VII - La Cantina

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Esther le ha suplicado a Miss Beverly, pero aunque gritara, nadie la escucharía. Pidiendo ayuda a gritos, ha sido ignorada.

- Miss Beverly, por favor, yo...- Sus gritos callaron cuando fue interrumpida por la matrona. Esther estaba preocupada por sus amigos aún.

- Todo esto es tu culpa, Esther. ¡Tal vez una noche con las ratas te enseñe a comportarte! ¡Niña horrible!- Sus gritos se detuvieron cuando alguien había agarrado a Miss Beverly y se la llevó a lo profundo de la oscuridad. Para suerte de Esther, a Miss Beverly se le había caido la llave y sus ojos estaban brillando de la emoción. Pero ella aún seguía preocupada, se seguía preguntando cómo estará Arthur.

- Arthur será para otra ocasión, primero tengo que saber como salir de aquí.- Dijo angustiada y con preocupación en la voz, tenía miedo de que la persona que la ha estado ayudando todo este tiempo, le hubiera pasado algo. Estuvo mirando por un buen rato, por la ver la pequeña tubería rota, la agarró y se dijo a sí misma.

- ¡Sí! ¡Con esto voy a poder alcanzar la llave de la celda!- Dijo Esther con felicidad en su mirada, agarrando la tubería rota para agarrar la llave y abrir la celda. Una vez abierta la celda, Esther salió, mientras caminaba, lograba escuchar pisadas al mismo tiempo que las suyas, ella pensó que era Arthur y no estaba equivocada. Al caminar un poco, pudo ver a Arthur caminando entre la oscuridad con sus ojos fijos en ella.

- ¡¿Arthur?! No, no... ¿Estoy soñando otra vez?- Se repitió varias veces Esther preocupada por su estado, ya estaba creyendo que ahora se estaba volviendo loca, pero ella sólo siguió caminando.

Pero Esther logró escuchar una voz detrás de ella. Era una voz conocida que ella siempre conoció. Era Arthur, quería estar cerca de ella, como siempre.

- Esther, date la vuelta, por favor.- Dijo Arthur preocupado y con ansias de que Esther se diera la vuelta y lo mirara. Sus palabras funcionaron. Esther se dio la vuelta y vio a Arthur detrás suyo. Arthur tenía una mirada oscura pero vacía, como Esther dijo, Arthur tenía una gran, no solo una atracción, también obsesión hacia ella. Arthur seguía acercándose a Esther, estaba demasiado cerca de ella ahora, sólo necesitaba caminar un poco más y ya Esther sería suya de una vez por todas.

- Arthur, aléjate. ¡Este no eres tú! ¡Te ves como un acosador!- Gritó Esther con miedo mientras siguió caminando por los pasillos de la bodega. Esther llegó hasta un pasillo donde los ha visto, a su amigo Isaac y Zach. Isaac tenía una mirada vacía y le pedía a gritos a Esther, que él quería jugar a las escondidas.

- ¿Quieres jugar a las escondidas?- Dijo su "amigo" en manos del monstruo de camisa naranja con rayas negras como un tigre. Realmente parecía un tigre queriendo cazar a su presa.

Esther sólo siguió caminando e ignorando a Arthur, el miedo se le veía en la cara junto una expresión de terror. Esther estuvo indagando por los pasillos mientras su acosador la perseguía por todo el lugar, pero ella pudo ver a su amiga Molly colgada de los brazos por la niña de camiseta parecido a un panda y con un pequeño y rosado corazón situado cerca del cuello, Molly le estaba diciendo a Esther que quería jugar también.

- Solamente queremos jugar, Esther...- Dijo Molly. Su rostro también mostraba una mirada vacía mientras veía a Esther. Ella sabía que esos no eran sus amigos y estaba decepcionada por esto, así que, mirando a Arthur, le preguntó sobre sus amigos.

- ¡¿Qué has hecho con mis amigos!? ¿Dónde están?- Preguntó desesperada Esther por sus amigos y sentía cierta frustración hacia Arthur. Pero el muchacho en vez de contestar, sólo la miró y le dijo.

- Están en... ¡Tú no deberías saberlo! Y no es porque eres mujer, si no que es porque no es de tu incumbencia. Créeme.- Dijo Arthur con un tono de voz calmado pero preocupado, no quería saber que le podría hacer una niña de catorce años.

Esther siguió mirando a Arthur y se fue lejos, ignorando que el muchacho la siguiera. Al llegar a una zona donde había unas cajas y una muebles cerrado con llave, Arthur sólo se sentó en las cajas mientras veía a Esther pensando como abrir el mueble.

- Tal vez podría hacer palanca para abrir esto... ¿Tú que crees Arthur?- Pero Esther no recibió respuesta del muchacho, por eso, ella preguntó nuevamente- ¿Arthur? ¿Me escuchaste?.

Arthur estaba en silencio, pero algo que alarmó a Esther, era que Arthur estaba dándole cuerda a su caja de música. Ella sabía que la música de esa pequeña cajita lo volvía loco hasta volverlo un ser sediento de sangre, que querrá lastimarla o hacerle algo peor que eso. Lo único que escuchó de él era que ella corriera y se escondiera de él hasta que vuelva a la normalidad.

Arthur bajó de las cajas y empezó a correr detrás de Esther, mientras ella corría e una hacia la habitación que estaba al lado del elevador. Al llegar a la puerta, la abrió y entró a la habitación, escondiéndose del monstruo quien la estuvo persiguiendo. Alcanzó a escuchar como el muchacho le pedía a gritos que lo dejara entrar para hablar con ella, pero Esther solamente lo ignoró. Lo que pudo ver en un gran espacio del suelo roto, ella pudo ver tres manos con dedos puntiagudos, estas manos parecían amenazantes hacia ella. Para poder pasar este pequeño puzzle, Esther tenía que memorizar el patrón para pasar, agarrar la palanca, el papel del código e ingresarlos en el elevador. Una vez memorizado el patrón, saltó de mano en mano para alcanzar los objetos. Esther llegó al otro lado de la habitación y obtuvo la palanca. Se dio cuenta que para alcanzar la hoja de papel con el código para abrir el elevador y salir de allí, tenía que usar una pequeña caja que se encontraba alli, llevarla hasta donde se encontraba los dos barriles, saltó sobre esta caja y alcanzó la pequeña hoja con el código. Festejó su pequeña victoria y se dijo así misma.

- Con esto podré irme de esta bodega e irme a la cama...- Dijo contenta, pero su victoria no duró mucho, ya que Arthur había entrado a la habitación a la fuerza. Él la estuvo llamando durante un buen tiempo y Esther no le respondió.

- ¡Esther, te llamé durante un buen rato y tú no me contestaste, maleducada! Pero aún así ¡Te quiero mucho!- Dijo Arthur con rubor en sus mejillas, mientras empezó a correr como loco hacia Esther, como si de un perro al ver a su dueña se tratara. Mientras corría, las manos no le hacían daño, parece que él tenía algo que ver con esas manos. Al llegar, se abalanzó hacia ella y una vez encima suyo, la tiró al suelo con fuerza. Arthur y Esther se estaban viendo como si de dos conejos se estuvieran viendo el uno al otro: Un conejo gris macho y un conejo marrón hembra. Esther sabía que Arthur podría hacerle algo, porque ella sabía que el conejo no solo significa la bondad y entre otras cosas, si no también significa la fertilidad. Esther tenía que hacer algo y rápido, por eso, decidió mover a Arthur a un lado, correr y saltar entre las manos que querían agarrarla y logró escapar de ese lugar antes de convertirse en un conejo hembra.

Una vez fuera de la habitación, Esther fue por la caja que estaban cerca del elevador y comenzó a correrla hacia donde tenía que colocar los objetos que consiguió en la habitación. Esther fue llevando la caja hacia el elevador y cuando lo consiguió se subió a esta pequeña caja para realizar las acciones.

Cuando Esther terminó de poner el código y las llave, pudo ponerle la energía al elevador, mientras escuchaba a Arthur correr nuevamente hacia ella.

- ¡Esther, espera! ¡No te vayas sin mí! Déjame agarrar mi caja de música y vamos de inmediato para arriba, ¿sí?- Arthur fue a buscar su caja de música, mientras Esther lo esperaba para irse de una vez por tadas de ese lugar, ya que le estaba dando pánico. Momentos después, Arthur regresó con la caja de música, pero no vio a Esther por ningún lugar, pero la vio dentro del elevador, ella estaba sentada mientras lo esperaba. Cuando Arthur entró al elevador, le preguntó a Esther a qué piso mandar el elevador.

- El tercer piso, Arthur... El tercer piso es donde se encuentra el elevador.- Dijo Esther, todavía seguía pensando en como llamarle por ahora.

- ¿Tercer piso? ¡De acuerdo!- Dijo Arthur contento mientras ponía en marcha el elevador y esperaban a que arrancara.

Mientras el elevador subía, los dos chicos estaban mirando a distintos lados, hasta que el elevador se detuvo de repente.

- ¡Oh rayos! ¡¿Tenía que pasar esto?!- Se quejó Arthur con enojo e ira, mientras miraba a Esther.
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Nota: Hola, lector, quiero que sepas que me gustaría que dejen comentarios en los capítulos y que los votaran, ya que me cuesta escribirlos y creo que este ha sido el más largo de todos... Aún así, gracias por su atención y que tengan lindas noche

Atte.:
            ~4ndy_4ppl3

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