7. Duendecillos y tipo molesto

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capitulo siete

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capitulo siete

LAS CLASES DE la profesora McGonagall eran siempre muy duras, pero aquel primer día resultó especialmente difícil. Rose era excepcional y genuinamente buena en cuanto a hechizos y Transformaciones, puesto que se había dado cuenta el año anterior que tenía buena mano para encantamientos, era algo nato y estaba casi segura que podría ser algo de familia. Y se podría decir que ponía más empeño en la clase de Minnie por ser su profesora favorita.

Por fin, Madame Pomfrey le había retirado el yeso después de que Rose se hubiera negado por un tiempo a beber la poción crecehuesos que al final tuvo que tomar de todas formas.

Tenía que convertir un escarabajo en un botón y lo consiguió con facilidad teniendo un puñal de botones en el bolsillo de su túnica.
A Ron no le iba tan bien. Había recompuesto su varita con un poco de celo que le habían dado, pero parecía que la reparación no había sido suficiente. Crujía y echaba chispas en los momentos más raros, y cada vez que Ron intentaba transformar su escarabajo, quedaba envuelto en un espeso humo gris que olía a huevos podridos. Incapaz de ver lo que hacía, aplastó el escarabajo con el codo sin querer y tuvo que pedir otro. A la profesora McGonagall no le hizo mucha gracia.

Todos salieron ordenadamente de la
clase cuando se escuchó el ruido de la campana, salvo Harry y Ron, que todavía estaba dando golpes furiosos en el pupitre
con la varita. Rose se quedó a esperarlos con una enorme sonrisa de satisfacción.

—¡Chisme inútil, que no sirves para nada!

—Pídeles otra a tus padres —sugirió Harry cuando la varita produjo una descarga de disparos, como si fuera una traca.

—Ya, y recibiré como respuesta otro vociferador —dijo Ron, metiendo en la bolsa la varita, que en aquel momento estaba silbando— que diga: «Es culpa tuya que se te haya partido la varita.»

—Tus padres entenderán que esa varita puede ser peligroso para ti...y para los escarabajos —hablo Rose.

—No pienso lo mismo —respondió Ron malhumorado.

—No pienses, no es lo tuyo —rio Rose—. Vamos a comer

Bajaron a comer, pero el humor de Ron no mejoró cuando Rose y Hermione comenzaron a contar entre las dos los botones que habían conseguido en la clase de Transformaciones.

—¿Qué hay esta tarde? —dijo Harry, cambiando de tema rápidamente.

—Defensa Contra las Artes Oscuras —dijo Hermione en el acto.

—¿Por qué —preguntó Ron, cogiéndole el horario— has rodeado todas las clases de Lockhart con corazoncitos?

Hermione le quitó el horario. Se había puesto roja. Rose se largo a reír poniendo a Hermione más roja.

Terminaron de comer y salieron al patio donde se encontraron con Zoe. Estaba nublado. Hermione se sentó en un peldaño de piedra y volvió a hundir las narices en Viajes con los vampiros con Rocky en su regazo y jugando con su cabello. Harry, Ron y Zoe se pusieron a hablar de quidditch, Rose se sentó al lado de Hermione mientras practicaba  encantamientos con piedras y las convertía en piedras voladoras y las dirigía hacia algunos estudiantes, de preferencia que sean de Slytherin.

ROSE Y LA CÁMARA SECRETA, Harry Potter [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora