Alaia había estado pasando las últimas semanas viéndose con Máximo, le parecía un chico muy interesante, cada vez que él llegaba a verla al castillo le traía algún ramo de flores para demostrarle interés, pero siendo una chica con baja autoestima y algo distraída decía que solo era porque el chico solo quería una amistad con ella, aunque todo el mundo se diera cuenta de que era todo lo contrario.
Por otro lado Oliver había tratado de poner la mayor distancia posible, trataba de posponer las reuniones con la pelinegra o si podía mandaba a Guzmán su consejero, aunque había veces que la presencia del rey era imprescindible y tenía que aguantarse ver a Máximo tratando de conquistar a la chica que amaba, trataba de disimular, pero sus celos eran demasiado notorios, excepto para joven.
Oliver estaba llegando a las puertas del castillo cuando ve al castaño parado frente a la puerta, sosteniendo en sus manos un ramo de rosas, realmente trata de contenerse para no hacer ningún desastre, pero es imposible por lo que rápidamente comienza a caminar hacia él con superioridad y cuando llega a pararse a su lado le habla.
- ¿Necesitabas algo?- Máximo se gira al escuchar la voz del pelirrojo.
- ¿De ti? No, vengo a ver a la princesa Alaia- lo mira de arriba hacia abajo con desprecio -no es de tu incumbencia.
- Oh es una pena decírtelo, pero la princesa Alaia y yo tenemos una reunión programada hoy, a solas- dice esto último con firmeza para remarcarlo- así que tendrás que volver a tu pueblucho y venir otro día - dijo con un tono y expresión de tristeza fingida.
- ¿Y tú eres...?- le responde Máximo con su mayor cara de extrañeza y superioridad luego de hacer una pausa.
- Oliver, futuro rey de Dinamarca, lo seré en unos meses- alardea el pelirrojo con una cara llena de orgullo.
- ¿No eres algo joven para ser rey? ¿Cuántos años tienes? Pareces de dieciséis.
- ¿Disculpa? Tengo veinte idiota- a Oliver le estaba por salir humo de las orejas por el enojo ¿Quién se creía ese tal Máximo? -¿Y tú cuantos años tienes? Pareces de cuarenta.
- Tengo treinta y tres- dice serio y enojado por el insulto del joven.
- Oye realmente no tengo tiempo para esto, así que con tu permiso me voy a buscar a mi chica.
- ¿Tú qué?- a Oliver no le importó ni un poco lo que le estaban recriminando así que entró como quién entra en su casa al castillo de Alaia, el chico entró gritando el nombre de la pelinegra, ya que no la veía por ningún lado y era extraño debido a que la princesa era la persona más puntual que había conocido.
- ¡¿Lía?! ¡¿Dónde estás?!
- ¿Quién grita de esa manera?- Alaia baja las escaleras del castillo con una cara de sorpresa al ver al chico frente a ella, tenía puesto un vestido color crema que a opinión de Oliver le quedaba increíble, el chico la miraba con un brillo especial en sus ojos, pero en realidad no entendía por qué se había preparado tanto si solo era una reunión, de pronto la idea de que ella se había puesto el vestido para verlo a él se comenzó a imponer en su cabeza, dejándolo pensando y naciéndole una sonrisa en su cabeza.
- Lo siento lía, oye sé que tal vez no me incumbe, pero ese amiguito tuyo está en la puerta y dice que quiere verte, pero ya lo envié a su casa así que no te preocu- el pelirrojo habló tan rápido que casi no le dio tiempo a Alaia para entender que decía así que lo cortó.
- ¿Oliver qué haces aquí?- el chico se calló por la interrupción y quedó mirando a la pelinegra sin entender su preguntaba
- ¿Cómo que hago aquí? Ya son las cuatro princesas.
- Pues sí... ¿Y?- si Alaia no entendía lo que estaba pasando, Oliver menos.
- ¿Cómo que "y?"? Que ya es hora de nuestra reunión- la cara de Alaia se transformó de un segundo para el otro y el sonrojo en sus mejillas por la vergüenza no tardó en aparecer, mientras esto sucedía el mismísimo Máximo entraba junto con Daimon a la sala donde se encontraban, el rey aún sostenía en sus manos el ramo de rosas -Dios Oliver lo olvidé por completo, lo siento tanto.
- ¿Nos vamos ya bonita?- dijo Máximo mientras se acercaba a la chica y esta agarraba el ramo de rosas con una pequeña sonrisa de incomodidad por la situación, Oliver miraba la escena y sentía como su corazón caía al piso y se rompía en pedazos, no sabía si estaba más triste porque Alaia se había olvidado de su reunión o por qué al parecer iba a tener una cita con el castaño.
- ¿Lo olvidaste?- ella se queda en silencio mirándolo fijo con vergüenza -¿Te vas a ir con él?- habló con un tono triste y decepcionado.
- Lo siento tanto Oliver, de verdad, pero Máximo ya está aquí y ha venido desde muy lejos, no le puedo cancelar ahora, no es culpa de él, es mía.
Al escuchar eso último Oliver solo pudo decir unas pocas palabras -Tranquila lía, que disfruten su salida, yo regreso al castillo, cuando puedas me avisas la nueva fecha de la reunión, porque aunque para ti no lo sea, el bienestar de mi país si es mi prioridad- completamente decepcionado se dio vuelta para tirarle una mirada punzante a Máximo y finalmente se fue.
Alaia sintiéndose una idiota tomó impulso y trató de seguir a Oliver, pero cuando estaba por salir de la sala en busca del pelirrojo sintió como alguien le tomaba el brazo con fuerza para pararla, cuando giró vio como el castaño era quién la tenía agarrada.
- ¿Qué estás haciendo? Soltame máximo, por favor- Alaia no entendía por qué él no quería que lo siguiera.
- Bonita tal vez es mejor dejarlo solo al menos estos días, no creo que entienda de que tipo es nuestra relación.
Alaia hizo silencio pensando, en toda esa noche no pudo dormir, solo pensaba en Oliver y en que razón podría haber para que él estuviera actuando tan extraño.
ESTÁS LEYENDO
UNA PRINCESA DIFERENTE
RomanceElla se guiaba por la razón, él por el corazón, ella era como un témpano de hielo, él la chispa que podía derretirla, ella decía que no tenía debilidades, pero era la debilidad de él. Alaia y Oliver se habían conocido a los cinco años, y once años f...