CAPÍTULO 6 "Un perdón necesario"

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Mientras la boda se estaba preparando en un gran secreto, en el reino de Alaia las cosas iban bastante tranquilas, pero como siempre la pelinegra estaba en su mundo, esta iba caminando muy concentrada en el libro que tenía en su mano, estaba leyendo "Orgullo y Prejuicio" de Jane Austen, sin dudas amaba ese libro y a esa autora.

Alaia sentía que si viviera en uno de sus libros de romance todo sería perfecto, ella solo quería experimentar las cosas que leía en esas páginas viejas, quería vivir ese beso bajo la lluvia o que un chico le cantara a la luz de la luna, inconscientemente su mente viajo directamente a Oliver, trato de sacar ese pensamiento de su cabeza y siguió con su lectura.

La chica estaba muy tranquila hasta que sintió como chocaba con un cuerpo un poco más grande y alto que el de ella.

- ¡Disculp-! ¿Qué hace usted aquí?

El chico levanta el libro del Alaia del suelo y se lo extiende para que ella lo tome, para luego hablar- ¿Qué hace usted aquí? -recalcando el "usted".

- Vivo aquí, es mi castillo -dice con obviedad mientras toma el libro de las manos del chico frente a ella.

- ¡Claro! ¡Qué tonto!- sin dudas Oliver estaba muy nervioso por tenerla frente a él, todavía no se acostumbraba a que la vería tan seguido -y-yo iba a la reunión.

- ¿Reunión? Yo no programé ninguna reunión.

- ¿No? Pero el presidente de su asamblea me envió una postal diciéndome que hoy debía asistir a una reunión para hablar sobre nuestro tratado.

- Que extraño, a mí no me comentó nada, supongo que se le olvidó decirme- dice sin darle mucha importancia.

Sígame por aquí, lo llevaré a la sala de reuniones- Alaia comienza a guiar al pelirrojo, pero ve de reojo como este se le acerca bastante -uh ¿por qué se me acerca tanto?

- ¿La pongo nerviosa?- el chico tenía una sonrisa despreocupada en su cara, pero por dentro estaba muriendo del miedo, no quería que ella lo golpeara.

- ¡Claro que no!-"claro que si" pensaba Alaia en su cabeza.

- Si usted lo dice- dice recordando que ella le dijo que quería que la tratara de usted, la chica acelera el paso nerviosa mientras él comienza a seguirla por el pasillo.

- Muy bien, llegamos, pase.

- Gracias, disculpe, pero ¿Por qué no hay nadie aquí?- pregunta el chico con curiosidad.

- No lo sé, que extraño- hace una pausa -de igual manera, siéntese.

- De acuerdo- derrepente ambos sienten como alguien cierra la puerta con llave desde afuera así que Alaia se para a revisar exaltada, cuando logra acercarse ve como Daimon esta del otro lado de la puerta, terminando de cerrar esta con llave.

- Lo siento majestad.

- ¡¿Qué crees que estás haciendo?!- dice a través de la pequeña ventana de la puerta.

- Creemos que esta es la mejor opción para que usted y el joven Oliver arreglen su relación, el tratado no funcionará si usted no pone de su voluntad.

- ¿Es alguna especie de broma? ¡Abre esa puerta ahora! ¡Es una orden!-el chico rubio se va sin contestarle nada.

- ¿Qué pasó?- Oliver habla con un tono extrañado mientras veía un cuadro colgado en una de las paredes de la habitación.

- ¡¿No escuchaste nada!?

- Uh ¿No?- con una evidente confusión.

- Daimon nos encerró aquí.

- Oh, que mal- fingiendo tristeza- pero ¿Por qué?

- Creen que esta es la mejor opción para que nosotros arreglemos nuestra relación y que el tratado no funcionará si no lo hacemos.

- ¿Y tú no crees que deberíamos hablar de est- - Alaia lo interrumpe.

- No- dice con seguridad.

- De acuerdo, nos quedaremos en silencio- Alaia asiente y luego de un silencio incómodo de 30 minutos decide hablar.

- Lo siento- Oliver que estaba medio dormido, despierta de la nada al creer que escuchó mal.

- ¿Qué?- pregunta.

- ¡Que lo siento! ¿Bien?

- ¡Oye! ¡Tranquila! ¿Por qué lo sientes?

- Por como te he tratado todo este tiempo, no estuvo bien- toma aire -no tienes la culpa de lo que pasó, yo la tengo...

Oliver se tensó un poco al escuchar como la chica sacaba ese tema, realmente era algo humillante para él, Alaia no se dio cuenta de esto por lo que siguió hablando.

- Voy a aprovechar que estamos aquí para pedirte perdón por todo eso, no quería aceptar que fue mi culpa y que tú solo querías demostrar que me querías, pero es que todo me superó, mi madre estaba enferma Oliver ¿cómo reaccionas si tu mejor amigo desde que eran niños se te declara en una fiesta frente a toda su familia, amigos y más desconocidos? Y aún peor, imagina que te sentías tan mal contigo mismo que dejaste ir al chico de tu vida solo por tus inseguridades, créeme, no es algo fácil.

Oliver estaba sin palabras, era mucha información revuelta del pasado en muy poco tiempo, ya se sintió muy culpable por eso cada día desde ese tarde, Alaia al escuchar su silencio volvió a hablar.

- Pero Daimon tiene razón, si no volvemos a llevarnos bien, esto no funcionará, ahora somos adultos y debemos comportarnos como tal, además tú siempre eres el que me decía que había que dejar el pasado atrás ¿No?- el chico no hablo durante unos segundos.

- Pues, si, me alegra que quieras comenzar de nuevo, la verdad es que yo tenía muchas ganas de llevarme bien contigo, realmente te extrañaba lía.

- Sigues acordándote de eso...

- Podrán pasar miles de años, pero jamás me olvidaría de ti- Alaia casi muere ahí mismo.

- Entonces... ¿Me perdonas?

- Claro que sí Lía.

Pasan unos 30 minutos más y Daimon vuelve para ver como están las cosas, lo que se encuentra al ver por la ventana, es una escena muy tierna, Alaia y Oliver están sentados en un pequeño sofá, usan sus cuerpos de apoyo y ella tiene la cabeza en el hombro de él.

- - Carraspea - Lamento interrumpir, pero noto que ya resolvieron las cosas- Oliver y Alaia se separaron rápidamente.

- Sí, podría decirse que si- dice con nervios.

La pelinegra sabía que se estaba metiendo en terreno peligroso, pero prefería ignorar las mariposas que se estaban comenzando a sentir en su estómago cuando apoyó su cabeza en el hombro de Oliver, definitivamente enamorarse no era una opción ¿no?

UNA PRINCESA DIFERENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora