9. ¿La chica de Harry?

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capitulo nueve

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capitulo nueve


REALMENTE Rose no tenía idea porque le había molestado por las palabras de Malfoy, o por el hecho de que ella no sabía absolutamente nada de ella ni de sus padres, que solo era una huérfana que había tenido la suerte de tener un hogar temporal.

Pero tuvo que interrumpir sus pensamientos a las ocho menos diez tuvo que bajar a la sala común para irse a su castigo en la sala de trofeos

Pero para su agraciada suerte, bajando a la sala se encontró con Harry que la miro de soslayo, no parecía haberse olvidado de lo grosera que fue con el.

—Hola —saludo Rose.

—Hola. Ron ya va a bajar, aunque no es asunto mío —dijo Harry con resentimiento dándole la espalda a Rose.

—¡Oh, vamos, no seas dramático! —dijo Rose plantandose al frente de Harry—. Lo siento, fui un poquitín grosera contigo, pero si estaba mal por lo que me dijo Malfoy...—confesó sentándose en el sillón de la sala. Harry imitó su acción.

—¿Por qué? ¿a quien le importa si eres hija de muggles? A ti nunca te importo lo que dijeran sobre ti, mucho menos Malfoy —dijo Harry.

—No es solo eso. Yo no estoy segura de ser hija de muggles, es confuso, por qué sabés tengo una bóveda en Gringotts...—

—Tienes razón, entonces tus padres si debieron ser magos

—Minnie me dijo que la bóveda me la dejo mi antigua familia, ¿tal vez tuve familia mágica pero mis padres eran muggles? No lo sé, ese es el problema, ¡Yo no sé nada de mi, ni de mis padres! —exclamo Rose con enojo y miro a Harry con el ceño levemente fruncido esperándo respuesta.

—P-puedes averiguar, si tú familia era magica, encontrarás algo —

—Tal vez y tengas razón —Rose ablandó su mirada y le regaló una sonrisa genuina a Harry, este se la devolvió.

—¿Vamos? —apareció la voz de tono aburrido de Ron, seguía con la cara levemente pálida y caminó hacia el sillón.

—Claro. Amo limpiar trofeos los sábado por la noche, es mi actividad favorita —dijo recomponiendose. Rose se paró poniéndose al lado de Ron, se despidió de Harry con un beso en la mejilla. El azabache siguió con su mirada a Rose. Puso su mano en el lugar en el que la ojigris lo había besado, ahora con la mirada perdida vio a sus amigos salir de la sala común.

La sala de trofeos quedaba en el tercer piso por lo que habían tenido que bajar muchas escaleras, y Rose había mantenido su distancia con Ron, dada a su inquietud de que este le vomita una babosas.
Dentro de la sala se encuentran grandes vitrinas con trofeos que brillan cuando los ilumina la luz de la luna, allí dentro estaban las copas, escudos, bandejas y estatuas de oro y plata reluciendo en la oscuridad. Filch se la había pasado farfullando con redundancia que: «Los métodos de castigos antiguos eran más eficaces que limpiar un par de copas y blablabla...»

ROSE Y LA CÁMARA SECRETA, Harry Potter [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora