Coslip

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Cuando llegué, la recepcionista me explico que el caso de Riko era sumamente especial, ya que muy pocas personas "lograban" quedar en estado vegetal, haciéndola una anomalía

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Cuando llegué, la recepcionista me explico que el caso de Riko era sumamente especial, ya que muy pocas personas "lograban" quedar en estado vegetal, haciéndola una anomalía. Era tanta la importancia de estudiarla en un ambiente controlado sin factores estresantes, ni terceros que pudieran alterar su condición que se le asigno una chica habitación privada aun cuando no había mucho espacio. Todo con el fin de examinar sus reacciones ante ciertos medicamentos o cuidados, que hacer y que no, que partes de su cuerpo se verían afectadas y porque, solo para brindarle a los médicos una guía para posibles casos futuros.

La primera impresión que tuve del cuarto donde estaba internada fue "descuidado". El carcomido tabicón gris de la pared y el descarapelado techo lo hacían ver viejo, así como abandonado de no ser por el personal médico que lo habitaba. El frío y la humedad que se filtraba por la habitación me hacía titiritar inconscientemente en la incómoda silla de metal en la que reposaba a un lado de la cama de latón oxidada en la que dormía plácidamente Riko con nada más que una fina sábana. Suspiré. De puro milagro no había bichos o arañas.

- No puedo creer que una habitación de hospital así exista, no te ofendas, pero es bueno que no estes despierta como para verla.

Aunque sabía que no podía escucharme, la espera de mis próximas palabras me daba emoción y ansiedad. Nunca se puede dar una misma noticia dos veces. Algo cambia en ti al decirlo en voz alta. Al escucharla resonar en tus oídos. Te hace más consciente y te aterriza en la realidad, como si él expresarlo volviera verdad aquello que deseas ignorar. La primera vez es la importante porque es espontánea y original después, pierde su efecto, la segunda vez se vuelve insípida. Insulsa, prosaica. Sencillamente, ya sabes cómo decirlo y le quita ese factor que lo vuelve único al inicio.

La mañana que hablé con Pixis he de admitir que fui con una segunda intención entre manos ya que, sin que se diera cuenta, leí el expediente de mi compañera cuando él fue a pedir el documento que avalaba mi cambio a la Legión. Necesitaba saber su verdad, necesitaba saber si había algún riesgo en lo que quería hacer y para ello, no podía permitirme ignorar absolutamente nada de su persona.

- Lo siento Riko pero no encontré familia tuya cercana o lejana- Solté.

Pronunciarlo me hizo entender por qué nunca salía del cuartel cuando había días libres, por qué nadie fue a buscarla cuando Trost cayo ni después de eso. Porque no tenía padres ni hermanos.

Porque era huérfana.

El expediente no decía como o cuándo los perdió, pero sabía lo difícil que era para un niño crecer abandonado, sin nadie que lo añoré, sin casa, sin comida, sin familia, dormir en las calles, luchar por sobrevivir, sin tiempo a tener lastima de ti mismo, ser juzgado, golpeado y violentado, dormir para no sentir hambre, no tener abrazos o caricias, dormir entre ratas, preocupándote de cosas en las que ni siquiera pensarías hasta una edad adulta y todo porque estas solo. Desamparado. Sin nadie. Huérfano.

Bajo tu sombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora