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┃𝙺𝚊𝚕𝚊

— es tecnicamente imposible eso. —dice Alan comiendo pochoclos, yo lo mire.

— ¿Podés mirar la película callado? Siempre hablando. —rode los ojos mientras me apoyaba en su hombro.—, Abrázame.

— me estás haciendo mirar películas de amor, aguántate que hable. —me abraza riendo.—, Yo lo que digo, es que es tecnicamente imposible eso, son pura fantasía las películas así.

— ay Alan, no. —lo mire frunciendo el ceño.—, Esas cosas si pasan en la vida real.

— uh si, te caes de una escalera y te quebras boluda, no va a venir nadie a rescatarte o alzarte mágicamente. —ríe y yo me levanté.—, Da, vení.

No estaba pasando mis mejores días, poco a poco mi hermano se dió cuenta más o menos de la situación y no se me despegaba de al lado mío, estábamos todas las noches mirando películas y cuando él se dormía era el momento dónde yo me levantaba a llorar.

— sos tan hombre que duele. —apagué la tele.—, Cómo se nota que nunca te enamoraste.

— si que me enamoré, estoy enamorado. —me mira mientras seguía tirado en el sillón.

— que feo que pienses así entonces. —me acosté al lado de él.—, ¿Sabes lo qué daría por qué alguien me ame así?

— escúchame. —suspira y se pone de costado.—, ¿Me querés contar que pasó?

— no quiero hablar del tema. —agache la cabeza.—, Solamente, ya no estamos más juntos.

— ¿Te engañó? —pregunta mirándome a los ojos.

— no, me dijo básicamente que a la distancia no iba a funcionar, que éramos chicos y nada, eso. —hice una mueca.—, Pero me escribe cómo si nada a veces, tratando cómo cuando estábamos juntos...

Alan no dice nada, me agarra con cuidado y me rodea en un abrazo, un abrazo que necesitaba realmente hace muchísimo. No pude evitar llorar, ya no me podía guardar más nada.

Desde el principio sabía que a mi hermano no le gustaba mi relación con Matías, una de las razones y según él la más importante; porque era de river.

— ¿Sabes qué te rompe más Ka? —me pregunta en medio del abrazó.—, Seguí esperándolo, seguí tu vida, créeme que en algún momento va a volver.

— ¿Y sí cuando vuelva yo no puedo decirle que no? —pregunto llorisqueando.

— si en algún dudas en perdonarlo, acordate como te dejo cuándo se fue. —dice serio.

— que feo, yo siempre lo dí todo, hasta cuando no me daba bola, cuándo me trataba mal. —llore peor en su pecho.—, Yo pensé que aguantar tantas cosas iba a valer la pena.

Alan tensó su mandíbula y me abrazo nuevamente, nos quedamos hablando, y me hizo bien desahogarme, aunque no se si era con la persona correcta, porque ahora mi hermano le había agarrado cierta bronca.

A las horas llegó mi cuñada, los dos se fueron a buscar a Aitana para cenar. Yo me quedé bañándome, me metí en la bañadera y me quedé ahí, recostada pensando, aunque nuevamente estaba llorando, me hundi entera en el agua mientras cerraba mis ojos con fuerza.

𝗖𝗼𝗿𝗮𝘇𝗼́𝗻 𝗥𝗼𝘁𝗼| ᵉᵠᵘⁱ ᶠᵉʳⁿᵃⁿᵈᵉᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora