hablando.
—Te decía que compre unos pasajes para que vayamos a Uruguay los dos—volvió a repetir, abrí mis ojos al escucharlo y el se apresuró para volver a hablar:—Quiero que conozcas a mi familia.
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bueno volví después de tres semanas?
sepan disculpar pero estuve con un millón de cosas y mi inspiración tmp esta muy por la labor :/
vayan preparando los pañuelos porque se está terminando la fic jajajaja
espero que les haya gustado, un poquito choto pero bueno, algo es algo (???<333