8. Sangre sucia

40 13 0
                                    

capitulo ocho

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

capitulo ocho

DURANTE LOS DIAS siguientes, Harry pasó bastante tiempo esquivando a Gilderoy Lockhart cada vez que lo veía acercarse por un corredor. Pero más difícil aún era evitar a Colin Creevey, que parecía saberse de memoria el horario de Harry. Nada nada le hacía tan feliz como preguntar «¿Va todo bien, Harry?» seis o siete veces al día, y oír «Hola, Colin» en respuesta, a pesar de que la voz de Harry en tales ocasiones sonaba irritada.

Hedwig seguía enfadada con Harry a causa del desastroso viaje en coche. El brazo de Rose no había mejorado, tampoco empeorado pero se había dado cuenta cuánto necesitaba su brazo izquierdo, y la varita de Ron, que todavía no funcionaba correctamente, se
superó a sí misma el viernes por la mañana al escaparse de la mano de Ron en la clase de Encantamientos y dispararse contra el profesor Flitwick, que era viejo y bajito, y golpearle directamente entre los ojos, produciéndole un gran divieso verde y doloroso en el lugar del impacto. Así que, entre unas cosas y otras.

Harry se alegró muchísimo cuando llegó el fin de semana, porque Rose, Ron, Hermione y él habían planeado hacer una visita a Hagrid el sábado por la mañana. Cómo no era una sorpresa, Hermione a las ocho en punto despertó samarreando a Rose hasta hacer que abra los ojos.

—¡Ya, estoy despierta! —exclamo Rose con voz ronca, frotándose los ojos y sentandose en la cama. Rose miró por la ventana, entornando los ojos. Una neblina flotaba en el cielo de color rojizo y dorado. Una vez despierto, se preguntó cómo había podido dormir con semejante alboroto de pájaros—. ¿Ya estás cambiada?

—Si y tu deberías cambiarte ahora —demandó Hermione pasándole un sueter rojos de rayas y un jean de mezclilla. La pelirroja acepto las prendas con la mano que le servía y tomo su varita, Zoe le había enseñado un encantamiento para ponerse la ropa sin dificultad alguna. Después de unos segundos en los que ya se encontraba lista, acomodó su cama y puso su peluche de león en el centro.

—Nunca me contaste quién te regalo ese peluche por navidad...—inquirió Hermione.

—¿Despertaste graciosa? Tu fuiste, Mione —gruño Rose.

—Vaya que despertaste de mal humor —dijo Hermione.

—Lo siento, no dormí casi nada,  y sabes que no me gustan las preguntas tontas en la mañana —dijo Rose voz adormecida.

—No fue una pregunta tonta —bramo Hermione cruzándose de brazos—. Yo no te regale eso, Blair, solo te di las ranas de chocolate.

Rose frunció el entrecejo . ¿Quien demonios le había enviado el peluche si no era Hermione? Y se arrepintió de haber tirado la fría notita con la que había venido, «Para Rose Hindley», si estuviera en sus manos podría reconocer la letra.

Bajaron a la sala común y segundos después bajo Ron, sin Harry.

—¿Y el miope? —cuestionó Rose.

ROSE Y LA CÁMARA SECRETA, Harry Potter [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora