Narciso Blanco

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La brisa gentil del aire la cala hasta su cama haciéndola inhalar, inconscientemente, el olor matinal que se infiltra desde el exterior, deleitándola con la sinfonía de los pájaros que poco a poco la hacen despertar de su ensoñación, aún es tempra...

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La brisa gentil del aire la cala hasta su cama haciéndola inhalar, inconscientemente, el olor matinal que se infiltra desde el exterior, deleitándola con la sinfonía de los pájaros que poco a poco la hacen despertar de su ensoñación, aún es temprano, pero la emoción que transpira es palpable, por lo que una vez levantada, arregla rápidamente su cama, toma su uniforme y utensilios de limpieza para darse una ducha rápida, pese haberla tomado el día anterior. Antes de salir, despierta a su hermana Petra que yace plenamente dormida para que ella también tenga tiempo de alistarse.

Cuando llega al comedor un soldado la recibe con un plato lleno de la misma comida recalentada de ayer. Le da las gracias y se dirige a una mesa solitaria hasta el fondo, ya que las demás están llenas y ninguna parece darle la bienvenida.

—Hoy se realizará una evaluación a ustedes los reclutas con el objetivo de integrarlos a su futuro escuadrón. Así que coman rápido, en 20 minutos esperen en la entrada del bosque. -Anuncia un joven alto, fornido, de pelo rubio con barba y un poco de bigote.

Tras el anuncio observó la emoción de los reclutas, alardeando de sus habilidades y puestos de egreso, pero mi interés se centra en la mesa donde el hombre rubio se sentó; deduciendo que es la mesa de los lideres, él habla con una joven rubia de pelo corto y con Erwin Smith, el líder que se presentó ayer. Moblit escucha embelesado a una chica con lentes, cabello castaño amarrado en una coleta que habla aun teniendo la boca llena de comida, da mucho asco, pero sorprendentemente su alegría es más que reconfortante, parece interesante; a simple vista parece más feliz que cualquiera.

El chico fornido le hace una seña a alguien que entra por la puerta principal por lo que dirijo mi vista hacia quien saluda.

Con asombro fui testigo del milagro más hermoso que la vida hubiera podido crear y en un pestañeo, la brisa dejo de ser tan fría, la comida tan insulsa y el sol pareció brillar aún más, como si este también se hubiera alegrado de verlo. Me petrifiqué sin aviso y perdí el aliento, incluso comencé a sentir un dolor dulzón en la zona baja del vientre. Ningún artista podría haber realizado alguna obra plástica tan lograda ni en pleno éxtasis de inspiración.

Sus rasgos parecían de ensueño, permíteme corregir: Son de ensueño.

Su cutis tan lizo y blanco como la porcelana, su nariz respingada y afilada fácilmente podría cortarme la gema del dedo de solo contornearla, el delicioso tono rosado era intrínseco de sus finos labios, el cabello azabache que lo enmarcaba no hacía más que resaltar debido al contraste abismal que tenía con su lechosa palidez; y sus ojos, esos hermosos ojos gris ceniza tenían algo indescifrable que no me permitían apartar la mirada de ellos ¿Como era eso posible? si quisieran, podrían atravesar mi alma y desenvolver mis más oscuros secretos, esos que todos tenemos escondidos e incluso cerrados bajo llave.

Pues él fácilmente podría verlos con su gélida expresión de seriedad divina.

Comencé a respirar erráticamente mientras una opresión se alojaba en mi pecho y mi mente quedaba en blanco para poder escanearlo mejor.

Bajo tu sombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora