Gladiolo

168 9 0
                                        

Me detuve a admirar desde la columna de una iglesia la hermosa destrucción que había a mi alrededor, era como si un verdugo hubiera decidido abrir la caja de pandora para desatar caos, desgracia, dolor, muerte y destrucción a su paso hasta regocij...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me detuve a admirar desde la columna de una iglesia la hermosa destrucción que había a mi alrededor, era como si un verdugo hubiera decidido abrir la caja de pandora para desatar caos, desgracia, dolor, muerte y destrucción a su paso hasta regocijarse en una humanidad exterminada, como si de alguna forma fuera lo suficientemente sádico y bestial como para encontrar un auge de excitación y regocijo en las calamidades ajenas sin una pizca de remordimiento, solo porque podía y estaba aburrido. Para al final intentar acercarse a un orgasmo de calamidades. 

Las piernas me pesaban y los brazos me quemaban, me encontraba sudorosa y agotada, sin duda todo el esfuerzo que no hice durante los dos años que estuve en la guarnición eran usados ahora.

Ya ni siquiera recordaba cuantas nucas había cortado, solo lo hacía, mi cuerpo ahora actuaba por puro reflejo pues gigante que veía gigante que eliminaba a como diera lugar, no tenía otra opción ya que había vidas que dependían de mí, no había tiempo ni de pensar, solo sabía que tenía que entregar mi corazón y alma por la humanidad aunque me fuera la vida en ello, aún si no hubiera personas que lloraran mi perdida o aún si no encontraran mi cuerpo después pues, al fin y al cabo, se supone que para eso uno se vuelve soldado ¿No? Para buscar el bien incondicionalmente aún si debes ignorar tus propios deseos. 

De la nada una inquietante pregunta me embriago: ¿Qué deseaba yo? Por más que lo analizara la respuesta llegaba a la misma conclusión: "No lo sé" ... y me daba miedo esa angustia que amenazaba con empezar a acosarme desde que mi vida cambio. 

Entre tanto tumulto ni siquiera me percate que me había separado de mi escuadrón. Estaba sola y debía de ser más cautelosa, actuar con cuidado, pues ya no había nadie que me cuidara las espaldas ni nadie que me auxiliara en caso de que sufriera alguna laceración, aunque ¿Alguna vez hubo alguien haciéndolo?, Como siempre estaba por mi cuenta, sobrevivir dependía de mí y de nadie más. 

¿Como fue que llegamos a esto? 

Los humanos se matan entre humanos y si no lo hacen siempre habrá algún factor externo a la espera de erradicarnos si le damos un pequeño empujón sin razón. Lo supe desde la primera vez que llegué a Trost... Después de todo la humanidad siempre será peculiar. 

Un grito de auténtica agonía me sacó de mi nebulosa mental alarmándome instantáneamente, pude detectar que aquel desgarrador alarido provenía del frente por lo que rápidamente activé mi equipo de maniobras hacía aquel lugar.

Mientras volaba visualice a un grupo de reclutas que estaban histéricos sobre una techumbre a tal grado de ignorar a un titan excéntrico que iba hacía ellos, al tener su boca abierta pude lanzar mi gancho hacia una pared creando un péndulo que me posiciono en su retaguardia para cortar su nuca con agilidad, matándolo al instante a la vez que aterrizaba e incorporaba enfrente de los cadetes. Siendo testigo de cómo algunos me miraban desde asombro, admiración y solo talvez con un poco de ilusión en sus, ahora, brillosos ojos.  

Bajo tu sombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora