Capítulo 17: Lo prometo

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Sus brazos permanecen sobre mi cuerpo, protegiéndome de lo que sea que haya por aquí mientras me carga camino a una camioneta. No dije nada sobre quien me había traído a este lugar, ya que es algo de lo que ya misma debo encargarme, eso tomando en cuenta que si llegara a decirle a Arsenio, quien es el responsable, él terminaría por matar a un jefe de la mafia italiana y no estoy dispuesta a volver este problema más grande de lo que ya es

Por mi cabeza pasan mil y un maneras de deshacerme  de ese italiano de mierda, hasta que la voz de mi hombre me trae de vuelta a la realidad

— Preciosa, necesitas soltarte un momento para que puedas entrar al auto —informa, dejándome en el suelo luego de que asintiera—. ¿Quieres que me quede contigo? — pregunta mientras su palma recorre mi rostro—, ¿o prefieres estar sola? —pienso unos segundos en lo que me pregunta y tomó una decisión rápida

— No. No quiero estar sola

— En ese caso, me quedaré aquí contigo

Sin pensarlo me lancé a sus brazos en cuanto entró al vehículo, estando los dos en la parte trasera con dos guardias acompañándonos, uno conducía el otro hacía de copiloto; pero el enseguida ordenó subir la ventanilla que nos separaba de los hombre de traje para darnos más privacidad. Al permanecer unos segundos en silencio, empecé a recordar lo que había pasado horas antes. Estaba en una puta fiesta de rusos millonarios siendo la esposa de uno de ellos, para luego ser secuestrada por un italiano maniático que se obsesionó conmigo por no ser quien él creía; ahora toda una operación de meses, posiblemente años está a punto de colapsar por mi culpa...

Mi cabeza empieza a doler por buscar soluciones a este problema que con cada segundo que pasa solo sigue creciendo y haciéndose más grande, cada posible solución conlleva a otros problemas a los que todavía no les encuentro razón alguna, si quiera alguna manera de lidiar con ellos

— Perdóname

Su voz retumba en mi cabeza y enseguida guió mi atención a él, quien permanece con la mirada fija al exterior del auto. Parece preocupado,  molesto o bien una mezcla de todos esos sentimientos que al final, nunca logró descifrar

— No tienes que pedirme perdón por nada. No fue tu culpa

— Eres mi esposa, debo cuidarte con mi vida de ser necesario —su mano algo fría recorre mi rostro—, odio verte de esta manera

— ¿De qué hablas? Yo estoy muy bien, solo fue un mal rato —le restó importancia, pero sin que pueda evitarlo mis ojos empiezan a picar—. Solo tengo algo de frío y... yo...

— Catherine, no tienes que pretender ser fría y calculadora conmigo... —sin poder evitarlo, terminó refugiándome en su pecho mientras sus enormes brazos me cubren—. Te juro que esto no volverá a suceder. El culpable te pedirá perdón de rodillas... lo juro

Su pecho sube y baja con calma, sin embargo, permanece rígido. Cada que respira siento la presión con que lo hace y la fuerza que impone en cada movimiento. Su respiración es pesada y ruda, pero aún así sigue siendo cálida la manera en que me cubre con su cuerpo, el alivio que siento al sentir el calor que me brinda estar tan cerca de él, la seguridad que toda mujer desea sentir al estar con esa persona que la hace ser vulnerable

La última vez que me mostré de esta manera ante alguien a quien amé, mi mundo se hizo trizas sin que pudiese darme cuenta. Juré nunca más ser alguien tan débil como para no poder retener mis sentimientos; ser alguien sin corazón para que nada ni nadie pudiera afectarme ni hacerme daño alguno, pero, por alguna extraña y molesta razón, con Arsenio no es así. En sus brazos dejo de pensar en todos los problemas y con evidencias de las atrocidades que he cometido en nombre de la "justicia" dejo de lado todas las calamidades que aún faltan por desatarse. Mi mente y alma están en paz cuando lo veo a los ojos y se que el solo mira los míos, el alivio que me recorre cuando me dice que me protegerá con su vida, cuando me repite que me ama y me sostiene la mano como si nunca fuera a soltarme. La mirada que siempre pone sobre mi, como si estuviera dispuesto a recibir una bala por mi

La Traición Se Viste De MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora