1. El auto volador

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capitulo uno

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capitulo uno

LAS VACACIONES DE Rose no fueron las mejores (por no decir las peores) todo le resultaba aburrido sin magias y sus amigos. Por no tener una lechuza no pudo mandar muchas cartas, a Hermione si, le envío cartas todo el verano a su casa. Lo último que dijo Ron fue que la iría a buscar para que pase las vacaciones en su casa, no le dijo como ni cuándo.

Ni cartas, ni excusas, ni saludos, ni nada. Ni siquiera un “Feliz cumpleaños Rose". Absolutamente nada de Harry.

Esa carta la había recibido en su cumpleaños, el 10 de julio, recibió regalos de sus amigos (a excepción de Harry, nuevamente) como una que otra prenda y dulces del mundo mágico, aunque fue el primer cumpleaños que recibió algo, la siguió pasando triste.

Pero ahí se encontraba Rose, sin poder dormir, como de costumbre. Añoraba tanto Hogwarts que estar lejos de allí era como tener un dolor
de estómago permanente. Añoraba el castillo, con sus pasadizos secretos y sus fantasmas; las clases (aunque quizá no a Snape, el profesor de Pociones); las lechuzas que llevaban el correo; los banquetes en el Gran
Comedor; dormir en su cama con dosel en el dormitorio de la torre; visitar a Hagrid, el guardabosques, que vivía en una cabaña en las inmediaciones del bosque prohibido; y, sobre todo, añoraba el quidditch, o más bien ver a los partidos y gritar cuando su mejor amigo agarraba la Snitch, ¡Hasta extrañaba los ronquidos de Lavender Brown! Su compañera de cuarto, ahora solo tenia a una aburrida compañera muggle que tenía el sueño más pesado de toda Inglaterra. Cuando volvió de hogwarts se encontró con que Annie, su única amiga del orfanato, había sido adoptada y ahora estaba más sola de lo que había llegado.

Dado que ahora Rachel sabía sobre "las cosas raras" de, y había insistido en que Rose tuviera un cuarto solo para ella, eso había sido difícil, pero lo más cercano a su pedido había sido compartir el cuarto con la muggle antes mencionada.

Miraba por la ventana sin conciliar el sueño, fue ahí cuando escucho un ruido detrás de la ventana y casi no pudo creer cuando vio de dónde provenía el ruido. Abrió los ojos. La luz de la luna brillaba por entre los barrotes de la ventana. Y alguien, con los ojos muy abiertos, lo miraba tras la reja: alguien con la cara llena de pecas, el pelo cobrizo y la nariz larga. Ron Weasley, su amigo, estaba afuera en la ventana.

—¡Ron! —dijo en un grito y casi automáticamente se tapo la boca con las manos y abrió la ventana con todo el viento nocturno soplando en la cara—, ¿que rayos...?

Rose se quedó boquiabierta al darse cuenta de lo que veía. Ron sacaba la cabeza por la ventanilla trasera de un viejo coche de color azul turquesa que estaba detenido ¡ni más ni menos que en el aire! Sonriendo a Rose desde los asientos delanteros, estaban Fred y George, los hermanos gemelos de Ron, que eran mayores que él.

—Que tal, Rossie —dijo uno de ellos.

—Te dije que vendría a buscarte ¿o prefieres quedarte aquí lo que restan de las vacaciones? —dijo Ron con una sonrisa divertida.

ROSE Y LA CÁMARA SECRETA, Harry Potter [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora