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Para celebrar la llegada del verano, se volvió tradición hacer una fiesta en su honor

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Para celebrar la llegada del verano, se volvió tradición hacer una fiesta en su honor.

Esta misma fue una mezcla entre una feria donde cada raza vendía sus artesanías, y por la noche todos los puestos se levantaban para armas la pista de baile con una zona de sillas y mesas. Claramente todo acompañado con unas buenas bebidas y comida.

En unos inicios, la fiesta sólo era visitada por los Jinetes, pero años después los enanos empezaron a participar. Siendo actualmente una de las pocas fiestas celebradas por ambas razas.

....

Khalizy había tomado una jarra de cerveza que le había tendido Apolo, nieto del dueño de la cervecería que alimentaba la fiesta.

Ella le dio un leve trago, disfrutando del sabor en su lengua, un poco amargo debido a que había tomado unas copas de vino. De todos modos, dentro suyo ya estaba claro de que no seguiría tomando. Si iba a tomar prefería estar en su hogar así no terminaba tirada en el jardín trasero de nadie... otra vez.

Se había movido entre las mesas una vez que sus padres decidieron ir a tener una ronda de baile. Saludando a cada persona que se encontraba, ya sea conocidos o no.

Siguió así hasta que llegó a la mesa donde su abuelo estaba sentado con una jarra de cerveza en su mano y una pipa en la otra.

El hombre mayor la saludo con una sonrisa.— Te vez radiante, Colorada. Espero que no hayas tomado mucho.

Ella puso los ojos en blanco, por el apodo que de niña tanto odiaba, (ahora lo veía con cariño pues era el único apodo que usaba su abuelo); y por el hecho de insinuar de que estaba ebria.

— Estoy completamente bien, abuelo —. Habló sentándose a su lado cuando él hizo una ceña a la silla junto a él— Solo salí a caminar cuando mamá y papá salieron a la pista.

— Me di cuenta —. Karlen sonrió hacia una de las parejas que estaban en la pista, que claramente eran su hijo y nuera.

La joven sanadora miró a sus padres con una sonrisa. A pesar de los años, los dos seguían bailando con el mismo cariño que tenían cuando eran jóvenes.

Con una sonrisa tomó un sorbo de su cerveza.— Van a estar así varias horas.

Su abuelo asintió con una sonrisa.— Yo haría lo mismo si tu abuela siguiera aquí. Mi amada Amaena, bella como ninguna —. Se quedó en silencio mientras inhalaba de su pipa.

— Me los puedo imaginar. Papá siempre dice que aprendió a bailar por tratar de imitarlos.

Karlen asintió, soltando una carcajada.— Pero no lo hizo muy bien, tu madre le terminó de enseñar. Sino estaría sentado junto a nosotros... y hablando de eso, no tienes ningún muchacho o muchacha con la que bailar.

Ella negó levemente.— No, aparte no soy fanática del baile.

El hombre mayor negó con la cabeza, aunque su mente parecía estar en otro lado.— Eso es porque no encontraste a ninguna pareja apta —luego sus ojos marrones brillaron de manera pícara.— ¿Tu flor favorita eran los lirios no?

Mi Pelirroja -Thorin Oakenshield -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora