Las fiestas familiares de la familia Roberts no solían ser las mejores, había mucha incomodidad en el ambiente y por si fuera poco, Tomas siempre traía una chica diferente a cada cena por lo que tenían que hacer la estúpida presentación una y otra vez fingiendo demencia sobre el hecho de que para todos claramente que el chico traería a otra chica la próxima vez y deberían repetirlo todo de nuevo.
Pero no podía hacer nada, ni ella ni nadie de su familia, simplemente debían fingir que eran la familia perfecta, al fin y al cabo, todos pensaban eso y lo único que le importaba a su madre era que esa imagen siguiera así de intacta.
Las ganas de Alaia de irse de ahí eran más grandes que una casa, sentía que no podía seguir soportando ver a su insoportable medio hermano en modo romántico con su "novia" ni un minuto más, por lo que decidió pararse y comenzara a caminar a la cocina para ir a buscarse su segunda copa de champán de la noche, tal vez eso la mantendría un poco ida para afrontar el resto de la noche sin vomitar.
La chica iba muy tranquila cuando de pronto sintió la voz de su madre desde adentro de la cocina, todos sabemos que Alaia tiene una gran curiosidad y podríamos decir que también un gran talento para escuchar conversaciones ajenas así que hizo silencio para escuchar lo que le decía su tía a su madre.
Se imaginaba escuchar todo, absolutamente todo, literalmente todo, menos lo que escuchó.
Las palabras "Tienes que decirle a Alaia que tiene una hermana, ella debe saberlo" llegaron a los oídos de la chica como cuchillos y de repente todo su mundo se pausó, definitivamente fue un shock mil veces mayor al que había tenido cuando se enteró de que iba a ser la reina de Inglaterra, comenzó a darse cuenta de que todo a su alrededor se movía y casi sin darse cuenta sentía que no podía respirar, así que salió corriendo hacia el patio trasero del castillo donde chocó con alguien claramente más alto que ella, pero con solo oler el perfume ya se dio cuenta de quién se trataba.
- Lía ¿Qué pasó? ¿Estás bien?- El pelirrojo automáticamente se preocupó al verla en ese estado y tenía un poco de miedo por ella.
La chica no podía contestar absolutamente nada debido al nivel de impacto y el desorden que tenía en su cabeza, solo lagrimeaba sin poder formar una frase clara.
Oliver se quedó esperando una respuesta, cada vez más preocupado y confundido, pero lo único que vio fue como Alaia se habría ido corriendo, subiendo las escaleras, cuando el chico escuchó un portazo supo que se había encerrado en su habitación así que el respeto su tiempo, ya que sabía que la chica quería estar sola, la conocía mejor que nadie como para saber que si entraba ahora lo único que conseguiría era un golpe en la nariz o algo parecido así que solo espero una media hora para subir y golpearle la puerta para al menos intentar hablar con ella y que se descargue y no se guarde todo como siempre lo hacía.
Por otro lado, dentro de la habitación, Alaia creía que no quería ver a absolutamente nadie, sabía que Oliver era quién le había estado golpeando la puerta los últimos diez minutos, y después de pensarlo mucho se dio cuenta de que solo él la entendería y le daría la calma que necesitaba, así que se paró, le desatranco la puerta se volvió a sentar en su cama.
- Pasa- Ella sabía perfectamente que era el quien la buscaba, siempre lo hacía.
Cuando Oliver entró a la habitación pudo observar a su pelinegra sentada en la punta de la cama, mirándolo fijamente para luego pararse con rapidez, él la miro también y camino hacia ella, la chica sin esperar se acercó, lo abrazó y se agarró fuerte de él, mientras que el pelirrojo la abrazaba con suma delicadeza, como si tuviera miedo de hacerle más daño del que tenía.
Estuvieron así unos minutos hasta que Alaia deshizo lentamente el abrazo y miro a Oliver con lágrimas en los ojos, pero tratando de regalarle una sonrisa, como pudo trato de expresarle lo agradecida que estaba de que él estuviera allí acompañándola, aunque nunca iba a llegar a compararse con lo que realmente estaba de agradecida.
Después de un buen tiempo en silencio Oliver sintió que era el momento para decir algo, pero al ver que ella no tenía muchas ganas de conversar aún simplemente dejó que sus sentimientos hablaran por él y hacer un esfuerzo de no cagarla y que ella lo echara de la habitación.
- Lía ¿Qué pasó?
- Nada - Solo le quedaba mentir, ella sabía que no le duraría mucho porque el chico siempre sabe cuando estaba mintiendo, a veces pensaba que la conocía incluso mejor que a ella misma.
- Te conozco, no te pones así por nada.
- Oliver, no es para que te ofendas porque realmente estoy agradecida de que estés aquí para mí, pero no es asunto tuyo y tampoco me siento preparada para hablar de eso, todavía sigo en un gran shock, entiéndeme por favor-
No es que Alaia estuviera enojada con el chico, al revés, estaba contenta porque sabía que él estaba ahí para apoyarla, pero la chica estaba muy impactada por todo lo que había pasado, en tan poco tiempo, en su cabeza surgían muchas preguntas ¿Dónde estaba esa supuesta hermana? ¿Sabría ella de su existencia?
- Está bien, lo entiendo, pero sea lo que sea que haya pasado debes saber que estoy aquí para ti por si me necesitas ¿Está bien?
- Sí lo sé, gracias Oliver- fue lo único que pudo decirle, pero para él fue suficiente y aún más, así que sonrió y volvió a abrazarla mientras ella volvía a llorar en su pecho.
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UNA PRINCESA DIFERENTE
RomanceElla se guiaba por la razón, él por el corazón, ella era como un témpano de hielo, él la chispa que podía derretirla, ella decía que no tenía debilidades, pero era la debilidad de él. Alaia y Oliver se habían conocido a los cinco años, y once años f...