Capitulo 04: Me follaron... literalmente

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Luego de una media hora en el tráfico y ver cómo avanzamos como tortugas, llegamos a una calle alejada de la ciudad, al terminar la calle una enorme reja de color blanca, detalles dorados y rodeada de árboles, césped perfectamente cortado y una larga entrada que bien podría ser una cuadra entera, cuando la reja se abrió mis ojos fueron bendecidos al ver una de las mansiones mas bellas y lujosas que había visto 

Sus paredes grises y techos altos, fachada robusta y ventanas sacadas de un castillo, son lo que la hacen resaltar, un diseño moderno, pero a la vez un aspecto antiguo, resaltando la época del renacimiento a mediados de siglo XIX, sin lugar a dudas es algo alucinante 

Al estar la camioneta frente a la entrada del lugar, una de los guardaespaldas me abre la puerta de la camioneta, el hombre me dice que le entregué al niño que duerme en mi regazo, sin embargo, me niego ya que no me gustaría despertarlo. Decidía a dejarlo dormir plácidamente, la acomodo sobre mi pecho dejando su cabeza apoyada entre mi hombro y clavícula sintiendo su respiración calmada 

—Lleven a la señorita MacCay hasta la habitación de Mikhail, luego de que lo deje en su cama traiganla conmigo para revisarla —ordenó el guapo godzilla mientras subía los escalones de la entrada, para que uno de los tipos le abriera la puerta—. Que no tarde —dijo para entrar a la residencia

— Permítame llevarla hasta la habitación del joven amo —ofreció cortes uno de los hombre que venía con nosotros en el vehículo—, por aquí... 

Una vez entramos al lugar, me di cuenta de que al tal señor Kuznetsov le encantaba las cosas llamativas, en todo el suelo una alfombra de color azul marino que combinaba a la perfección con las paredes blancas y pilares de una tono gris y detalles dorados. Mientras más recorría, me encontraba con estatuas y algunas—por no decir montones—, pinturas a lo largo de los pasillos que caminamos, luego de subir unas escaleras, el hombre me indicó cuál era la habitación de Mikhail, al entrar a la habitación del pequeño, entendí que más que la habitación de un niño, parecía la de un adulto que trabaja a diario, paredes grises, muebles blancos, marrones claro y una alfombra de color caqui, un espejo de cuerpo completo y un enorme closet en dónde bien cabían unas diez personas 

—¿Por qué parece el cuarto de un treintón? —le pregunté al tipo—. Es una niño, ¿Acaso no usan colores? 

— El señor Kuznetsov, es muy estricto con respecto a los gustos del joven amo, solo se le permite unas blanco, negro y en algunas ocasiones azul oscuro... —explicó el hombre mientras yo recostada a Mikhail en la cama

Al dejarlo en la cama, le quite los zapatos, el saco y corbata que tenía para su comodidad, desabroché los botones de arriba de su camisa y lo cubrí con el cobertor, ya que hasta para mí el frío era mucho 

—¿Por qué no dejaría que un niño use colores? —cuestione—, es importante que el niño pueda reconocer los colores, ¿Acaso es daltónico y por eso no usa más colores? 

—Nunca hemos cuestionado las decisiones que toma el Señor Kuznetsov, cuando del joven amo se trata —respondió bajando la cabeza—. Ahora debería llevarla con él, por favor, sígame señorita MacCay —pidió amable, él abrió la puerta de la habitación dejándome salir primero

— Disculpe, podría decirme su nombre —pregunte curiosa, ya que no sabía cómo referirme a él

— Vahlak Sergev, a sus órdenes —respondí mientras caminábamos por los pasillos—. A la derecha, la última puerta del corredor

Caminamos hasta donde me indicó, estando frente a la puerta, él tocó y unos segundos después se escuchó al simio con voz de macho, permitiendo el paso. 

La Traición Se Viste De MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora