II. La bienvenida

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Pasó una semana y ya estaba listo para irse, encontró un piso en el centro, no tenía ningún lujo, con suerte tenía agua pero algo era algo. Como no se había anotado a ninguna carrera se tomaría un año sabático donde se dedicaría a trabajar.

Luego de varias horas de viaje, por fin llegó a La Plata.
Caminó un poco por la ciudad para conocerla, sus amigos todavía no sabían que él había llegado, les iba a dar una sorpresa. Llegó a la residencia donde se alojaban, de antemano le habían dado la dirección por si algún día quería visitarlos, pero de igual forma se perdió antes de encontrarla.
Lamentablemente no lo dejaron entrar a la primera así que tuvo que llamarlos para que salieran a recibirlo.

Manuel pateaba una piedrita cuando cuatro personas aparecieron delante de él, todos saltaron a abrazarlo y a recibirlo.
Manuel sonrió y les devolvió el saludo, no podía creer que iba a ser tan bien recibido después de estar un año sin contacto.

Antes de seguir dejame presentarte a los integrantes del grupo.
Además de Mauricio, a quien ya conocieron en el capitulo anterior, se encontraba Catalina, aquella chica de rulos marrones. Después estaba Clara, alias la Peke - la mejor amiga de manu en el colegio o eso decia ella- cómo bien dice su apodo era algo baja para su edad y siempre discutía con Mauri. Por último estaba Valeria, es la mejor amiga de Catalina, tenía el pelo lacio y siempre habia querido estudiar en La Plata, quien sabe porqué.

- Hay que ir a tomar algooo - Ansío Cata.

- Estaria eh, podemos ir a un bar - la siguió Vale.

- Nasheeeeee, hoy cuando pase por grido había una señora que se le había roto la bolsa de compras, se ve que tenia un juego de PS, lo mire y no sabia de que era, parecía re god.

- Qué tenía que ver, Mauricio -Clara rodó los ojos, realmente no habia día en que no pelearán.

Manuel los miró fijamente sin saber qué más decir, observó la calle y se dio cuenta de lo que había hecho, todo era tan nuevo que le asustaba pero también lo animaba a explorar una parte de él que hasta ahora no había conocido. Solo sonrió.

Caminaron hasta la heladería, el plan del bar terminó por cancelarse cuando Clara dijo que no podia tomar nada. El lugar era bastante grande, con mesas exteriores e interiores. Manuel pidió un helado de frutos del bosque, Catalina uno de menta granizada, Mauricio un helado de frutilla, Clara uno de chocolate y Vale uno de limón. Cada helado representaba la personalidad de sus degustadores.

Se sentaron en una mesa del patio y hablaron de sus nuevas vidas.

- No puedo creer que de verdad estés acá - sonreía como una niña Catalina.

- Maaal, pensamos que te quedarías allá.

Mauricio trago una cucharada y dijo - re nashe, ahora podemos hacer un montón de cosas.

Manuel se río - Hablando de eso, necesito que me ayuden a desempacar y a acomodarme.

- Uhhhhh yo no se si puedo, esta semana estoy a full con mi nuevo trabajo y estudiando para los parciales - Definitivamente Vale queria librarse de aquel trabajo.

Cata en cambio tenia una vida algo ocupada asi que tuvo que disculparse.

- Uhh, que mal. Mauro, Clara? -Manu no sabia si realmente quería a Clara ahí, tenerlos juntos era como una bomba de tiempo.

- Eh eh, creo que yo puedo, pero hoy ya es medio tarde, quizás mañana, no se si te parece - Clara siguió comiendo su helado.

- Yo puedo, Jesús decía que hay que ayudar al prójimo, mi misión es ser un buen samaritano, nasheee.

Cuando tus ojos brillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora