XI - Esther

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Es 14 de febero de 1967, un mujer de 29 años estuvo paseando por el lugar, mientras un jovén adulto de 31 años se le acercó a la mujer y agarrándole la mano, le dio un lindo ramo de flores.

- ¡Oh, Archie! ¡Que lindo de tu parte!- Dijo la mujer con un suave rubor en las mejillas. Mientras agarraba su panza, parecía hinchada. A los ojos del hombre se acercó a la mujer y le preguntó.

- ¿Cómo está la pequeña conejita? ¿Está disfrutando de dormir dentro de la pancita de mamá coneja? Dime, Esther, ¿cómo has estado estos días de embarazo?- Dijo el hombre nuevamente con una sonrisa en su rostro mientras observaba a la supuesta mujer llamada Esther. Esther miró al hombre y asintió con la cabeza mientras seguía acariciando su vientre. Esther había ido al doctor a hacerse varias ecografías de esta criatura y dijo que era una niña, mirando al hombre le preguntó.

- ¿Sabes que nombre voy a ponerle...? Yo me decidí en el nombre de Jenna... ¿Qué te parece, Arthur..?- Dijo Esther, con una pequeña mueca de preocupación, mientras acariciaba el cabello del hombre como en muestra de agradeciemiento y con interés romántico hacia este.- Recuerda quien fue mi acosador y se obsesionó conmigo durante 15 o 16 largos años... Ese hombre al que le dí los permisos para que me tocara a mis 18 años. Ese hombre que me tocó día y noche en los salones abandonados de la escuela. Sin duda, un pervertido obsesionado.- Dijo ella, pero luego decir nuevamente.- Pero aún así, te amé y te quise mucho, como lo sigo haciendo al día de hoy.-

Esther miró a su alrededor, con voz temblorosa, le dijo- Creo que deberíamos ir a mi casa... Siento que nos están observando a toda costa.- Dijo la mujer. Arthur se tomó esto como una invitación a una noche salvaje, pero cuando recordó que Esther ya estaba embarazada, rechazó ese plan y dejó que su consciente aceptara ir con ella.

Una vez en casa de Esther, Arthur miró a la embarazada y le dijo.

- ¿Sabes...? Te ves muy jóven para ser madre, quiero decir, estás en tus años 20, pero... ¿Ser madre a tus 29 años...? Me parece demasiado jóven para mí. Digo, yo te sigo viendo como la conejita que vi cuando eramos pequeños adolescentes.- Dijo Arthur con preocupación en su rostro, se veía que quería el mejor San Valentín del mundo. Acercándose a la mujer, le agarró las manos y le dio un beso en sus labios. - Yo sigo viendo a la pequeña niña que he conocido... Te amo, Esther... Y mucho.- Dijo el hombre con optimismo, su corazón latía mucho por ella. Sus ganas de tener a la pequeña Jenna eran muy grandes, él era muy impaciente y ya quería empezar su momento paternal. Pero Esther le había dicho que se calmara, que no fuera tan impaciente, que el momento ya llegaría y que lo que más anhelaba sería en ese momento tan esperado.

 Arthur dejó de hablar con Esther para luego decirle que tenía que ir a trabajar a su trabajo, con una pequeña caja en su bolsillo, sus intenciones eran obvias, él se quería casar con la mujer de sus sueños y esa era Esther. A Arthur no le importaba ser un demonio disfrazado de un hombre jóven.

Esther nunca supo que Arthur se quería casar con ella, es más, Arthur siempre dijo que era su secreto más íntimo y no quería revelárselo a nadie. Aunque su mayor miedo era que supieran su plan, Cheng y Zach ya lo sabían, eran sus mejores amigos y colegas, él confía en ellos. Pero Arthur se sentía tranquilo gracias a que sus amigos guardaban su secreto, pero Esther dudaba sobre estas actitudes de él y pensaba que él estaba teniendo encuentros con alguna otra persona que no sea ella y eso, la ponía celosa, ya que ellos eran los padres de la bebé. 

Esther sentía miedo, si Arthur salía con otra mujer, eso arruinaría su día de San Valentín y su vida se volvería un desastre. Por eso, para tener un buen San Valentín, Esther compró algo para regalarle a Arthur, le compró un champagne, quería tener un lindo momento nocturno con una cena deliciosa hecha por ella. Esther comenzó a envolver el regalo que tenía para el hombre para esta noche y se decidió ir a verse con él a la tarde, cuando haya un atardecer.

Unas horas más tarde, Esther estuvo haciendo unas deliciosas galletas de chocolate con forma de corazón para su amado, pero ella decidió no comer las galletas y comer algo sano, como una fruta. Lo que no se esperó, fue que, al ir al supuesto lugar donde se encontraría con Arthur, Esther quedó petrificada.

Vio a Arthur con otra chica, una mujer de unos 30 años, quien estaba agarrada de la mano de Arthur. El rostro de la muchacha tenía una sonrisa juguetona y una mirada llena de cariño y amistad hacia el hombre. Holly, ese era el nombre que Arthur dijo, y Esther quería comprobar quien era esta tal Holly.

Se podría decir que... Holly era un poco parecida a Arthur, solo que más pequeña en altura, era una muchacha de cabellera corta y grisáceo, con una pequeña pajarita roja en la cabeza, con un largo vestido azul y rojo, con pequeñas flores rosadas. La chica estaba agarrándole la mano Arthur entrelazando sus dedos, Esther miraba esto y se ponía muy celosa, pensando que Arthur la había cambiado por esta muchacha, pero...

- ¡Esther, ella es mi prima Holly! ¿Cómo te vas a poner celosa por una relación familiar entre primos? Ella es mi prima menor, en la familia Hopp, tenemos muchos integrantes , ya que los conejos hembras dan varias crías, ¿no es así, mi pequeña bióloga?- Dijo Arthur con preocupación en el rostro, preguntándose cual sería la reacción de Esther al enterarse que Holly era un prima. Para mala suerte de Arthur...

- ¡Arthur, no soy bióloga! Sabes que soy ama de casa, pero debido a mi condición, trabajar en la casa, cuidar a una beba y que la niña esté un poco más grande, será complicado... Pero puedo intentarlo.- Dijo Esther molesta pero confiada de que ella podría criarla mientras hacía trabajo en la casa. Pero Holly sí se veía celosa por Esther, a la vez contenta porque también sabía que Arthur querría casarse con Esther.

Esther miró a Arthur se le acercó y le dijo.

- Te amo, Arthur... Créeme, eres especial para mí, ¿cierto?- Dijo Esther mientras sus mejillas se ponían rojas por la vergüenza y el amor hacia el hombre, él era su favorito y probablemente el padre de su hija.

Arthur se acercó a Esther mientras sacaba una pequeña cajita de oro, que, al abrirla, mostró un pequeño anillo de oro puro con una linda piedra preciosa, un lindo rubí brillante con un color rojo intenso que llamaría la atención de todos, según Arthur. Con vergüenza, se arrodilló delante de Esther y con el anillo en manos, le dijo.

- Esther, lamento todo lo que he hecho en la juventud, la verdad, eres la mujer más hermosa que he conocido y yo... Yo solamente te ví como un objeto sexual, pero al día de hoy, te veo como una mujer maravillosa, una mujer quien será madre de una hermosa bebé y tú sabes que yo te amo mucho y... Esther, ¿Te quieres casar conmigo y ser la madre de nuestros hijos?- Dijo el hombre con emoción y preocupación por cual sería la reacción de Esther. Para su buena suerte, la mujer se largó a llorar de felicidad, mientras aceptaba la propuesta del hombre. Esther se acercó al hombre y le dio un apasionado beso en los labios. Por fin el sueño de ambos se cumplió, mientras tanto, ambos se agarraron de las manos y se fueron caminando mientras la luna aparecía en el oscuro cielo de noche, mientras caminaban, el rubí del anillo de compromiso comenzaba a brillar con la luz de la luna.

FIN

-Especial de San Valentín terminado.

# 1  E s t h e rDonde viven las historias. Descúbrelo ahora