Gran belleza, astuta y meticulosa. Muchos civiles describen así al "Ángel de la Infantería de Reconocimiento". Aunque, entre los soldados, es conocida por ser la hermana de la destacada soldado Petra Ral.
Levi Ackerman Fanfic.
Contiene lenguaje vul...
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Al llegar al otro lado de la muralla, observe como los reclutas se sonreían de oreja a oreja con un hermoso brillo impreso en sus ojos de una forma tan radiante ante el encuentro de sus compañeros que te hacía preguntarte si era posible que emanara ese grado de efusividad de una persona.
Se abrazaban con un júbilo extenuante unos a otros, algunos al borde de las lágrimas y otros llorando sin pesar, decir que se veían felices era poco... No tenían miedo de externar su buena fortuna al regresar con vida de todo el terror anterior, de las emociones desgarradoras, de las pérdidas de nuestros compañeros y del vacío anónimo.
Era como sí la guerra nunca hubieran pasado. Porque ellos estaban intactos.
Sin duda, cualquiera querría un poco de la calidez que aquellos ingenuos soldados.
Para mi sorpresa dentro de los celosos, me vi a mí misma anhelando ser partícipe de semejante reencuentro, de abrazar y compartir con alguien todo lo que había experimentado mientras me decían lo mucho que me extrañaban al oído con una ternura envidiable, pero no había nadie. No observe a ninguno de mis compañeros de escuadrón y mi padre estaba perdido, se me hacía raro que no haya llegado a verme, después de todo vivíamos en Rosé.
Una parte de mí también esperaba ver a Izan pero no tendría sentido que estuviera aquí, lo más seguro es que estuviera calmando a los nobles de Sina.
Me sentía ajena aún pese a la ruidosa situación. Me quería ir, escapar de ahí pero no tenía a donde ir.
Y tampoco podía acercarme a los novatos pues apenas los conocía y sencillamente, no pertenecía a ellos.
Solté aire rendida ante la rara opresión que golpeaba mi pecho en un intento de espabilarme.
De la nada un ruido de cañón enmudeció al público ¿Que ameritaba tal estruendo? Dudo mucho que hayan dado inicio a la fumigación de bestias sin dar un discurso previo o antes de hacer un conteo de las muertes.
Active mi equipo hacia la muralla en un deseo de averiguar lo que sucedía.
Cuando llegue a la cima una nube de humo pintaba el cielo y el olor a pólvora perfumaba el aire. La artillería no sería lanzada sin alguna buena razón ¿Acaso ya habían logrado derribar la otra puerta aquellas bestias? No, imposible, no había nada que apuntará a dicha teoría ¿Se les habrá escapado aquella munición?
—Hola mi niña.
Me gire sobre mis talones poco a poco al hombre que me había susurrado a unos metros de mí.
—P-Pixis.
Sin pensarlo, mis piernas corrieron hacía él con un mohín de felicidad adornando mi cara. Salté encima de él cuando vi como extendía sus brazos para que pudiera rodear mi anatomía. Me permití llenarme de su cariño, era curioso como sus abrazos me alegraban de una forma muy familiar. Realmente, estar con él siempre me reconfortaba. Lo apretuje más contra mí provocándole una risita provocando que empezara a acariciarme la espalda. Siempre olía a alcohol dulce y a almizcle, pero me percaté que hoy lo acompañaba el ligero olor del hollín, por lo que poco a poco me separé de él, aunque con un gran pésame.